Edición Médica

Tatiana Escobar Haro. Docente PUCE / UDLA

Estrasburgo se le conoce a la sede del Consejo de Europa y es un referente para el sistema interamericano de derechos humanos en su rol de control de convencionalidad para la Constitución; es decir que está bien cerca y emitiendo una luz bastante clara.
 
El 1 de mayo de 1992 entró en vigencia el Convenio europeo para la protección de los animales de compañía (STE n. 125) ha sido ratificado por 24 estados ya que la adhesión es abierta y no se limita a aquellos que forman parte del Consejo de Europa. (https://rm.coe.int/168007a684).
 
Cabe detenerse en los siguientes considerandos del Preámbulo: “el hombre tiene la obligación moral de respetar a todas las criaturas vivas” y “los riesgos que la superpoblación de animales representan para la higiene, la salud y la seguridad del hombre y de los demás animales”. De allí se desprenden algunas ideas importantes: la primera el valor de respeto a todas las criaturas vivas y la segunda el principio de: “Una sola salud”.
 
El valor de “respeto a todas las criaturas vivas” abre la existencia a un plano de igualdad de manera ecobiocéntrica donde todas las expresiones de la vida son importantes sin negar que la relación de poder ha sido ejercida en asimetría por la humanidad, esto se correspondería con el principio de “no maleficencia”.
El respeto evidencia el conflicto con la idea de “dominio” que se halla en el informe para primer debate del Proyecto de Ley Orgánica para la Protección y Defensa de los Derechos de los Animales, unificado y elaborado por la Comisión Especializada Permanente de Biodiversidad y Recursos Naturales y que choca estrepitosamente con el concepto de “armonía con la naturaleza” que orienta a la Constitución del Ecuador como parte de los derechos de libertad (Artículo 66, num. 27).
 
“Los riesgos por la superpoblación de animales” se oponen al principio de “Una sola salud” esto revela la preocupación por la relación extractivista que se configura como un boomerang contra la humanidad. Lo que ya no es una especulación luego de la aparición y mutación de la COVID-19 y propagación de la viruela del mono y la falta de actualización de las empresas.
 
La situación en Ecuador, de su parte, es orientadora para el sistema interamericano porque nuestro país cuenta con un planteamiento constitucional y jurisprudencial superior en su conciencia de la relación de armonía y de reconocimiento del sujeto de derechos del animal no humano gracias a la Sentencia del caso de la Mona Estrellita en Corte Constitucional.  (Sentencia No. 253-20-JH/22).
 
La Asamblea Nacional tiene una oportunidad muy importante de marcar un camino en analogía al Consejo de Europa tomando estos hitos constitucionales y jurisprudenciales propios y traduciéndolos en la “Ley de protección, promoción y defensa de los animales” que se halla para segundo debate. Esto contribuirá a la concreción de una bioética ampliada para la convivencia en el planeta.