LA EVIDENCIA CIENTÍFICA
¿Realmente existen alternativas para los fumadores en su búsqueda de una reducción del daño?
La reducción de daños en tabaquismo fue propuesto por el Royal College of Physicians RCP en 2007
El tabaquismo tiene relación directa con los índices de mortalidad y morbilidad.
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Redacción. Quito
Aunque bajo
opiniones contrapuestas, el concepto de reducción del daño en el control del tabaquismo se va expandiendo entre la comunidad científica y las sociedades médicas del mundo.
Es un tema controversial que en el Ecuador apenas se ha empezado a tratar pero que requiere atención de las autoridades, pues los
costos de atención sanitaria de ese hábito le representan al Estado 658 millones de dólares anuales (
aquí el enlace).
Y si bien, en el país el consumo diario de cigarrillos no ha crecido, sigue siendo un importante problema de salud pública por su relación directa con los
altos índices de mortalidad y morbilidad en la población. Además, el costo anual equivale al 7,9 por ciento de todo el gasto público en salud anual (
aquí el enlace).
Dar un nuevo enfoque
Y para reducir la carga que el tabaquismo implica para la salud pública (mortalidad y morbilidad), varios expertos han sugerido a la Organización Mundial de la Salud (OMS) darle un
nuevo enfoque a ese concepto con el uso de productos libres de humo con posible potencial de ser menos nocivos que el cigarrillo.
Al menos esa es la evidencia presentada por el Grupo Asesor sobre el Tabaco del Real Colegio de Médicos del Reino Unido (RCP por su siglas en inglés) en 2016 (
aquí el informe), y luego en varios reportes de la Agencia Pública de Salud de Inglaterra (PHE por sus siglas en inglés), (
aquí informe marzo 2020).
Las dos organizaciones científicas han defendido el uso de productos de vapeo con nicotina, además de medicación y apoyo conductual,
para los fumadores adultos que quieren dejar el cigarrillo.
El RCP ya había alertado que los adultos fumadores, en particular los de mediana edad y mayores, han sido quienes generan la mayor carga de muerte y discapacidad causada por el hábito de fumar. Por lo tanto, son este grupo poblacional al que deben enfocarse las políticas públicas de salud
si se quiere reducir esta carga de daño.
Para el Colegio de Médicos de Inglaterra todas las medidas que ayuden a reducir la prevalencia del tabaquismo
se complementarían con la promoción de enfoques de reducción de daños que alienten a los fumadores, que no quieren dejar de fumar, a cambiar a una fuente alternativa de nicotina de menor riesgo.
Sin embargo, muchas otras sociedades científicas y médicas se han opuesto en reiteradas ocasiones al vapeo por la
falta de evidencia científica sobre su eficacia como método para dejar de fumar, y sobre la seguridad de su uso.
¿Realmente reduce el daño?
En el informe del RCP (
aquí el documento) los médicos han asegurado que la nicotina no es cancerígena; no hay evidencia de que el uso humano sostenido de la nicotina sola aumente el riesgo de cáncer y que
el daño de fumar se debe a los otros componentes presentes en el humo del tabaco producto de su combustión.
Por lo tanto, otros productos que liberen nicotina sin combustión, como los productos de tabaco calentado y los productos de vapeo, probablemente tengan el potencial de permitir a los fumadores continuar usando nicotina y
evitar el daño que causa el tabaquismo tanto para ellos como para los demás.
El documento (
aquí el enlace) ha evidenciado además que quienes usan cigarrillos electrónicos, NRT (terapia de reemplazo de nicotina por sus siglas en inglés) u otra farmacoterapia proporcionada por un profesional sanitario, tienen
50 por ciento más probabilidades de tener éxito en dejar de fumar que aquellos que no utilizan ninguna ayuda.
Entonces, a decir del informe, esta estrategia de reducción de daño puede implementarse en los sistemas de salud para
disminuir la enorme carga de muerte y discapacidad que causa el tabaquismo.
Y si bien la experiencia hasta la fecha sugiere que, la disponibilidad de los cigarrillos electrónicos ha sido beneficiosa para la salud pública del Reino Unido, “
no hay lugar para la complacencia y es particularmente importante que los patrones de uso de tabaco y nicotina sigan siendo monitoreados de cerca y aplicar las medidas correctivas rápidas para hacer frente a cambios que son contraproducentes para la salud”, se ha aclarado en el informe.
¿Y qué pasa con los jóvenes?
En un editorial de la Revista Estadounidense de Salud Pública (AJPH por sus siglas en inglés) se ha señalado que a pesar de la popularidad del vapeador entre jóvenes, los datos de vigilancia muestran que el tabaquismo en esa población sigue cayendo y por lo tanto parece poco probable que ese equipo contribuya a aumentar el número de jóvenes fumadores (
aquí el documento).
No obstante, se insta a que las autoridades
fortalezcan las medidas de control sobre su uso entre los más jóvenes.
“Entre Itabsa y Edición Médica existen acuerdos comerciales a efectos de esta publicación.”