Cambios en la política de posgrados en Salud ¿el sistema universitario está listo para enfrentar los retos?
Entre otras situaciones, se necesita un incremento significativo del presupuesto
Se ha reformado el reglamento general de la Ley Orgánica de Apoyo Humanitario.
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Redacción. Quito
El 3 de agosto pasado salió a la luz pública (Registro Oficial) el Decreto 129, a través del cual
se reforma el reglamento general de la Ley Orgánica de Apoyo Humanitario para combatir la crisis sanitaria derivada del COVID-19.
Esta reforma cuenta con un
único artículo, en el cual se establece la
derogatoria de los dos últimos incisos de la disposición transitoria cuarta del Reglamento de la Ley Humanitaria, publicado en el Registro Oficial el 5 de octubre del 2020.
El penúltimo inciso de esta transitoria dice que solamente las universidades que diseñen la modalidad de “becario” para el 100 por ciento de sus estudiantes podrán ofertar nuevos cupos de posgrado en el área de salud.
En el último inciso consta que las universidades no estarán autorizadas a ofertar nuevos cupos para estudiantes de especialidades en el área de la salud bajo la modalidad de “autofinanciados”.
El nuevo decreto, firmado por el presidente Guillermo Lasso, el 19 de julio del 2021, dice que es necesario fomentar la
autonomía universitaria y la libertad de entregar cupos para posgradistas con el fin de
incentivar la especialización autofinanciada de médicos graduados en universidades nacionales.
Sin embargo, esta situación, en lugar de fortalecer la formación de recursos humanos a través de becas,
profundizará la explotación laboral de médicos posgradistas que han expresado públicamente su preocupación y desconcierto ante estas decisiones, que se suman al deficiente proceso de formación por la mala calidad docente de las universidades públicas.
Estos golpes de timón en la política educativa de los estudios de posgrado en Salud exigen prontas y sólidas respuestas del sistema universitario para abordar con integralidad el problema de las brechas, los espacios de prácticas y entrenamiento,
la formulación de un programa nacional de especialidades médicas coordinado por la Asociación de Facultades y Escuelas de Medicina del Ecuador (AFEME), una política claramente definida y activa de investigación científica que brinde integridad a la formación de IV nivel y, la creación de un sistema moderno de información científico-médica con financiamiento estatal, entre otros aspectos a considerar de manera urgente y precisa.
¿Las Facultades de Ciencias Médicas del país están listas para enfrentar estos retos?
Médicos consultados por EDICIÓN MÉDICA han considerado que las facultades no están listas. A su criterio
el nivel de inversión y desempeño logrado es disímil y polarizado, por decir lo menos.
Hay posgrados bien posicionados, con tradición y alta relevancia como el posgrado de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Otros, como los del Instituto de posgrados de la Universidad Central del Ecuador (UCE), pese a ser los pioneros en este campo en el país desde 1960,
actualmente han cedido paso a las innumerables querellas judiciales y demandas de estudiantes y profesores de los diferentes posgrados, en lugar de liderar la educación médica nacional o regional.
Los galenos han pedido mantener la reserva de sus nombres para evitar represalias.
“Los
retos en este campo deben enfrentarse con inteligencia, probidad e integridad académica y moral a toda prueba. Un aspecto que marca contraste muy notorio es el tema de la política partidista enquistada en el corazón agonizante de la universidad pública, donde se han instaurado prácticas al estilo de la antigua escuela italiana de la Cosa Nostra dedicados a autoprotegerse, a reflotar las glorias del pasado, al chantaje electorero de docentes, a la manipulación de estudiantes y al usufructo ‘del poder por el poder’ en beneficio de la misma mafia que degrada al Alma Mater”.
El país demanda de las universidades compromisos rigurosos y debidamente articulados con la transformación de la realidad sanitaria nacional derivada de la actual crisis. Fomentar la autonomía universitaria e incentivar la formación de especialistas médicos requiere del aporte de los mejores cuadros académicos de las universidades del país y del extranjero, junto al
incremento significativo del presupuesto para la formación de posgrado, han concluido.