SIGNIFICADO CLÍNICO
Efecto placebo mejora el estado de los pacientes con dolor crónico
Junto al tratamiento farmacológico puede reducir en un 30% el dolor habitual
Ted Kaptchuk, director del Programa de Estudios de placebo del Beth Deaconess Medical Center.
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Redacción. Lisboa
Ted Kaptchuk, director del Programa de Estudios de placebo del Beth Deaconess Medical Center e investigadores del Instituto Superior de Psicología Aplicada (ISPA) de Lisboa han desarrollado un estudio que demuestra que el
efecto placebo no es provocado necesariamente por la expectativa consciente de los pacientes sobre un medicamento supuestamente activo.
“Este efecto placebo junto a un tratamiento farmacológico activo
mejoran el estado de las personas en comparación con otros pacientes que solo reciben la medicación. Tomar una píldora en el contexto de la relación médico-paciente, incluso cuando se sabe que esa píldora es un placebo, constituye todo un ritual que cambia los síntomas, pues
activa regiones del cerebro que los modulan”, ha dicho Kaptchuk.
Añadió que “a pesar de que el placebo nunca va a reducir un tumor o a destaponar una arteria,
hace que las personas se sientan mejor, por tanto, el placebo tiene significado clínico, es estadísticamente significativo, y alivia a los pacientes. Es esencial para la medicina".
El investigador sostuvo que los resultados de este estudio hacen comprender mejor el efecto placebo ya que cuestiona la idea que los médicos han tenido durante mucho tiempo, es decir que, los efectos del placebo dependen de la creencia de los pacientes en que están recibiendo medicación farmacológicamente activa.
97 pacientes estudiados
De acuerdo a lo informado, para alcanzar estas conclusiones se estudiaron los casos de 97 pacientes con dolor lumbar crónico (un trastorno que provoca en el mundo más discapacidad que cualquier otra condición médica), a quienes después de un examen médico
se les explicó por 15 minutos sobre el efecto placebo.
Luego las personas se dividieron al azar en
dos grupos: en uno los pacientes siguieron su tratamiento acostumbrado y en al otro se les suministró un placebo dos veces al día, además del tratamiento que ya seguían.
De esta manera, después de tres semanas de tratamiento con el placebo,
el grupo que lo tomó reportó una reducción global del 30 por ciento en su dolor habitual y en sus máximos de dolor, en comparación con el 9 por ciento y el 16 por ciento respectivamente de reducción que el otro grupo. Además un 29 por ciento de los pacientes que tomaron el placebo redujeron la discapacidad relacionada con el dolor Mientras que aquellos que no recibieron el placebo no informaron de ninguna mejoría en este punto.
En este contexto, “nuestros resultados demuestran que el efecto placebo puede aprovecharse sin engaño”, sostuvo
Claudia Carvalho, investigadora del ISPA y autora principal de la investigación.
Por su parte Kaptchuk ha comentado que
otras afecciones y tipos de dolor, como la fatiga, depresión, problemas digestivos comunes, etcétera, también podrían ser modulados por un tratamiento de placebo con etiqueta abierta.