Pacientes CoVID19 requieren seguimiento post recuperación por las secuelas mentales y biológicas
En Ecuador 30.641 pacientes han superado la enfermedad
Fabricio González Andrade, médico e investigador de la UCE.
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Jonathan Veletanga. Quito
Este 15 de julio Ecuador llegó a los
70.329 casos de CoVID19 y a los 5.158 fallecimientos confirmados. En las últimas semanas se ha registrado un aumento sostenido tanto de casos graves, prueba de ello es que los hospitales del sector público trabajan a su máxima capacidad en varias provincias, Pichincha, Azuay, etc.
Según la actualización diaria del Ministerio de Salud Pública (MSP), a nivel nacional se reportan 332 pacientes graves con pronóstico reservado, 759 pacientes hospitalizados estables, 33.439 estables en aislamiento domiciliario y
30.641 pacientes han superado de alguna manera la enfermedad: 5.900 pacientes recuperados, 15.541 con alta epidemiológica y 9.200 con alta hospitalaria.
Desde el lado científico, ¿qué pasa con los pacientes que se han recuperado la enfermedad?
Fabricio González Andrade, médico e investigador de la Universidad Central del Ecuador (UCE), ha manifestado que el
seguimiento post recuperación es “fundamental” debido a las secuelas que puede generar la CoVID19 a corto y a largo plazo. Por ello se recomienda crear clínicas de vigilancia para realizar este seguimiento.
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Lastimosamente, en Ecuador este seguimiento no lo hacemos. Nadie está viendo cuál es la evolución de las personas recuperadas”, ha lamentado el especialista en diálogo con EDICIÓN MÉDICA. “
González ha explicado que el
80 por ciento de los pacientes que presentaron una enfermedad leve se “recuperan por completo”. En los casos graves y críticos aún no se conoce con exactitud el impacto a largo plazo, aunque se estima que puede generar daño renal que requiera diálisis, daño neurológico (derrames cerebrales) y daño pulmonar por fibrosis pulmonar. Además, se deberían considerar los daños por el tratamiento, es decir, por el tiempo en ventilador en UCI, y efectos secundarios de terapias y medicamentos.
En las últimas semanas también se ha encontrado que
el SARS-CoV2 puede desencadenar diabetes en personas que no la tenían y que estaban sanas. Adicional, “el virus produce algún efecto metabólico que aumenta la diabetes”. Todavía no es clara esta situación, pero se la está observando, ha agregado el galeno.
Si bien este panorama de las secuelas es incierto, lo que se conoce con claridad es que la enfermedad
no se acaba cuando una persona se recupera, pues ya se ha determinado que causa un trauma psicológico importante en los pacientes recuperados.
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Todos tienen un trauma psicológico, incluso en algunos casos se ha logrado establecer que puede estar presenta hasta seis semanas después de la recuperación. Entonces, no solamente es el problema de las secuelas biológicas sino también las secuelas mentales”, ha sostenido el especialista.
Eduard Vieta, jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona, ha coincidido con el especialista ecuatoriano. En un taller para periodistas latinoamericanos ha explicado que, según la evidencia científica disponible, aproximadamente el 33 por ciento de pacientes CoVID19 desarrollan cuadros de
depresión leve y, en algunos casos, grave. Esto se debe tanto a la situación que viven por la enfermedad como al aislamiento médico y social a los que se someten.
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Es importante diferenciar entre tristeza y depresión. La tristeza es parte de una emoción natural del ser humano, pero si termina afectando de manera prolongada el funcionamiento familiar, laboral y social, se debe consultar con un profesional, ya que puede tratarse de depresión”, ha dicho Vieta.
Para Vieta, la pandemia de la CoVID19 tiene un
efecto directo en la salud mental de los pacientes y de las personas que se recuperan, lo que generará en un futuro cercano un aumento de síntomas depresivos, cuadros de ansiedad, estrés postraumático y trastornos del estado de ánimo.
Para amortiguar estos efectos adversos los especialistas han recomendado
aumentar la sensación de seguridad, buscar calma, mejorar la conexión social, buscar la autosuficiencia, generar esperanza y optimismo, así como buscar ayuda médica en caso de detectar afectaciones en el estado de ánimo o tener antecedentes de trastornos mentales.
“Ayudar a otros pacientes, por ejemplo, es una de las herramientas más poderosas contra el pensamiento negativo y el enfoque interno”, ha insistido González, quien también ha recomendado a los pacientes recuperados
un autoaislamiento adicional de por lo menos 7 días debido a que no se conoce bien las secuelas de la CoVID19.
¿Los pacientes recuperados pueden volver a infectarse?
Según González sí.
Para ello hay dos procesos: la reinfección, hay casos descritos de personas que vuelven a contagiarse por estar en entornos de alta exposición al virus y no protegerse adecuadamente; y la reactivación de la enfermedad, sucede en personas que aparentemente no se recuperaron totalmente, es decir, el virus está latente y después de un periodo de recuperación se reactiva.
“Hay la posibilidad de recuperarse, reinfectarse y reactivar la patología.
Esto todavía se está estudiando”. Por este motivo, el investigador ecuatoriano ha sugerido seguir las medidas de bioseguridad, mantener el distanciamiento físico, evitar las reuniones sociales y aglomeraciones, más aún si es una persona vulnerable.
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El virus vino para quedarse, las complicaciones las vamos a ver en un largo tiempo”, ha sostenido González, quien ha recomendado poner mucha atención a los síntomas leves, para así acudir tempranamente al Sistema de Salud.
Adicional, ha enfatizado en que el Estado necesita
invertir en pruebas PCR para todas las personas en riesgo, con el fin de detectar oportunamente a las personas sintomáticas y evitar reinfecciones.
Estudio en Ecuador
González junto a su equipo de investigación ha iniciado un estudio para
caracterizar clínica y demográficamente a los pacientes CoVID19. Se van a comparar los hallazgos clínicos en tres grupos de pacientes: quienes están en terapia intensiva, los hospitalizados estables y con sintomatología leve.
Buscarán determinar los factores por los cuales algunos ecuatorianos desarrollan cuadros graves y otros cursan la enfermedad de manera leve. Los resultados ayudarán hacer
modelos predictivos para implementar medidas de salud pública.