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Genética y Ciencia
El nacimiento de Charles Darwin y su aporte histórico en la evolución: un enfoque moderno desde la genética


Jueves, 13 de febrero de 2025, a las 09:38
César Paz-y-Miño. Investigador en Genética Médica.  Universidad UTE.
 
Charles Robert Darwin, nacido el 12 de febrero de 1809 en Shrewsbury, Inglaterra, es una figura central en la historia de la ciencia. Su teoría de la evolución por selección natural, presentada en El origen de las especies (1859), revolucionó nuestra comprensión de la vida en la Tierra. Sin embargo, el trabajo de Darwin fue solo el comienzo. En las décadas posteriores, los avances en genética han enriquecido y expandido su teoría, proporcionando un marco más completo para entender los mecanismos de la evolución. Este ensayo explora cómo los datos genéticos han complementado y fortalecido las ideas de Darwin, llevando la teoría evolutiva a nuevos horizontes.
 
Los Cimientos de Darwin
 
Darwin propuso que todas las especies descienden de un ancestro común y que la diversidad biológica es el resultado de la selección natural, un proceso en el que los organismos mejor adaptados a su entorno tienen más probabilidades de sobrevivir y reproducirse. Sus observaciones durante el viaje del HMS Beagle, especialmente en las islas Galápagos, lo llevaron a concluir que las variaciones entre individuos de una misma especie podían dar lugar, con el tiempo, a nuevas especies.
 
Sin embargo, en el siglo XIX, Darwin desconocía los mecanismos subyacentes que explicaban cómo se heredaban estas variaciones. Aunque propuso la idea de la "pangénesis" para explicar la herencia, esta teoría resultó ser incorrecta. Fue el trabajo de Gregor Mendel, contemporáneo de Darwin, pero poco conocido en su época, el que sentó las bases para entender la herencia genética. Mendel descubrió que los rasgos se transmiten de generación en generación a través de unidades discretas, que hoy conocemos como genes.
 
La Síntesis Moderna: Uniendo Darwin y Mendel
 
A principios del siglo XX, los descubrimientos en genética comenzaron a integrarse con la teoría de Darwin, dando lugar a lo que se conoce como la "síntesis moderna" de la evolución. Esta síntesis, desarrollada por científicos como Ronald Fisher, J.B.S. Haldane y Sewall Wright, combinó la selección natural con la genética mendeliana, proporcionando un marco teórico sólido para entender cómo las variaciones genéticas se transmiten y cómo influyen en la evolución.
 
La síntesis moderna estableció que las mutaciones genéticas son la fuente primaria de variación en las poblaciones. Estas mutaciones, que pueden ser causadas por errores en la replicación del ADN o por factores ambientales, introducen nuevos alelos en una población. La selección natural actúa sobre estas variaciones, favoreciendo aquellas que confieren una ventaja adaptativa. Además, otros mecanismos, como la deriva genética y el flujo génico, también juegan un papel importante en la evolución de las especies.
 
La Revolución Genómica
 
En las últimas décadas, los avances en la tecnología genómica han llevado la teoría evolutiva a un nivel sin precedentes. La secuenciación del ADN ha permitido a los científicos comparar los genomas de diferentes especies, rastrear linajes evolutivos y entender cómo los cambios genéticos específicos han dado lugar a adaptaciones clave.
 
Por ejemplo, los estudios genómicos han revelado que los humanos compartimos aproximadamente el 98 por ciento de nuestro ADN con los chimpancés, lo que confirma nuestra estrecha relación evolutiva. Además, se han identificado genes específicos asociados con adaptaciones notables, como la tolerancia a la lactosa en poblaciones humanas que históricamente dependieron de la ganadería lechera, o la resistencia a enfermedades como la malaria en regiones donde esta enfermedad es endémica.
 
Otro hallazgo importante es el papel de los elementos regulatorios en el genoma. No solo los cambios en los genes mismos, sino también en las regiones que controlan su expresión, pueden tener un impacto profundo en la evolución. Por ejemplo, pequeñas modificaciones en los genes Hox, que regulan el desarrollo corporal, han permitido la diversificación de las formas animales a lo largo de la historia evolutiva.
 
Epigenética y Evolución
 
Además de la genética clásica, la epigenética ha emergido como un campo crucial para entender la evolución. La epigenética estudia cambios heredables en la expresión génica que no alteran la secuencia de ADN subyacente. Estos cambios, como la metilación del ADN o la modificación de histonas, pueden ser influenciados por factores ambientales y transmitirse a las generaciones siguientes.
 
Este descubrimiento ha ampliado nuestra comprensión de cómo los organismos pueden adaptarse rápidamente a cambios ambientales sin necesidad de mutaciones genéticas. Por ejemplo, en plantas, se ha observado que ciertas respuestas al estrés ambiental pueden ser transmitidas epigenéticamente, lo que sugiere que la evolución no solo depende de cambios en el ADN, sino también de mecanismos más dinámicos y flexibles.
 
Finalmente, la teoría evolutiva es un campo dinámico y multidisciplinario que integra datos genéticos, ecológicos y ambientales. Darwin nos enseñó que la vida es un proceso en constante cambio, y la genética moderna ha confirmado y ampliado esta visión, mostrando que la evolución es un fenómeno complejo y fascinante que continúa moldeando el mundo que nos rodea. Su legado perdura no solo en la ciencia, sino en nuestra capacidad para entender y apreciar la increíble diversidad de la vida en la Tierra.
 
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