BIENAL INTERNACIONAL
Científicos intentan bloquear la hormona de crecimiento para prevenir enfermedades
La vida media de la hormona de crecimiento es 15 minutos
John Kopchick de la Universidad de Ohio.
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Cristina Coello. Quito
El factor de crecimiento insulínico
tipo 1 (IGF-1) es vital en el desarrollo infantil, pero en algunas personas, una vez llegada a la edad adulta sus efectos son más bien perniciosos.
El IGF estimula el crecimiento y división de las células pero quienes carecen de los receptores de la hormona (pacientes de Laron) son mucho más sensibles a la insulina, lo que
previene la aparición de diabetes, otros problemas metabólicos y además tienen una enorme protección frente al cáncer.
Por ello, los científicos están buscando una forma de prevenir esas enfermedades considerando el bloqueo de esta hormona, ha manifestado a REDACCIÓN MÉDICA, el científico
John Kopchick de la Universidad de Ohio.
En el marco de la segunda Bienal Internacional de la hormona de crecimiento, organizada por la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), el científico ha señalado que “si se logra tener una
forma de bloquear los efectos de la hormona de crecimiento en adultos se evitaría la diabetes, obesidad, enfermedad cardiovascular y todo el mundo viviría más tiempo con una mejor calidad de vida”.
Y es precisamente lo que el biólogo molecular hizo. Ha desarrollado un fármaco (pegvisomant) que bloquea los receptores de hormonas del crecimiento y
provoca un descenso global del IGF-1 (actualmente utilizado en pacientes con acromegalia).
En su laboratorio realizó
experimentos con ratones que recibieron la medicación y tuvieron una incidencia de diabetes y cáncer muchísimo menor, además de mayor longevidad. Algunos de los roedores que participaron en el estudio llegaron a los cuatro años, es decir 18 meses más de lo que viven estos animales normalmente.
El fármaco “se podría utilizar para personas. Pero
sería muy caro y poco práctico que las personas sanas estén dispuestas a recibir un medicamento cuando existen otras opciones como las dietas con bajo contenido de proteína y muchos vegetales”, ha considerado Kopchick.
Según el científico, “las
proteínas hacen que se eleve el IGF1. Con la ingesta de muchos vegetales se reduce el efecto de la hormona de crecimiento” y por ende sus efectos nocivos en adultos.
Para el experto, lo mejor es
hacer prevención en base a una buena alimentación. “Seguramente en los próximos años saldrá una estrategia, no una droga, con un impacto bioquímico” sobre la hormona, ha comentado.