EPIDEMIÓLOGO ESTADOUNIDENSE
Despiden al líder de la lucha contra la viruela
Fue asesor de tres presidentes estadounidenses
Donald Henderson, epidemiólogo estadounidense.
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Redacción. Washington
El epidemiólogo estadounidense
Donald Henderson, quien dirigió los trabajos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) que permitieron erradicar la viruela, ha fallecido a los 87 años, a raíz de las complicaciones de una fractura de cadera, han informado sus familiares.
Profesionales relacionados a las políticas públicas de salud a nivel mundial como Juan Manuel Sotelo y Gina Tambini han manifestado en Twitter su
consternación por la desaparición de Henderson.
El epidemiólogo estadounidense, que se describió a sí mismo como "un
detective de las enfermedades", trabajó durante años en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ha sido una de las caras más conocidas en la lucha
contra el virus de la viruela, una de las enfermedades más letal de la historia, con cerca de 300 millones de muertes solo en el siglo XX y responsable de la desaparición de poblaciones autóctonas enteras en América, África y Asia.
Carrera exitosa
Henderson dirigió la campaña de la OMS contra la viruela y
logró en 10 años erradicarla definitivamente. El último caso en el mundo se registró en Somalia en 1977.
“La viruela era la única enfermedad humana que no había sido erradicada", destacó en un comunicado Michael J. Klag, decano de la Facultad de Salud Pública de la universidad Johns Hopkins de Baltimore.
Tras dejar su trabajo en la OMS, Henderson fue
asesor de tres presidentes estadounidenses, George H.W Bush, Bill Clinton y George W. Bush. Asesoró a este último sobre todo en asuntos de bioterrorismo tras los atentados del 11 de septiembre.
Henderson fue una de las caras más conocidas en la lucha contra el virus de la viruela, que ha sido quizá la enfermedad más letal de la historia, con cerca de
300 millones de muertes sólo en el siglo XX.
La viruela era una enfermedad infecciosa causada por un virus que nunca contó con un tratamiento especial, por lo que las únicas formas de prevención eran la
vacunación y la
inoculación.