Genética y Ciencia
Frustraciones Sistémicas en la Medicina y Consecuencias trágicas en la Historia
Viernes, 20 de diciembre de 2024, a las 14:53
César Paz-y-Miño, investigador en Genética. Facultad de Ciencias de la Salud “Eugenio Espejo” de la Universidad UTE.
El reciente asesinato de Brian Thompson (pasado 4 de diciembre) en Nueva York, director ejecutivo de United Healthcare, la empresa de seguros médicos más grande de Estados Unidos, ha expuesto la profunda frustración que sienten médicos y pacientes hacia los sistemas de salud privados. Este trágico evento no es un fenómeno aislado; a lo largo de la historia, la insatisfacción con sistemas de salud, políticos o económicos ha llevado a actos de violencia y a cambios significativos en la sociedad.
La pandemia de gripe de 1918, que infectó a un tercio de la población mundial y causó entre 50 y 100 millones de muertes, ilustra cómo la frustración social puede manifestarse en acciones colectivas. La falta de atención adecuada y el desdén de las autoridades hacia la salud pública llevaron a un descontento generalizado. Las ciudades comenzaron a organizarse para exigir medidas más efectivas, como el uso de máscarillas y el cierre de espacios públicos. La experiencia de la pandemia llevó a reformas en la salud pública que sentaron las bases para la creación de instituciones como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en 1946, que han sido cruciales para la respuesta a crisis sanitarias posteriores. Aunque disímil, pero de alguna manera, la pandemia del Covid-19 del 2021 nos enfrentó a diferencias abismales en ganancias y muertes. Una sola empresa ganó por las vacunas 90 mil millones de dólares, casi el PIB ecuatoriano (100MM). El covid ha producido 7.6 millones de fallecimientos en el mundo.
El caso del asesinato de Thompson resalta en estos momentos de psicosis mundial, evidenciando la frustración acumulada y la percepción de que el sistema actual no está sirviendo a los ciudadanos. En Estados Unidos el sistema de salud privado ha sido objeto de críticas por su enfoque en las ganancias en lugar del bienestar de los pacientes. En 2023 UnitedHealthcare reportó ingresos de más de 280.000 millones de dólares, mientras que millones de estadounidenses enfrentan la negación de tratamientos necesarios. Según un estudio de la Kaiser Family Foundation, más del 41 por ciento de los estadounidenses han evitado recibir atención médica debido a los altos costos. Esta situación ha creado un caldo de cultivo para el descontento general, expandiéndose hasta otras latitudes.
La crítica al sistema de salud también se ve reflejada en la dificultad de los médicos para brindar atención adecuada a sus pacientes. Muchos profesionales de la salud se sienten atrapados entre las exigencias de las aseguradoras y la necesidad de cuidar a sus pacientes. Los testimonios de médicos en redes sociales que expresan una falta de empatía hacia Thompson, destacan que su empresa ha negado tratamientos vitales a pacientes. De acuerdo con un informe de la American Medical Association, el 60 por ciento de los médicos han informado que las aseguradoras han rechazado tratamientos necesarios en el último año, lo que ha llevado a consecuencias fatales en algunos casos.
El sistema de salud en Estados Unidos se caracteriza por su complejidad y fragmentación. En 2022, los costos de atención médica alcanzaron un total de 4.3 billones de dólares, lo que representa el 18 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. A pesar de estos gastos exorbitantes, el sistema de salud estadounidense presenta resultados de salud que no se comparan favorablemente con los de otros países de economías fuertes. Por ejemplo, la esperanza de vida en EE. UU. es de aproximadamente 78 años, inferior a la de muchos países europeos que cuentan con sistemas de salud universales.
Ecuador enfrenta desafíos significativos en su sistema de salud, que también refleja frustraciones similares a las observadas en Estados Unidos. A pesar de contar con un sistema de salud pública, las condiciones de atención han sido objeto de críticas debido a la falta de recursos, disminución del presupuesto de la salud, infraestructura deficiente, problemas con las especialidades médicas y con los especialistas, y acceso limitado a tratamientos especializados modernos, desabastecimiento de medicinas, ausencia de fármacos específicos y nuevos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gasto en salud en Ecuador es de aproximadamente 8.5 por ciento del PIB, lo que es inferior al promedio de países de la región. Pero las cifras oficiales muestran tan solo el 6.5 por ciento para el 2023. En realidad, para salud se dispone para el 2024 de 608,55 millones de dólares, con recortes de hasta 1.000 millones este mismo año. El gasto per capita en salud alcanza los 276 dólares por año.
La crisis de salud en Ecuador se vio exacerbada por la pandemia de COVID-19 que expuso las debilidades del sistema sanitario. Muchos hospitales se vieron desbordados y la falta de suministros médicos y personal capacitado llevó a un aumento en la mortalidad. Según datos del Ministerio de Salud Pública, en el momento más álgido de la pandemia la tasa de mortalidad en algunas provincias alcanzó niveles alarmantes, lo que forjó un descontento generalizado entre la población. Se tiene registrado 36.000 fallecimientos por Covid en el Ecuador.
La insatisfacción con el sistema de salud ha llevado a protestas sociales en Ecuador. En 2022 miles de ciudadanos salieron a las calles para exigir mejoras en la atención médica y el acceso a medicamentos. Las organizaciones de salud han denunciado la falta de inversión en infraestructura y el aumento de la carga de trabajo para los profesionales médicos, lo que ha llevado a un éxodo de trabajadores de la salud hacia otros países en busca de mejores condiciones laborales. La Seguridad Social está en crisis, desde mi perspectiva, por intereses privatizadores.
Además, la falta de cobertura para tratamientos esenciales ha sido un punto crítico. Muchos pacientes enfrentan la negativa de las aseguradoras a cubrir medicamentos costosos o tratamientos especializados, lo que ha llevado a un aumento en las enfermedades no tratadas y la insatisfacción generalizada. Se ponen trabas extremas a todo lo que “califica como prexistencias”, no se contemplan en las atenciones problemas genéticos, se condicionan los medicamentos a los menos costosos, etc. De acuerdo con un informe de la OMS, más del 30 por ciento de los ecuatorianos han reportado dificultades para acceder a los medicamentos que necesitan, lo que resalta la urgente necesidad de reformas en el sistema de salud, así como ampliación y modernización del cuadro de medicamentos.
El asesinato de Thompson y la crisis de salud en Ecuador deben ser vistos como llamados a repensar los modelos de atención médica en ambos contextos. La implementación de un sistema de atención médica más equitativos, distributivo y accesible podría aliviar el descontento social y reducir la percepción de deshumanización, o en el peor de los casos, llevar a las frustraciones sistemáticas en salud y las tragedias médicas.
Para Ecuador esto implica no solo aumentar la inversión en el sistema de salud, sino también promover políticas que garanticen la cobertura universal y la regulación de precios de medicamentos. La creación de un sistema que priorice la atención de calidad para todos, podría disminuir la sensación de exclusión y desatención y de irrespeto a la vida humana que sienten muchos ciudadanos.
La Revolución Francesa (1789-1799) es un ejemplo de cómo la frustración acumulada puede conducir a la violencia. La Insurrección de Haymarket en 1886 en Chicago es otro ejemplo significativo. Los derrocamientos consecutivos de presidentes en Ecuador son resulado de frustraciones sociales. Las restricciones a una vida digna y a la salud generan violencia.
La situación de salud refleja desafíos que requieren atención inmediata. A medida que las sociedades lidian con las consecuencias de eventos frustrantes y violentos, es crucial abrir un diálogo sobre la humanización de la atención médica y la importancia de un sistema que priorice la salud y el bienestar de todos sus ciudadanos de manera equitativa. La historia nos enseña que la frustración puede ser un motor para el cambio; sin embargo, es fundamental que este cambio se logre de manera pacífica y constructiva, evitando que más vidas se vean comprometidas por la falta de atención a las necesidades humanas fundamentales.
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