¿Qué entienden los especialistas médicos por reducción del daño en la Salud?
Expertos han abordado la temática en un webinar organizado por EDICIÓN MÉDICA
Viernes, 29 de octubre de 2021, a las 17:15
Enrique Terán, Patricio Freire y Luis Alberto Falconí.
Jonathan Veletanga. Quito
El concepto de reducción o disminución del daño en la salud pública ha tomado fuerza a inicios del siglo XX. Si bien en un principio se utilizaba únicamente como una estrategia o un enfoque de intervención para el tratamiento del consumo de drogas y sus consecuencias, hoy en día su aplicación se puede ampliar a otros campos de la Medicina para prevenir un sin número de patologías, ya que es un pilar de apoyo para lograr cambios en la vida de los pacientes.
Esta ha sido una de las conclusiones del webinar ¿Qué entendemos por reducción del daño en la Salud?, organizado por EDICIÓN MÉDICA. En este encuentro los médicos y académicos Patricio Freire, coordinador del Posgrado de Dermatología de la Universidad UTE, Enrique Terán, Doctor en Farmacología, y Luis Alberto Falconí, Cardiólogo Clínico, han analizado esta temática que es muy poco discutida en el país y que hace referencia a un paquete integral de intervenciones basadas en evidencia científica.
¿Por qué se puede aplicar el concepto de reducción o disminución del daño en varios campos de la salud pública?
A criterio del cardiólogo clínico, Luis Alberto Falconí, este concepto es muy amplio y va más allá del consumo de drogas y sus consecuencias. Hace referencia a un enfoque integral y multifactorial que permite prevenir y reducir el daño de distintos problemas de salud que tienen un alto mortalidad, por ello es perfectamente aplicable en el área de Cardiología.
En las enfermedades cardiovasculares, que son las primeras causas de muerte en el mundo, hay que proteger a las personas para reducir los daños en la salud. ¿Y cómo se logra esto? “No es solo de medicación, muy por el contrario, esto es el final”, se debe empezar desde una edad temprana con intervenciones integrales enfocadas a los factores de riesgo. “De esta manera podríamos evitar daños para la salud”.
Enrique Terán, especialista en Farmacología, ha manifestado que es importante entender que este concepto va de la mano con el objetivo principal de los médicos que manejan pacientes que ya tienen una enfermedad diagnosticada (sea esta cualquier patología), que es “buscar la mejor respuesta terapéutica posible” e instaurar estrategias que logren modular los factores predisponentes.
En cierta medida este es el paraguas en el que se ampara este concepto de la reducción del daño. Por ejemplo, cada año mueren millones de personas a causa de enfermedades relacionadas con el tabaquismo. “Si bien los médicos debemos tener una posición drástica en el consumo de alcohol, cigarrillos y drogas, no se puede dejar de lado que el consumo y la dependencia existen”. Por lo tanto, frente a un paciente que no quiere dejar de fumar se puede recomendar productos de reducción de daño que no son inocuos, pero si menos nocivos, ha agregado Terán.
Por su parte, el dermatólogo Patricio Freire ha aseverado este concepto está relacionado con la medicina preventiva y las intervenciones de las comorbilidades, por lo que a su criterio, su concepción es mucho más antigua que el siglo XX. “Las enfermedades comienzan a afectar no solo el organismo, no solo los sistemas sino también la parte emocional, la autoestima y los índices de la calidad de vida… Entonces es fundamental la prevención”.
En este sentido, ha reiterado que en Dermatología y otras especialidades existen un sin número de elementos (farmacológicos y no farmacológicos) que ayudan a evitar el daño de las enfermedades (detectadas o no) en el organismo. De esta manera, por ejemplo “vamos a prevenir la aparición de ciertas enfermedades o ciertos daños en la piel”.
¿Es un concepto polémico?
Según los ponentes, este concepto de reducción del daño no debería ser polémico porque básicamente hace referencia a estrategias o esquemas de prevención, sin embargo, dado que ha sido asociado únicamente al manejo del consumo de drogas y a otras sustancias adictivas como el alcohol o cigarrillo, costará muchísimo sembrar en la mente de los usuarios, de los pacientes y de la población, que es más amplio.
Comprendiendo la implicación de este concepto se puede ayudar a crear conciencia de cómo cambiar las costumbres que están relacionadas a las diferentes patologías. Es verdad que no “es la panacea o la solución a los problemas de salud pública, pero hay que hacerlas”, ha insistido Freire, quien ha considerado que es un enfoque adecuado para prevenir el cáncer de piel.
“El eje fundamental radica en no perder las perspectiva de que es lo que se busca, la palabra clave es reducción del daño, no se está hablando de anulación o eliminación, y por ende no se está dejando de reconocer que existe daño. Nosotros este proceso tenemos que enmarcarlo en la lógica por detrás del fracaso que ha existido en termino de las políticas radicales”, ha dicho Terán.
Por este motivo, ha sugerido entender el concepto en su cabalidad y tratar de posicionar “qué es menos malo para que la población tenga un impacto favorable dentro de lo nocivo que se está tratando de combatir”, como en el caso de combatir la dependencia de alcohol o cigarrillo, ha agregado.
Para Falconí, este enfoque ayuda a conocer todos los procesos que están asociados a las patologías y sus factores de riesgo. Es una perspectiva que puede impulsar a los pacientes a conseguir sus metas de salud y a los médicos a no tratar directamente las enfermedades. Por lo tanto la educación es parte fundamental del mismo.
Conclusiones principales
“Todo lo que sea correspondiente a factor de riesgo es potencialmente modificable”, sin embargo, lamentablemente, en los últimos años se ha convertido a la salud en un proceso “extremadamente medicalizable”, por lo que se ha dejado de lado en gran medida la consejería al paciente y cambios en los estilos de vida, así como en los factores de riesgo, ha mencionado Terán.
Freire ha considerado que la legislación sanitaria del país debe reconocer este concepto de reducción del daño como tal, por todo lo que implica para la prevención de las enfermedades.
En Dermatología y Cardiología no hay políticas públicas en saludde largo alcance que ayuden a reducir el daño o los factores de riesgo de las principales enfermedades en estos campos, como cáncer de piel, psoriasis, hipertensión, entre otras.
Reducción del daño es un enfoque que “engloba todo un proceso de bienestar” y que tiene la capacidad de generar impacto positivo en la salud de la población, a través de varios mecanismos, ha aseverado Falconí.
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