SÍNDROME GASTROINTESTINAL
Descubren una protección para los efectos secundarios de la radioterapia
Con este hallazgo se podrían proponer nuevos tratamientos
Nabil Djouder, jefe del Grupo CNIO, y Almudena Chaves-Pérez, investigadora predoctoral.
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Redacción. Quito
Científicos del Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han realizado un descubrimiento que podría
proteger las células intestinales sanas del impacto de la radioterapia.
La radioterapia intensiva es uno de tratamientos contra el cáncer más frecuentes y efectivo, sin embargo,
destruye tanto a las células tumorales (reduciendo su tamaño) como a las células intestinales sanas, lo que puede generar toxicidad en el intestino en un 60 por ciento de los pacientes que reciben este tratamiento.
Si bien la toxicidad en el intestino es reversible en la mayoría de casos (solo un 10 por ciento de los pacientes tienen daños irreversibles y desarrollan síndrome gastrointestinal), el daño que produce la radioterapia en las células sanas es
uno de los principales motivos por los que en muchas ocasiones se interrumpe el tratamiento, lo que reduce las posibilidades de éxito de terminar con las células tumorales.
El descubrimiento
La clave de este descubrimiento está en la
proteína URI, de la cual “todavía no se conocen todas sus funciones precisas”, ha explicado
Nabil Djouder, jefe del grupo del CNIO y autor principal de este
estudio.
“A semejanza del pH o la temperatura, que tienen que mantenerse en unos niveles equilibrados para el correcto funcionamiento del cuerpo, URI también parece contar con una ventana muy estrecha de equilibrio que determina el correcto funcionamiento de otras proteínas: cuando sus niveles están por encima o por debajo de esa ventana
puede promover tumores o proteger contra su desarrollo, así como el de otras enfermedades. Depende mucho del contexto”, ha señalado.
Según ha indicado, en estudios previos, realizados también por CNIO, se había observado que unos niveles de expresión anormales de la proteína en algunos órganos pueden provocar tumores. Sin embargo, en el nuevo trabajo, los investigadores han descubierto que unos
niveles altos de la proteína URI protegen a los ratones de los daños intestinales producidos por la radiación, mientras que niveles bajos o su supresión llevan al desarrollo de síndrome gastrointestinal y a su fallecimiento.
El equipo ya había observado que niveles elevados de esta proteína, URI, tenían un
efecto protector contra el daño del ADN en cultivos de células intestinales, por lo que, los investigadores decidieron estudiar este efecto in vivo y ver si podría paliar los efectos producidos por la radiación, entre ellos, el síndrome gastrointestinal.
Los resultados
Para este estudio se desarrollaron
tres modelos de ratón modificados genéticamente: uno de control para rastrear dónde se expresa exactamente esta proteína en el intestino, otro con niveles altos de URI en este órgano, y el tercero en el que eliminó el gen para disminuir los niveles de URI en el epitelio intestinal.
Después de ser sometidos a la radiación, los ratones diseñados para expresar altos niveles de URI
sobrevivieron al síndrome gastrointestinal en un 100 por ciento de los casos, cuando, en condiciones normales, fallece hasta un 70 por ciento de ellos. Mientras que los ratones sin el gen fallecieron en su totalidad por el síndrome gastrointestinal.
De esta manera, “hemos descubierto que, una vez finalizada la radioterapia, son estas células las encargadas de
regenerar el intestino”, ha enfatizado la investigadora
Almudena Chaves-Pérez.
Aunque estos hallazgos necesitan ser confirmados con otros estudios, los investigadores han considerado que este estudio
propone nuevos tratamientos mediante inhibición o eliminación de c-MYC, que podrían disminuir los efectos secundarios letales de la radioterapia y permitirían aumentar las dosis de radiación para combatir de manera más eficaz los tumores gastrointestinales.
“Además de proteger frente a los efectos secundarios, los inhibidores contra c-MYC se usan también para el tratamiento del cáncer, por lo que
podríamos tener una eficacia doble”, ha agregado el autor principal del estudio.