Medicina 3.0
La inflación médica y costos en salud para 2020
Martes, 29 de octubre de 2019, a las 11:27
* Dr. David Cabrera Vásconez, especialista en Administración de Salud
De forma simple y conceptual, la inflación es un proceso económico que se produce por el desequilibrio entre demanda y producción de un servicio, lo que obviamente causa una subida de precios, con una consecuente depreciación del dinero porque lo que antes alcanzaba para comprar un servicio o producto, con alta inflación, ya no alcanza para su adquisición.
Acorde al Medical TrendsAroundTheWorld 2019, la tendencia de inflación médica global en 2018 fue el doble de 9.7 por ciento y para 2020 se espera que sea incluso más alta.
Para el Ecuador, dados los acontecimientos sociales y económicos de octubre de 2019, se prevé que luego de una evaluación, finalmente se entregue un pliego de medidas que provoque una recesión, con lo cual existirá una desaceleración del mercado.
La inflación, acompañada de una disminución del consumo de prestaciones médicas ambulatorias y hospitalarias modificará el mercado de la salud privada durante al menos el primer semestre de 2020. Por un lado, los servicios médicos subirán de precio (por el aumento del coste de insumos, arriendos, sueldos, etc) y por otro lado, habrá una oferta limitada.
En 2020 y como respuesta a la disminución de las plazas laborales en el sector público se espera que aumenten las prestaciones médicas ambulatorias en todas las áreas médicas, pero al ser incipientes, su calidad inicialmente no será la preferida por el consumidor de prestaciones médicas lo que a la larga hará que el paciente retorne hacia hospitales, clínicas o médicos conocidos, lo que a mediano plazo generará también una contracción en el mercado.
Esto último se explica por la “elasticidad de la demanda”: la cantidad demandada de un bien está en función de su precio, por lo tanto a menor precio existe una mayor demanda.
En salud las prestaciones de salud básicas (enfermedades respiratorias altas, enfermedades digestivas, traumatológicas no quirúrgicas) tienen un componente elástico, es decir, luego de crisis o en ella, el paciente tiende a consumir menos y por tanto, esas prestaciones que no son vitales tienen un impacto directo respecto a la modificación de precios. Si las prestaciones suben (como está previsto), habrá una disminución del número de consultas, de exámenes de laboratorio, imagen, de medicamentos prescritos y de cirugías programadas.
En conclusión, el escenario esperado para 2020 en salud es una disminución de la cantidad de prestaciones (efecto de contracción económica, ajuste económico social, aumento de tasa de desempleo), aumento de costos médicos (tendencia regional) y disminución de consumo de prestaciones no vitales.
Con ello, las instituciones de salud, deberán tener cautela a la hora de invertir en nueva tecnología o equipamiento médico, así como en endeudamiento de capital laboral, pero deberán si o si, mejorar aspectos como el servicio al paciente, no hacer ajustes de precio tan altos y aumentar la fidelidad y calidad de la atención siendo más eficientes al momento de la generación de la prestación médica.
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