¿Cuál es el rol del personal sanitario en la prevención del suicidio?
En el Instituto de Neurociencias, el 80 por ciento de pacientes internados son adolescentes por intentos suicidas
Martes, 10 de septiembre de 2024, a las 13:29
Paola Escobar, médico tratante del Instituto de Neurociencias de la JBG.
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Cristina Coello. Quito
Si bien ahora se habla más de la
prevención del suicidio, las cifras siguen en aumento y en el Ecuador la población
adolescente-joven es la de mayor riesgo ya que la mitad de esa causa de muerte se registra en edades entre 15 y 29 años, según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Paola Escobar, médico tratante de psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG) también ha mencionado a los jóvenes como la población en peligro y la que más se atiende en esa unidad de salud por intentos o pensamientos suicidas.
En el marco de la conmemoración del
Día Mundial de la Prevención del Suicidio (10 de septiembre), Escobar ha mencionado que son múltiples los factores psico-sociales que derivan en estas muertes y son muy diferentes dependiendo de la edad.
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, la especialista ha mencionado que, entre los
niños y adolescentes, el maltrato, abuso de todo tipo, buling, desestructuración y disfuncionalidad familiar, dudas de género, entre otras, son
algunas de las causas que los motivan a desarrollar sentimientos suicidas.
En el caso de los
jóvenes adultos están la falta de oportunidades y acceso a educación y fuentes laborales; mientras que en los
adultos mayores prevalece el factor de las enfermedades crónicas y la demencia.
Estos factores afectan tanto a
hombres como a
mujeres, según la especialista. La diferencia está en los métodos que usan para terminar con su vida. Las mujeres tienen más intentos y los hombres lo ejecutan directamente.
El rol de los profesionales sanitarios
De allí que Escobar ha sido enfática en señalar el papel de los profesionales de la salud para tratar este problema que es considerado como una
enfermedad mental. Ella ha recalcado en los tres niveles de atención y apuntó hacia la
atención primaria como uno de los más importantes si se trata de prevención.
Son los profesionales del primer nivel los más cercanos a la población y quienes pueden
identificar posibles conductas o pensamientos para tratarlos o derivarlos dependiendo de la gravedad del caso.
La información del MSP ha determinado que, en el territorio nacional, en 2023, el 26,31 por ciento de los suicidios ocurrió en
áreas rurales y 73,69 por ciento en áreas urbanas y por ello Escobar ha insistido en el trabajo en red.
“Es cierto que varios actores quieren hacer algo y, por ejemplo, algunos gobiernos seccionales autónomas toman algunas acciones (como colocar mallas en los puentes) para evitar los suicidios, sin embargo, hace falta el
trabajo en red, coordinado para que la prevención no sea un hecho aislado”, ha insistido.
Por ello el instituto trata de ejecutar convenios con varias instituciones, especialmente educativas para reforzar la prevención primaria y “acercar la
atención en salud mental de las personas. Pero no podemos hacerlo de manera aislada entre instituciones públicas y privadas, se tiene que trabajar en red”, ha reiterado.
Así mismo ha recalcado que “la prevención no solo está en manos de los
profesionales de la salud. En realidad, eso lo debemos hacer todos incluidos medios de comunicación,
maestros, padres, la sociedad en general. Es un tema que debemos hablar, discutirlo y tomar medidas para prevenirlo”, ha añadido la especialista.
Así mismo ha recomendado a todos los profesionales acudir al ‘
Manual de prevención del suicidio’ del MSP ya que es el documento en el cual “nos regimos para evaluar la conducta o el riesgo suicida”, ha mencionado.
También ha sugerido prestar atención a las
conversaciones con los pacientes e identificar expresiones como: “ya nada tiene sentido”, “no tengo deseos de hacer nada”, “ya para qué”, “quisiera morir” y ha advertido ese tipo de frases “nos pueden ayudar a anticiparnos y tomar medidas preventivas” como la derivación a un especialista a tiempo y en casos graves la
medicación. “Todo bajo control estricto y de manera ética” ha añadido.
Según la especialista “se supone que mientras más hablamos del tema, más visibilizamos el problema, pero no solo es repetir las cifras” sino ofrecer más servicios de salud mental.
Personal sanitario ¿un grupo en riesgo?
Escobar ha reconocido que los
profesionales de la salud también son “un grupo en riesgo” con relación a conductas suicidas, “sobre todo por la
carga laboral y emocional del actual trabajo” tras la pandemia y ahora el ambiente de violencia e inseguridad que muchos sectores viven.
La especialista ha insistido que actualmente muchos establecimientos de salud “atienden a
profesionales con trastornos de este tipo y riesgo”, lo cual, según ella, no debe representar ningún estigma.
“Precisamente el acudir a tiempo le permite a este personal recuperar su salud,
evitar una disfuncionalidad, ese es el objetivo e incluso la ayuda puede darle las herramientas para trabajar con mayor fuerza y ayudar a los demás. Debemos trabajar en la
salud mental de quienes hacen salud”, ha recalcado.
En ese sentido ha razonado en “cómo podemos
cuidar a los demás, si no nos cuidamos; o cómo sugerimos a nuestros pacientes que se cuiden, si no lo hacemos”.
Según la especialista, el personal sanitario “también es más vulnerable (al tener acceso a fármacos letales, por ejemplo) y debemos aprender a
buscar ayuda. Dentro de las organizaciones no solo deben preocuparse por la salud física sino de la mental también”, ha solicitado.
“
Desde las universidades se debe incluir la atención en salud mental y hacerlo más natural”, ha dicho Escobar. Ella ha recalcado que en la modernidad la terapia psicológica “es muy normal y cotidiana, ya no es un tabú, ni una vergüenza ir al psiquiatra o al psicólogo. En otros países incluso es un tema de élite el tener un terapeuta. Acá, no por estar de moda, pero si por una necesidad debemos aprender a buscar ayuda”, ha concluido.
El dato
En Ecuador, en 2023, más de 1000 personas mueren al año por
heridas autoinfligidas y se calcula que por cada suicidio registrado hay cerca de 20 intentos, según el MSP.