Edición Médica

Hay dos tipos de infertilidad.

Redacción. Quito
La infertilidad es un problema de salud mundial que afecta a millones de personas. Alrededor de 48 millones de parejas y 186 millones de personas en todo el mundo tienen infertilidad, es decir, cerca del 17.5 por ciento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
 
Estas cifras muestran la importancia de implementar un acceso adecuado y asequible para quienes están atravesando esta problemática de salud.
 
“La infertilidad es un problema significativo que afecta a un gran número de personas a nivel mundial. La educación y el acceso a tratamientos adecuados son cruciales para abordar este problema de salud pública. Las parejas que enfrentan dificultades deben buscar atención especializada para aumentar sus posibilidades de concepción y minimizar los riesgos asociados”, ha puntualizado Homero Loza, especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital de los Valles (HDLV).
 
Por lo tanto, ha indicado que lo primero es importante diferenciar la esterilidad de la infertilidad. La esterilidad se refiere a la incapacidad total de embarazarse, generalmente debido a un defecto cromosómico. Mientras que la infertilidad implica dificultades para embarazarse, pero es posible lograrlo a través de tratamientos.
 
Según ha señalado, existen dos tipos de infertilidad: primaria y secundaria. La infertilidad primaria es cuando una pareja no ha podido tener hijos pese a no usar métodos anticonceptivos durante un año. Mientras que la secundaria se presenta cuando una pareja ya tuvo un hijo, pero tiene dificultades para tener otro.
 
Entonces, “es importante que la pareja siga un tratamiento con un médico especialista, puesto que, una mala práctica médica en situaciones de este tipo puede acarrear más problemas de infertilidad”, ha agregado.
 
Adicional hay varios factores que aumentan los casos de infertilidad, como la edad (muchas mujeres deciden retrasar la maternidad por diversas razones), estilos de vida no saludables, consumo de tabaco, drogas y alcohol, ciertas enfermedades como la resistencia a la insulina asociada al ovario poliquístico, y el sobrepeso, y la contaminación atmosférica.
 
En este contexto, Loza ha precisado que la edad es un punto clave para que las mujeres puedan concebir. “Si bien antes la edad promedio era los 35 años, en la actualidad se ha ampliado hasta los 37 años como edad límite. A medida que la mujer envejece, aumentan los riesgos y las dificultades para quedar embarazada”, ha dicho.
 
Por el contrario, en los hombres la situación es menos compleja, ya que la edad no es tan determinante, pues existen otras causas que pueden afectar su fertilidad, como una disminución en el número de espermatozoides, defectos en la forma del espermatozoide, infecciones, diabetes no controlada y la eyaculación retrógrada.
 
Para las parejas que enfrentan dificultades para concebir, Loza ha recomendado acudir a un especialista en fertilidad, quien, tras análisis, optará por el tratamiento adecuado.
 
Según ha detallado, entre los más comunes están:

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