Edición Médica

Carmen Salvador de la UCE; Grecia Vivas y Jennifer Tricallotis de la UISEK.

Cristina Coello. Quito
Si bien es cierto que en el país se han vencido algunas brechas de género, también hay que insistir en que no son suficientes y que para muchas mujeres aún quedan por superar grandes barreras específicamente en el campo de la sanidad y la investigación.
   
A propósito del Día Internacional de la Mujer, EDICIÓN MÉDICA ha consultado sobre sus experiencias a tres profesionales del campo sanitario: Carmen Salvador, docente e investigadora en Genética de la Universidad Central del Ecuador (UCE); Grecia Vivas, cirujana pediatra y coordinadora de la carrera de Medicina en la UISEK; y, Jennifer Tricallotis, médico internista y docente investigadora, de la UISEK.
 
Las tres han coincido en señalar que actualmente las mujeres brindan un gran aporte a la ciencia, investigación y docencia en Salud del país. Es más, en las aulas del pregrado son mayoría. Sin embargo, eso cambia al avanzar su profesionalización en las maestrías, posgrados y doctorados.
 
Es decir, aún existe “inequidad, disparidad, roles marcados que a veces nos ponen más obstáculos” ha mencionado Salvador. No obstante, desde su perspectiva, son precisamente esas dificultades las que han hecho que algunas mujeres sean “más fuertes y resilientes. Nos hacen encontrar nuevos horizontes” en el esforzado camino de la ciencia. Pero también ha facilitado que muchas otras se queden atrás.  
 
¿A qué se debe eso? Son varios los factores, pero las tres han coincidido en mencionar sus limitaciones cuando decidieron, por ejemplo, compatibilizar la maternidad y el desarrollo profesional.
 
“No hay una estructura en el sistema que favorezca a la mujer médica” ha mencionado Vivas, mientras que Tricallotis ha recordado un estudio internacional que estimaba entre 8 y 10 años el retraso en el crecimiento profesional de las científicas que deciden ser madres.
 
Según Tricallotis, las universidades han sido los espacios donde mas crece el posicionamiento de las mujeres en puestos directivos, pero aún falta. No obstante, cabe recordar el tercer informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que determinó el acceso limitado a puestos de liderazgo y la subrepresentación de las mujeres en puestos de alto nivel, tanto en los sistemas de salud como en la política.
   
“Son cada vez más las mujeres que están dejando huella. Hay muchos ejemplos en hospitales de tercer nivel como el Baca Ortiz o el Carlos Andrade Marín, donde incluso son jefas de servicio. Pero sigue existiendo una brecha que tenemos que romper”, ha reconocido Vivas.
 
Las tres también han mencionado la mayor desvinculación del aspecto hombre-hogar lo cual les allana el camino a posiciones de liderazgo y por ello, es probable que cada vez más mujeres prefieren dejar rol de la maternidad y dedicarse a la ciencia.
 
Pero las que decidieron ser madres “estamos desarrollando la capacidad de hacer varias cosas, ‘multitasking’ y compaginamos actividades” con gran esfuerzo y en su gran mayoría acompañadas de redes de apoyo, ha añadido Vivas.
 
Salvador ha destacado que esas redes les han permitido a muchas llevar con ponderación el peso de sus actividades y el cuidado maternal. Pero las tres han recalcado en la falta de espacios confiables para sus hijos en las mismas instituciones donde laboran como ocurre en otros países. Aún así, también han reflexionado en que deben evitar “auto sabotearse, sí existe la manera de lograr equilibrio”, dicen.
 
“Necesitamos mujeres con capacidad de desarrollar el área de las ciencias, que se dediquen a esto y que con la empatía que las caracteriza puedan dar ese beneficio a los pacientes y por supuesto a la sociedad” ha declarado Vivas.
 
“Los aspectos culturales de los roles que a veces nos toca cumplir como mujeres, hay que seguir rompiendo. Se nos exige, además, vernos bien, cumplir con estándares de ser buenas madres, que seamos buenas en todo, desde la parte física, espiritual, mental. Nos imponen ciertos paradigmas que hay que cambiar”, ha insistido Salvador.
 
“La mujer no puede tenerlo todo en el sentido de que ningún ser humano puede tener todo. Siempre hay áreas que tienen una evolución mejor que otras. Sin embargo, la maternidad en el Ecuador todavía es una carga en donde la mayoría del cuidado se presupone debe ser la mujer quien lo aborde. Esto para la mujer científica representa un reto enorme porque si no tiene una red de soporte que ayude con el cuidado, se pierde mucho”, ha mencionado Tricallotis.
 
Por sus actividades científicas, las tres han evidenciado que, por ejemplo, sus pares europeas no dejan de optar por las posiciones académicas o laborales por una familia o por un hijo. En Ecuador es una condicionante en la cual las mujeres no acceden porque anteponen el cuidado de los hijos.
 
“Culturalmente la carga es atribuida en su totalidad a la mujer. Un hombre no lo hace, no es lo que la cultura le da como patrón”, ha mencionado Tricallotis, quien además ha resaltado el gran soporte incluso emocional de la Comunidad de Mujeres Médicas en momentos críticos como fueron la pandemia.
 
En definitiva, la vida personal, trabajo, investigación e incluso asociación gremial sigue siendo una balanza desigual. La mujer ha ganado mucho, pero hay áreas en las que no y eso también se traduce en menor ingreso económico.
 
Para Tricallotis, “es un círculo poco armonioso de supervivencia” y si bien hay más mujeres médicas, aún no están bien representadas, no por la cantidad sino por la posibilidad de innovación, ciencia, tecnología, etc., que ellas puedan ofrecer.
 
Por ello, en este Día de la mujer, Vivas ha compartido el mensaje motivador que suele dar a sus estudiantes: “El cielo es el límite y hay un camino de estrellas para poder alcanzarlo”.
   

---