Mi opinión
Cuadro Básico de Medicamentos
Miércoles, 10 de julio de 2019, a las 17:51
Juan J. Suárez M. Medicina Interna-Hepatología. Profesor principal de Medicina-USFQ
¿Cuánto retraso y cuánta polémica sobre el mismo? Tenemos cambio de ministra de Salud y ha quedado pendiente.
¿No debería ser revisado y actualizado en forma más constante y periódica a la vista de los rápidos adelantos en el conocimiento y los cambios y progresos en los tratamientos de las enfermedades?
Bajo el interés directo del MSP y la delegación e intervención del Conasa, ¿quiénes son los expertos o delegados que revisan, discriminan y actualizan el Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos?
¿Se consulta a la Academia, a las Sociedades Científicas de cada especialidad? A más de salubristas y farmacólogos y supongo que profesores de Farmacología de algunas Universidades, ¿participan médicos con experiencia en la práctica médica? ¿Los nuevos medicamentos, a pesar de su alto costo, en ausencia de copias o genéricos deberían ser incorporados al listado, así sea con un estatus especial de consideración y adquisición eficiente?
Estas y otras preguntas son las que nos surgen a los profesionales médicos que ejercemos la Medicina.
Nadie discute que el estado privilegie en este listado los medicamentos dirigidos a curar o paliar las enfermedades más comunes en base a la evidencia epidemiológica conocida y actual. Tampoco, que a la hora de adquirirlos pretenda optimizar recursos con licitaciones transparentes y privilegiando los genéricos por su menor coste. Eso si, garantizando su calidad con la exigencia de estudios confiables de bio-equivalencia y bio-disponibilidad, realizados no solo para su aprobación sino en forma aleatoria en su comercialización y uso de los mismos. Estos estudios deberían y podrían ser cubiertos por los proveedores de los mismos, en Institutos nacionales o extranjeros independientes, con severas sanciones en caso de detectarse irregularidades.
Como médico, miembro de la Sociedad Ecuatoriana de Gastroenterología capítulo Pichincha, puede asegurarles, que jamás se envío, como consulta previa, el listado básico de medicamentos actualizado, ni se pidió su opinión. ¿Por qué?
Es muy probable que en el listado sigan existiendo medicamentos baratos de dudoso uso efectivo o comprobado, duplicidades u otros ya en desuso o superados por otros productos más aconsejados en las Guías de Práctica Clínica.
Tampoco se han incorporado medicamentos, que aunque sean de uso casual, son necesarios e importantes para el tratamiento sintomático o definitivo, incluso curativo, de síndromes y enfermedades, algunas prevalentes y otras no (por ejemplo entre muchos, los antivirales orales para el tratamiento curativo de la hepatitis C, con éxito cercano al 100 por ciento, para los escasos pacientes que la padecen).
Existen fármacos que pertenecen al grupo caracterizado por su 'estrecho margen terapéutico', que exigen su control de calidad estricto o que imponen la compra de originales para garantizar su eficacia y efectividad (por ejemplo: anticoagulantes, antiepilépticos, biológicos o bioequivalentes, inmunosupresores, quimioterápicos y hasta algunos antibióticos, entre otros). No parece racional que se empeñen, con estos productos delicados, en base a procesos de “subasta inversa”, en comprar medicamentos que no cuentan con estudios suficientes para demostrar su similitud y seguridad, solo privilegiando el coste y gasto y no la seguridad de los enfermos.
Por qué las autoridades de salud han despreciado además su poder directo o compartido de persuasión y negociación para la consecución de compras a menores precios, como se realizan en otros países, incluso con el apoyo de organismos tan serios y prestigiosos como la OPS y OMS.
En definitiva, como conclusión, falta capacidad, sentido común, gestión y transparencia en este tema de importancia para la salud pública.
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