Mi opinión
Nueva normativa para la prescripción y despacho de antimicrobianos
Miércoles, 29 de enero de 2020, a las 10:43
* Juan J. Suárez M. Medicina Interna-Hepatología. Profesor principal de Medicina-USFQ
¿Qué les pasa a nuestras autoridades de Salud?
Todos entendimos cuando en su momento se emitió la normativa para el control en la prescripción de estupefacientes y psicotrópicos, con un trámite para disponer de un recetario numerado y con doble receta para facilitar el seguimiento y control.
Ahora, se le ha ocurrido a alguien en el MSP proponer una normativa parecida para el control en la prescripción y expendio de antibióticos. La preocupación por la creciente resistencia antibiótica, automedicación, el mal uso y abuso de los antibióticos es legítima. Había que buscar la forma de hacerlo.
En cualquier país del mundo, que han abordado este tema, mucho antes y mejor, se ha comenzado por lo más lógico, sensato, pragmático y fácil, que deberían incluir tres medidas básicas:
1. Exigir en forma obligatoria la receta médica u odontológica para el expendio de cualquier medicamento y desde luego de los antibióticos.
2. Prohibir el expendio o despacho de cualquier medicamento y con mayor razón de los antibióticos por parte del Farmacéutico, dueño de una farmacia o simple empleado de la misma, con pena severa en caso de incumplimiento.
3. Normar y exigir que en cualquier centro hospitalario público o privado (desde los Cantonales) exista un Comité funcional con pocos integrantes que supervise y aconseje sobre el buen uso de antibióticos, conformado por los propios médicos institucionales (Internista, Microbiólogo e Infectólogo -este último por ser escasos podrían participar y asesorar en forma itinerante-).
Además podrían completar la iniciativa con otras acciones complementaria e importantes, como:
• Promover con campañas educativas una conducta contraria a la automedicación, a la compra y toma de la receta incompleta. También, divulgar ideas básicas como que: ¡fiebre no es igual siempre a infección!; que ¡no toda infección es bacteriana!; que ¡los procesos virales son mucho más frecuentes y no requieren antibióticos!
• Trabajar con la Academia y motivar a las Universidades y Escuelas o Facultades de Medicina en una formación más sólida y actualizada sobre el uso correcto de antibióticos, que aborde:
- Lo importante en distinguir entre una infección adquirida en la comunidad o intrahospitalaria y su relación con la resistencia bacteriana en aumento.
-Al uso del mejor antibiótico, con el espectro antimicrobiano justo, en relación al foco infeccioso y a la patología que lo padece y no abusar con el uso de antibióticos de máximo espectro. Solo tienen que aplicarse las guías que se publican actualizadas cada año para el uso de los mismos.
-La posibilidad de cambio a un antibiótico más simple y casi siempre más barato, cuando somos capaces por cultivos y antibiograma, de identificar el germen específico y la sensibilidad antibiótica.
-Las estrictas y pocas indicaciones actuales de uso profiláctico de antibióticos (no el uso por si un acaso).
Pero como a las autoridades les gusta normar, complicándose la vida, han creado un reglamento que quiere burocratizar y trabar el proceso ¡otra vez, con una visión más papista que el Papa!, con una actitud desconfiada y persecutoria hacia el médico-todo médico u odontólogo graduado tiene que conocer y ser responsable con lo que prescribe: usar el nombre genérico, indicar la dosis, la posología, la vía, forma de administración y la duración aconsejada (como consta en la normativa actual de elaboración de una receta). No es necesario que se añadan algunos otros detalles a las recetas, como posibles efectos adversos e interacciones (los fármacos suelen traer un folleto informativo incorporado con esa información).
Mucho peor, que se quiera restringir a los médicos la prescripción de antibióticos en base a un trámite burocrático (que supongo terminará teniendo su coste, sino económico, en tiempo) de inscripción, aprobación, permiso expreso y elaboración de recetas especiales, cuando todos sabemos que todos los médicos, de las especialidades clínicas o quirúrgicas, e inclusive los Odontólogos los tiene que prescribir a diario.
Por favor promocionen el buen uso y control en dónde y a quién tienen que controlar. Usen el sentido común (¡ciertamente el menos común de los sentidos!). ¿Acaso, el presente reglamento fue elaborado, con tanto mal detalle, una vez más, por una persona que no ha ejercido la práctica médica ambulatoria ni hospitalaria? ¡Están a tiempo de rectificar!
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