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Genética y Ciencia
Obstaculizar la investigación es la consigna


Miércoles, 20 de marzo de 2019, a las 17:29
* César Paz-y-Miño. Director del Centro de Investigación Genética y Genómica de la Universidad UTE

En las últimas reuniones científicas que he participado se sigue discutiendo sobre mecanismos institucionales que obstaculizan la investigación nacional. La queja viene de varios actores que aspiran hacer investigación. En dos artículos anteriores abordé la problemática que involucra al Ministerio de Salud Pública y otro que implica a las Instituciones y sus directivos, en este nuevo artículo quiero narrar otras formas de entorpecer la investigación nacional.

Parto de la imposibilidad de acceder a los datos nacionales o institucionales para construir investigaciones. Al solicitar dichos datos, la respuesta burocrática es desmedida y casi nunca se logra obtenerlos. Los directivos llegan a decir que no se puede proporcionar datos por motivos de confidencialidad, este justificativo hay que interpretarlo de manera simple: no queremos que se difundan datos para no poner en evidencia la cruda la realidad.

Conocemos que muchos directivos institucionales imparten la orden directa de no proporcionar información a investigador alguno. El asunto es más dramático, no solo se impide proporcionar datos, sino que también a los mismos profesionales de las instituciones se les pone trabas para que no presenten ponencias científicas con datos propios, ya que esto supondría destapar la “olla de grillos”. Frente a esto, ocurre que investigadores invitados a presentar ponencias en eventos científicos, se limitan a dar una “clase” y no a contar su experiencia científica porque no pueden usar datos sin autorización expresa de sus jefes, autorización que tarda en llegar, llega luego del evento o simplemente no llega.

Esta lógica burocrática aparentemente inocente es temeraria, ya que no existe discusión científica sobre datos, en los foros internacionales y publicaciones se pide datos Ecuatorianos pero los disponibles están ya viejos. Es triste ver como en investigaciones regionales o mundiales el Ecuador no consta porque no existen datos. 

Los organismos rectores de la ciencia nacional o los responsables de las estadísticas nacionales, deberían ser más activos en desarrollar registros de todo cuanto sea política pública. Tenemos un registro de tumores incompleto y desproporcionado por provincias, el registro de malformaciones y problemas genéticos es casi nulo desde el Estado, el programa con Pie Derecho sobre tamizaje neonatal tiene cifras oficiales hasta el 2014, y así podríamos hacer una lista de deficiencias.

Los registros sirven para planificar políticas públicas de acción sobre los problemas, pero los ocultamos, si están atrasados o si son inaccesibles, el resultado final de intervención también es ineficiente. En ciencia existe un axioma sabio que versa: si no se publica, no existe. Justamente tenemos que publicar datos, registros y más evidencias de las situaciones de interés público.

Las quejas de los investigadores se mantienen sobre los impedimentos para investigar. Formularios extensos e insulsos en muchos casos, una fila de aprobaciones, requisitos exagerados, controles casi pesquisables de investigadores nacionales, laxitud hacia controles de investigadores extranjeros, lentitud de procesos estatales, parsimonia en las respuestas de solicitudes, normativas legales absurdas fruto del desconocimiento de la realidad investigativa nacional, adquisiciones de insumos con procesos engorrosos, casi nula agilidad aduanera para retirar insumos, problemas de sobre registro sanitario de productos con registros internacionales probados, aranceles altos para productos investigativos, controles casi policiales de sustancias controladas potencialmente estupefacientes y drogas utilizables para investigación, licencias, permisos, movilidad de muestras y más obstáculos, que nos llevan como país a tener una indolente representatividad mundial del 0,11 por ciento.

Suelo decir que este país está hecho para no tener investigación ni investigadores. Barajando algunas hipótesis de por qué tenemos esta problemática podría decir que es más fácil poner trabas que investigar, es más cómodo no investigar, es más placentero controlar que producir, es más fácil ser mediocre competitivamente que despuntar, políticamente es peligroso sacar a la luz evidencias, electoralmente no conviene enfrentar los retos de un pequeño número de personas: los investigadores; es mejor frente a la crisis económica nacional recortar el presupuesto de investigación, salud o educación, que tener a la ciencia como prioridad. Es más factible flexibilizar el rol del Estado en el avance científico, al igual que abrir opciones anti investigativas laborales, como mayores cargas horarias docentes a profesores investigadores o más controles administrativos y formularios, menor dinero, no obligatoriedad de tesis de grado, trabas para post grados y otras más que consternan. Pero hay un tema más grande: el geopolítico.

En la organización actual de las fuerzas económicas e intereses del mundo, hay que recordar las palabras del presidente D. Trump, que habla de la reconquista de América Latina en particular y de levantar su hegemonía mundial en general. Lo que significa que se debe asegurar la sumisión económica, política, intelectual y científica de las neocolonias. Por lo tanto, no se quiere pueblos pensantes, solo consumidores y proveedores de materias primas. Esta particular visión, que comparten algunos intelectuales, me reconforta porque al menos se entiende la pobre reorganización gubernamental en el tema investigación y producción científica y el entreguismo nacional hasta en la investigación. Inclusive las leyes complotan contra la investigación nacional. Somos el reflejo de las coyunturas geopolíticas y penosamente de las directrices obstaculizadoras. Que desalentador estar inmerso en un panorama tan mermado para la investigación nacional, pero no podemos desfallecer en la lucha porque vivificar la investigación nacional.
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