ESTUDIO DE LA UCE
¿Cómo afecta el estrés, la nutrición y los fármacos a la leche materna?
La microbiota en el bebé será determinande en su salud como individuo
Primera fila, Carmen Salvador, segunda fila, Juan Jácome, Cristina Cañadas y Mishell Achig, tercera fila Patricia Benavides, cuarta fila Giovanni Nuñez y Yosselin Vicuña.
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Cristina Coello. Quito
Un equipo de investigadores de la
Universidad Central del Ecuador (UCE), la Unidad de Laboratorio y los departamentos de Neonatología y Ginecología del Hospital General Docente Calderón (HGDC) han investigado la
microbiota de la
leche humana y van identificando el impacto de algunos factores que inciden en la salud.
Con muestras de leche humana de 56 madres y la de heces de sus recién nacidos han podido identificar que la microbiota “es como una
huella digital, hay bacterias únicas en cada madre y hay otras que se comparten entre todas las pacientes”, ha explicado
Carmen Salvador, docente e investigadora de la UCE.
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, Salvador ha informado que hay algunos factores como el estrés, el tipo de nutrición y los fármacos que usó la madre (durante el parto) influyen en las
enzimas digestivas y se producen ciertas bacterias (microbiota materna).
De allí que en el estudio se ha ratificado que hay factores que “inciden en la calidad de la leche materna y la microbiota que le transmite a su hijo” ha manifestado la investigadora.
Según el estudio multidisciplinar, la nutrición de la madre “incide drásticamente en la microbiota de la glándula mamaria, de tal manera que los alimentos que ingerimos cambian la abundancia de bacterias y esto incide en la microbiota del neonato”.
Así mismo, han identificado la diferencia en la microbiota de los bebés dependiendo del
tipo de parto y el uso de fármacos en ese proceso, donde el alumbramiento normal coloniza de forma abundante al bebé con las bacterias beneficiosas de su madre.
Por otro lado el
estrés “no incide drásticamente en la microbiota, en cuando a diversidad de bacterias, pero sí existen géneros que están más abundantes en las cepas de las madres que tienen más estrés”, ha explicado Salvador.
Una buena alimentación durante el embarazo y lactancia
La investigadora ha dejado claro que, para que pueda constituirse una buena microbiota en el recién nacido, se necesita de una buena alimentación de la madre y se evidenció que aquellas que se alimentaban de manera más
diversa generaban varios géneros de bacterias beneficiosas para el bebé.
A través de la alimentación de la madre “vemos la translocación en la glándula mamaria. El
neonato no nace estéril en ninguna de sus cavidades, ya tiene una microbiota propia desde el útero. Después de la lactancia vemos cómo esta colonización también es beneficiosa y aumenta en abundancia en ciertos géneros (de bacterias) que le van a ayudar en su sistema inmune”, por lo tanto, la alimentación de la madre “es importante”, ha insistido.
Salvador ha enfatizado en los alimentos frescos, no procesados, ni cocinados. Ha recomendado, por ejemplo, variedad de frutas ya que éstas contienen
enzimas y fibra “muy beneficioso para la madre y su producción de leche. Su microbiota será más diversa y componentes que colonizarán el intestino del bebé”.
Ha recomendado al personal sanitario insistir en desaconsejar el consumo de
alimentos procesados, sobre todo bebidas como jugos artificiales porque su microbiota beneficiosa disminuye.
El manejo del estrés
Tras analizar los datos del estudio, Salvador ha recomendado además que las gestantes y las mujeres en postparto “tengan un apoyo en su salud mental más a través de Obstetricia” que es el personal adecuado para “transmitir bien el conocimiento a las madres” respecto al cuidado de los recién nacidos.
Y en ese sentido ha considerado dar seguimiento a las madres en el cuidado de esa salud mental que se reflejará en “una microbiota más de equilibrada, de mejores características” para su bebé.