TRANSICIÓN EPIDEMIOLÓGICA
¿Influye la microbiota en el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles?
Investigadores han analizado la importancia que tiene en el ser humano y lo que se debe recomendar
Linda Guamán, Paul Cárdenas, Jorge Pérez y Manuel Baldeón.
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Jonathan Veletanga. Quito
En el marco del I Congreso Internacional sobre Avances en la Investigación y de la Práctica Clínica en Enfermedades Cardiovasculares y Metabólicas, REDACCIÓN MÉDICA ha conversado con
Paúl Cárdenas, investigador del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ);
Jorge Pérez, investigador de la Facultad de Ciencias Médica de la Universidad Central del Ecuador (UCE); y
Manuel Baldeón, investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud ‘Eugenio Espejo’ de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), sobre la
importancia de la microbiota en las enfermedades crónicas no transmisibles.
La microbiota son todos los microorganismos (bacterias, virus, parásitos, etc.) que viven dentro de las personas, es decir, en intestinos, vías respiratorias altas, piel, y en todos los sitios que tienen contacto con el ambiente. Se comporta de manera distinta en cada persona y tiene un
papel fundamental en el desarrollo de enfermedades, ha explicado Cárdenas.
“Nueva evidencia ha determinado que la microbiota tiene una importancia más grande de la que creíamos. Esto quiere decir que la presencia de tener una microbiota diversa y sana está relacionada con el
disminuir los factores de riesgo para prevenir enfermedades como síndrome metabólico, obesidad y diabetes tipo 2”, ha manifestado Cárdenas.
Incluso se ha visto que, si a las personas enfermas se les modifica la microbiota, estas mejoran cierta sintomatología. “Entonces parece que es otro de los factores que
influye en el desarrollo y el mantenimiento de estas enfermedades”, ha agregado el investigador de la USFQ.
No obstante, existe un problema, y es que
aún no se sabe cuál es la microbiota ideal, por lo que, para “cuidar y reforzar la microbiota que tenemos” es importante tratar de cambiar de alimentación (comer saludablemente y una variedad de productos), y además limitar y usar adecuadamente los antibióticos, ha explicado Pérez.
“
La clave está en evitar cualquier evento que altere y perjudica a la microbiota”, la cual recién se afirma a los 3 años de edad. Por ejemplo, la desviación del equilibrio en la nutrición tiene efectos graves sobre la microbiota, al igual que el uso indiscriminado de antibióticos, ha recalcado Baldeón.
Por este motivo, ha recomendado principalmente “
comer de todo”, es decir, una combinación de grasas (polisaturadas es mejor), carbohidratos (simples y complejos), proteínas (vegetal y animal), con vitaminas, minerales y agua.
“Las personas deben ver a la microbiota como un órgano al que tienen que cuidar para que les permita tener una muy buena respuesta autoinmune y ayude a evitar enfermedades crónicas no transmisibles como obesidad, autismo, entre otras.
Hemos estado expuestos a los efectos benéficos de la microbiota por un mucho tiempo, solo que no le hemos dado el énfasis que se requiere”, ha sostenido Baldeón.
El punto beneficioso de la Microbiología
Cárdenas ha manifestado que los médicos y la sociedad en general deben
quitarse ese paradigma de pensar que los microbios son malos y que significan infección. “La mayoría de estas no hacen nado o son beneficiosas, solo un poquito de ellas son agentes infeccioso en realidad”, ha dicho.
“Convivimos rodeados de microbios y en ambientes que no son estériles. Por lo tanto, desde la universidad
deben enseñarnos a ver la Microbiología no solamente desde el punto de vista infeccioso, sino también desde el punto benéfico, que es mucho más importante que del punto de vista infeccioso”, ha sostenido.
Por lo tanto, “si como médicos nos educan tomando en cuenta esto,
nosotros iremos educando a la población en general para que entiendan que los microrganismos no son malos”, ha aseverado el investigador.