Edición Médica

Felipe Moreno-Piedrahita Hernández, Máster en Salud Digital, Coordinador de la Carrera de Medicina de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
 
La Inteligencia Artificial (IA) ha avanzado a un ritmo más acelerado de lo que la sociedad esperaba. Esto nos ha traído tanto oportunidades como desafíos significativos en su implementación y control. Su desarrollo vertiginoso puede resultar intimidante para algunos, lo que resalta la necesidad urgente de establecer normativas que regulen tanto la IA de uso general como la aplicada en salud.
 
Probablemente la normativa pionera a nivel mundial es la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea, a pesar de que existen otras normativas como las de China. Es importante señalar que los enfoques tradicionales son reglamentos restrictivos, como seguridad del Estado y la protección de datos en el país asiático.
 
Resulta interesante saber que la Ley Europea fue propuesta por primera vez en 2021 y aprobada en 2024, aunque su implementación completa se espera para 2026. Aún persisten conceptos ambiguos y detalles generales que especificar, lo que subraya la necesidad de contar con una normativa específica para la IA en el ámbito de la salud.
 
Un ejemplo de este reto es la clasificación de los sistemas de IA en función de los riesgos establecidos en la Ley: mínimo, limitado, alto e inaceptable. Esto abre un campo de desafíos importantes para la Evaluación de Tecnologías Sanitarias.
 
Esta ley obliga a los sistemas de IA a garantizar que son seguros, transparentes y éticos. En este sentido, surge este mismo año otro documento crucial: "Ethics and Governance of Artificial Intelligence for Health, Guidance on Large Multi-Modal Models", emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este documento establece principios éticos para la IA en salud, como el respeto, la protección y promoción de la autonomía, el bienestar, la transparencia, la rendición de cuentas, la equidad, la inclusión y la sostenibilidad.
 
Aunque no se ha definido un modelo de gobernanza específico, sí se ha enfatizado la importancia de la colaboración, la aplicación de estándares mínimos y el apoyo entre múltiples actores, incluso a nivel multinacional. Esto es similar a la propuesta de la Ley Europea, que incluye un comité central de representantes, un foro consultivo, un grupo de expertos científicos y una oficina de control.
 
En Ecuador, seguimos acumulando normativas pendientes y lineamientos en temas de salud digital, telemedicina y ahora inteligencia artificial. Es fundamental que abordemos estas cuestiones con urgencia y precisión para no quedar rezagados en el ámbito de la salud digital.
 
Contar con lineamientos específicos y sólidos garantizará un uso responsable de la tecnología, asegurando que sea segura, eficaz y equitativa. Además, promoverá la innovación ética y de manera colaborativa, asegurando la calidad de los servicios y la seguridad de las personas, al tiempo que se respeten sus derechos. Todo esto se traducirá en un beneficio indiscutible para la Salud Pública ecuatoriana.