Genética y Ciencia
Miércoles, 10 de noviembre de 2021, a las 12:16
César Paz-y-Miño, Academia Ecuatoriana de Medicina
El 13 de noviembre se conmemora el día de una rara enfermedad degenerativa del sistema nervioso, que por sus características clínicas, es decir, movimientos involuntarios del cuerpo y temblores a manera de un baile descoordinado, se le calificó como el “baile de San Vito”. En realidad el nombre científico es Corea de Huntington y es una enfermedad genética grave, degenerativa, hereditaria y que se transmite de padres a hijos.
La historia de esta enfermedad es muy curiosa y los descubrimientos que se hicieron del origen del gen que la produce es realmente interesante. El calificativo de baile de San Vito viene del siglo 15, y se asociaba a una enfermedad de origen psíquico colectivo, en que las personas bailaban de manera maníaca, y que siglos después se descubrió que se originaba en la intoxicación por cornezuelo de centeno, un hongo de los cereales que produce un alcaloide llamado ergotamina y provoca constricciones de los vasos sanguíneos y movimientos desbocados.
La Corea de Huntington produce movimientos descontrolados involuntarios progresivamente agresivos y deterioro de las funciones nerviosas. Movimientos descritos similares a la leyenda de San Vito, quien luego de diagnosticar y curar de epilepsia al hijo del emperador Diocleciano, fue obligado a cargar un recipiente con aceite hirviente para morir bañado y quemado en el, ya que no se retractó de sus creencias cristianas. Vito, sorpresivamente en vez de morir quemado por el aceite empezó a bailar intensamente algo similar al rock and roll actual, pero alocado, contagiando del baile a todas las personas que miraban. Los movimientos se relacionaron al “Chorea sancti viti” (del latín Baile del San Vito) y trasladado a la enfermedad Corea de Huntington.
El calificativo de Baile del San Vito se debe también a una epidemia de baile descontrolado hasta la muerte, que fue descrito y documentado por Paracelso (uno de los padres de la Medicina) en 1518 en Estrasburgo. Epidemia que afectó al menos a 400 personas, y se cree fue provocada igualmente por la ergotamina del cornezuelo de centeno.
Como enfermedad la Corea de Huntington se la conoce gracias a quien la describió en 1872, un médico estadounidense George Huntington. Aunque en 1933 se descubrió que el causante de la CH es una mutación genética, esta mutación del gen ubicado en el cromosomas 4 se la describe años después, en 1982.
La población más grande afectada por esta enfermedad está en el lago de Maracaibo, y fue estudiada por médicos venezolanos, hasta el descubrimiento del gen gracias a muestras de ADN de la población de Venezuela. Lo curioso es que en la publicación original y famosa del descubrimiento del gen, no se menciona a ningún científico venezolano.
La enfermedad se produce por un daño del gen HTT, que codifica una proteína llamada huntingtina. Para el correcto funcionamiento motor y cerebral, todos tenemos huntingtina, y esta tiene un tamaño específico y normal. Pero en las personas que tiene la mutación del gen HTT, el tamaño de la proteína es anormalmente grande, fruto de un gen también grande y alterado en el que se repite secuencialmente uno de los codones del gen: el CAG (Citocina-Adenina-Guanina), que codifica para el aminoácido Glutamina. Una persona normal tiene hasta 27 veces repetido el codón CAG. Personas con repeticiones entre 27 a 35 no tiene síntomas de la enfermedad, pero tiene mayor riesgo de que afecte a su descendencia, y mayormente a hijos varones. Se ha observado pacientes en los cuales la enfermedad se instaura en edades tempranas, en los cuales existen entre 36 a 39 veces repetido el codón de la glutamina. Pasadas las 40 repeticiones CAG, el gen es anormal y los pacientes presentan todos los síntomas.
El daño del gen determina un desgaste y destrucción de algunas neuronas motoras de la región del ganglio caudado en el cerebro, el estriado. Los síntomas pueden aparecer en cualquier momento de la vida, pero normalmente se inician entre los 40 a 50 años, siendo los más frecuentes: movimientos espasmódicos tipo contorsiones involuntarios, rigidez muscular o contracturas, movimientos oculares anormales, alteración de la marcha y el equilibrio, dificultad para hablar y deglutir, declinación de la actividad mental y trastornos psiquiátricos.
El gen alterado necesita solo la presencia de una de las copias que tiene una persona, para manifestar todos los síntomas. La acción de este gen es dominante y la probabilidad de que una persona afecta transmita a la descendencia es de 50 por ciento para cada nuevo embarazo. Aunque existen casos de origen esporádico, son muy raros y se producen por una mutación nueva del gen en las células gonadales, que al fecundar producen una persona con la enfermedad. Se puede realizar diagnóstico prenatal y anticipatorio a la enfermedad, lo que trae problemas éticos sobre la comunicación de los resultados. Ya que encontrar el gen alterado implica el desarrollo de la enfermedad. La sobrevida con esta patología compleja para tratarla está entre 15 a 20 años.
Esta rara enfermedad afecta a 2,1 por 100 mil personas, aunque hay zonas en el mundo que pueden llegar hasta 10 por cada 100 mil, por ejemplo en el lago de Maracaibo. En Ecuador, los primeros estudios epidemiológicos de esta patología, no arrojaron datos confiables. Posteriormente realizamos estudios poblacionales del gen HTT en 412 personas sanas y evaluamos las repeticiones CAG en 31 enfermos ecuatorianos (con más de 39 repeticiones CAG) y encontramos que el número de repeticiones es similar a lo informado en la literatura científica mundial. Lo curioso fue indagar etnias específicas del Ecuador y encontramos que la población sana indígena y afrodescendiente tienen 24 repeticiones CAG, mientras que la mestiza 28, lo que significar que hay más riesgo de enfermedad en ésta etnia. Las repeticiones patológicas superan, como ya se mencionó, las 39 repeticiones.
El diagnóstico se lo hace por pruebas genéticas directas del ADN, se mide el número de repeticiones CAG. Se puede hacer diagnóstico prenatal e incluso pre implantación de embriones. El resultado para los individuos portadores de la mutación y que aún no presentan síntomas, suele producir dilemas que involucran posiciones bioéticas importantes. Suele ocurrir que personas que se realizan los exámenes porque tienen familiares afectos, no desean que se les entregue resultados por temor al diagnóstico. Esto debe manejarse con profesionalismo.
No se conoce un tratamiento efectivo y definitivo de la CH. Se utilizan benzodiacepinas, neurolépticos, ansiolíticos, antidepresivos, depletores de catecolaminas, no existe cura. Se ha tratado de aplicar ingeniería genética (CRISPR o edición genética) para corregir el gen dañado, pero no se ha tenido el resultado esperado. Aún hay un camino largo por recorrer en la Corea de Huntington, una enfermedad que produce dolor y desesperanza a los afectados y a sus familias.
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