ENFOQUE MULTIDISCIPLINARIO
Nueva guía sobre síndrome premenstrual
Buscan concientizar sobre el trastorno y las opciones de tratamiento
Martes, 13 de diciembre de 2016, a las 10:16
Shaughn O'Brien, Universidad Keele.
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Redacción. Newcastle
Una actualización de las guías para el diagnóstico y tratamiento del
síndrome premenstrual (SPM) han resaltado la importancia del uso de criterios diagnósticos normalizados, distinguiendo a este síndrome de trastorno psiquiátrico subyacente.
También se destaca la importancia de un
enfoque multidisciplinario para tratar los casos graves, según un informe emitido por el
Royal College of Obstetricians and Gynaecologists.
Otros cambios son los relativos a las directrices previas de 2007 que comprenden "evidencia más sólida para el empleo continuado de
anticonceptivos orales de nueva generación, y guía sobre el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) para el síndrome premenstrual y el embarazo, incluida la necesidad de asesoramiento previo a éste", ha manifestado el autor principal, Shaughn O'Brien, profesor de obstetricia y ginecología en la Escuela de Medicina de la Universidad Keele, y consultor, del Hospital Universitario, en North Midlands, Stoke-on-Trent, Reino Unido.
La base para las directrices ha sido del resultado del
Consenso Internacional sobre Diagnóstico y Clasificación, desarrollado por la International Society for Premenstrual Disorders.
Sin embargo, el Royal College of Obstetricians and Gynaecologists hizo sus recomendaciones tras un análisis de la evidencia, “utilizando sus propios procedimientos sólidos. Son escritos principalmente para los profesionales de la salud del Reino Unido, aunque se pueden adoptar y ajustar en forma local".
Síntomas del SPM
El síndrome premenstrual
afecta a 40% de las mujeres, pero a menudo se diagnostica o se trata incorrectamente, señalan los autores en la guía.
En los casos más graves, el síndrome premenstrual puede "repercutir considerablemente en la calidad de vida de una mujer, y en los casos más extremos puede originar
autolesión y suicidio", ha comentado O'Brien en un comunicado de prensa.
Los síntomas del síndrome premenstrual pueden consistir en
depresión, ansiedad, irritabilidad, fluctuaciones en el estado de ánimo, meteorismo y mastalgia. Para establecer el diagnóstico "se debe demostrar que los síntomas producen alteración significativa en la mujer durante la fase lútea del ciclo menstrual", señalan los autores.
El síndrome premenstrual se puede diagnosticar pidiéndole a la mujer que lleve un
diario de síntomas durante un mínimo de dos ciclos menstruales, utilizando un instrumento estandarizado, como el Registro Diario de Gravedad de los Problemas. Si estos resultan no concluyentes, se puede confirmar el diagnóstico con un ciclo de un análogo de hormona liberadora de gonadotropina de tres meses. Estos fármacos evitan la función ovárica cíclica y deberían aliviar los síntomas, si se deben al síndrome premenstrual.
Recomendar el uso de
hormona liberadora de gonadotropina "para ayudar al diagnóstico diferencial y distinguirlo de trastornos psiquiátricos subyacentes", es otra nueva característica de la directriz actualizada, ha expresado O'Brien. Sin embargo, advirtió, la prueba "todavía no está científicamente demostrada".
Recomiendan un tratamiento escalonado
Los síntomas leves a moderados los puede tratar el médico de atención primaria de una mujer, pero es necesaria la
remisión a un ginecólogo cuando son más graves o no responden al tratamiento de primera opción.
De hecho, las pacientes con síndrome premenstrual grave "pueden beneficiarse del tratamiento por un equipo multidisciplinario, que comprende un médico general, un ginecólogo general, o un ginecólogo con un interés especial en este síndrome, un profesional de la salud mental y un dietista", han señalado los autores.
La guía identifica
varias categorías de síndrome premenstrual. Los trastornos premenstruales (TPM) centrales son el tipo más frecuente y se caracterizan por síntomas cíclicos que afectan la calidad de vida, pero se resuelven con la menstruación y van seguidos de una semana sin síntomas.
El trastorno premenstrual fisiológico consiste en
síntomas cíclicos leves que se resuelven con la menstruación y que no tienen ningún efecto sobre la calidad de vida. Los trastornos premenstruales variantes no cumplen los criterios para los trastornos centrales; son ejemplos la exacerbación premenstrual de un trastorno subyacente como la depresión o la diabetes, o los que ocurren en mujeres que no ovulan.
Las mujeres con un trastorno premenstrual fisiológico no precisan tratamiento, más allá de asesoramiento.
Tratamiento
El tratamiento de
primera opción para los trastornos premenstruales centrales consiste en
ejercicio, vitamina B6 y apoyo emocional con psicoterapia cognitiva conductual. El tratamiento farmacológico puede consistir en anticonceptivos orales combinados, administrados de manera continua, o un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina. Los autores han recomendado remitir a la paciente a un ginecólogo si estos tratamientos no resultan eficaces.
El tratamiento de
segunda opción podría consistir en
dosis más altas de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o un parche de estradiol más progesterona oral, intravaginal o intrauterino. Los análogos de hormona liberadora de gonadotropina más la hormonoterapia restitutiva se deberían considerar en el tratamiento de tercera opción.
Los casos muy graves y no tratables pueden precisar
histerectomía y ovariectomía bilateral, con o sin hormonoterapia restitutiva de respaldo. Esta es "la única curación permanente para el síndrome premenstrual", ha manifestado O'Brien. "Sin embargo, raras veces se lleva a cabo, y es decisión de la paciente, siempre y cuando se le brinde información sobre los riesgos y las ventajas de las dos opciones".
Más investigación
Los autores también han identificado varios campos en los cuales se necesita más investigación, como los
estudios aleatorizados controlados con enmascaramiento, que comparan el efecto de terapias alternativas y complementarias con el del placebo; análisis que muestren evidencia más sólida a favor de la psicoterapia cognitiva conductual; más datos sobre la tolerabilidad y eficacia de anticonceptivos orales con drospirenona; y evidencia que respalde o que refute el empleo de gel de estradiol y anillos vaginales para tratar el síndrome premenstrual.
"Esperamos que estas directrices ayuden de alguna manera a concientizar sobre la importancia del trastorno y las opciones de tratamiento disponibles, no sólo a las mujeres, sino
también al profesional sanitario", ha puntualizado O'Brien en un comunicado de prensa.