Edición Médica

No todos los medicamentos con corticoides son iguales.

Redacción.Quito
Los corticoides están presentes de forma natural en el organismo ya que se trata de una hormona segregada por las glándulas adrenales. La función de los corticoides es la regulación de funciones metabólicas, inmunológicas, cardiovasculares y homeostáticas. Por otro lado, se trata de sustancias con propiedades de fuerte carácter inmunodepresor y antiinflamatorio, por esta razón son utilizados con intenciones médicas para el tratamiento de diversas dolencias entre las que destacan las que afectan a la piel.

El uso de los corticoides puede hacerse tanto de forma sistémica a través de inyecciones y comprimidos, como por vía tópica mediante la aplicación de pomadas y cremas sobre la piel. Ya sea de uno u otro modo, estamos ante un tratamiento muy eficaz y de amplio uso que, al contrario de lo que se piensa, no conlleva grandes efectos adversos siempre que se aplique de forma correcta y siguiendo indicaciones de un especialista.

¿Cuál es el problema con los corticoides?

Una negativa fama acompaña a esta sustancia haciendo que los usuarios teman su uso y se preocupen ante los tratamientos que la incluyen. Lo cierto es que, como cualquier medicamento, los corticoides cuentan con una serie de efectos secundarios entre los que se destacan la inhibición en la producción de cortisol por parte del organismo que ya lo recibe de forma artificial a través del medicamento aplicado.

También se puede incrementar el riesgo de sufrir osteoporosis, obesidad, infección, diabetes, cataratas, reducción del proceso de crecimiento y del de cicatrización de heridas. Sin embargo, es justo decir que estos problemas se derivan del uso continuado de tratamientos intensivos con corticoides aplicados por vía sistémica. En muy raras ocasiones se sufre alguno de estos efectos secundarios como consecuencia de la aplicación tópica de corticoides.

¿Cuándo utilizar corticoides?

No todos los medicamentos con corticoides son iguales. Cada uno de ellos cuenta con un tipo de corticoide distinto con una potencia muy diversa. Además, cada medicamento está preparado según una forma galénica con una funcionalidad ideada para un proceso concreto. De este modo, es muy importante saber qué tipo de medicamento es mejor para cada situación particular y, por tanto, se hace imprescindible contar con la opinión de un médico.

En algunos casos particulares como en tratamientos oculares es especialmente importante acudir a un médico en cada ocasión que se presente el problema y no tomar la decisión de usar un corticoide aunque ya se hubiese recomendado anteriormente por un profesional. Esto es así porque se trata de una zona especialmente sensible que puede sufrir con especial gravedad el uso indebido de medicamentos sean o no corticoides.

En el caso de la aplicación en niños es conveniente tener en cuenta que su piel es mucho más fina y, por tanto, la absorción es mucho mayor. Aunque se trata de medicamentos muy seguros, nunca se debe obviar las recomendaciones específicas del pediatra para cada caso concreto. Para garantizar la seguridad de los pequeños, nunca se debe aplicar corticoides por decisión propia.

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