Edición Médica

Harry Francisco Dorn Arias, cirujano de trasplante de riñón,  José María Aguirre, presidente del comité de transplantes del Hospital de loa Valles.

Cristina Coello. Quito
Desde hace más de 10 años el Hospital de los Valles ha sido una institución muy activa en la actividad de trasplantología, y, actualmente se destaca como uno de los hospitales privados del país que realiza trasplante renal con donante vivo y cadavéricos.

Harry Francisco Dorn Arias, cirujano de trasplante de riñón, ha señalado a EDICIÓN MÉDICA que el hospital ya está en proceso de reacreditación con Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos (INDOT) para el 2022, luego de demostrar el éxito en trasplantes de riñón, hígado y páncreas.

Si bien, el INDOT coordina la lista de espera para un trasplante cadavérico, el Hospital de los Valles mantiene su programa de trasplante de riñón con donantes altruistas vivos para pacientes adultos.

El equipo de profesionales que realizan este procedimiento de alta complejidad está conformado por especialistas cirujanos, urólogos, anestesiólogos, nefrólogos, nutricionistas, ginecólogos, psicólogos, cardiólogos, entre otros.

Luego del procedimiento, ese equipo también realiza el seguimiento continuo hasta llegar a las visitas semestrales y anuales, pero “el lazo entre cirujano y paciente se mantiene”, ha comentado Dorn.

Cabe recordar que durante la pandemia todas las unidades de salud acreditadas para realizar trasplante tanto públicas como privadas suspendieron la actividad, principalmente por falta de donantes.

No obstante, el Hospital de los Valles fue el primero en retomar esta actividad y, a pesar de haber programado 10 trasplantes al año, ya llevan 14 procedimientos realizados con éxito. Eso es una muestra de la necesidad que existe de tratamiento a la enfermedad crónica renal avanzada, ha considerado José María Aguirre, presidente del comité de trasplantes del Hospital de los Valles.

En esta institución la evaluación a un candidato a trasplante “es mucho más rápida” ha asegurado Dorn, quien ha detallado que en donante vivo se realiza una exhaustiva prueba de compatibilidad previamente.

“Somos un equipo que nos hacemos cargo de todo el proceso, desde la evaluación pre trasplante, hacemos el trasplante y después el seguimiento de acuerdo a los estándares internacionales”, ha recalcado Aguirre.

Cabe recordar que el INDOT maneja una lista de espera de pacientes candidatos a trasplante y es esa institución la que asigna el órgano de acuerdo a la situación médica de cada paciente.

Aún así, Dorn ha reconocido que “aún falta concientizar en la población ecuatoriana la importancia de la donación”, pues sin ello no es posible darle una nueva oportunidad de vida a las personas que necesitan un trasplante.

“Un donante puede cambiar 7 vidas, pero las últimas estadísticas del Registro Civil fueron impactantes. Se ve un alto número de personas, aproximadamente el 40 por ciento, que renovaron su cédula de identidad se negaron a mantener su condición de donantes. Eso es muy preocupante, porque sin donantes, no hay trasplantes”, ha enfatizado el especialista.

Así mismo, Aguirre ha recalcado que al realizar un trasplante se lo hace con la visión de bridar calidad de vida por un período aproximado de 15 a 20 años, que es el promedio de duración de un órgano y posterior a ello existe la posibilidad de efectuar un re-trasplante.

Aguirre ha analizado que el costo de la diálisis a los 10 mil pacientes con insuficiencia renal crónica que tiene el país, le cuesta al estado entre 400 y 500 millones de dólares al año. Por lo tanto, el trasplante resulta un procedimiento más rentable, pero sobre todo que le otorga mejor calidad de vida a estas personas, ha añadido.

“Esto no es un problema de ricos y pobres. Debe ser una política nacional frente a una enfermedad y tenemos que ponernos de acuerdo para ver como la mayor cantidad de personas accede a este procedimiento. Mientras, el Hospital de los Valles ha demostrado la gran capacidad que tiene para hacerlo bien”, ha opinado.

Los costos

Aguirre ha recalcado que el costo de un trasplante no es extremadamente costoso. “El sector privado es sumamente competitivo”, ha asegurado.

Para él, el costo es comparable a un año de diálisis, es decir el primer año del trasplante es similar a un año de diálisis, pero a partir del segundo año el costo baja drásticamente y la calidad de vida cambia radicalmente para el paciente.

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