ACTUAR EN CONSECUENCIA
Los pediatras deben actuar si existe sospecha de maltrato infantil
Al detectarlo proponen proceder a la internación
Cecilia Marchetti, docente de la Universidad Nacional de Córdoba.
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Redacción. Buenos Aires
Los pediatras tienen la “
responsabilidad moral” de detectar e intervenir ante la sospecha de maltrato infantil, ha enfatizado
Cecilia Marchetti en el VIII Congreso Argentino de Emergencias y Cuidados Críticos en Pediatría.
"
La mayoría de los casos de maltrato no se registran. Pasan sin que nadie se entere. Sin embargo, si el profesional ignora o prefiere no intervenir cuando detecta un pequeño moretón en el brazo, en una próxima vez ese niño va a llegar a la sala de emergencias en paro", ha considerado Marchetti.
Por ello, la especialista ha enfatizado en varias
recomendaciones para reconocer una situación de maltrato en el turno de emergencias.
Conocer la definición
La especialista ha recordado que el síndrome de maltrato infantil (SMI)
es toda acción, omisión o negligencia no accidental que prive al infante o adolescente de sus derechos y su bienestar, provocando lesiones o interfiriendo en su desarrollo físico, psíquico o social.
"Las facultades de medicina están obligadas a
enseñarlo como un eje temático. Y el médico tiene que hacer educación y prevención secundaria", ha considerado Marchetti.
La incidencia
De acuerdo a la UNICEF,
6 de cada 10 niños en el mundo de entre 2 y 14 años sufren maltrato físico de parte de sus cuidadores, lo cual deja entrever que el problema está ampliamente extendido
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños, mientras que
1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia.
"En el Hospital de Niños de Córdoba, el
4 por ciento de los politraumatizados habían sido víctimas de maltrato. ¿Cuántos más hay que no llegan a la guardia porque las lesiones son menos graves? Y, sin embargo, ese maltrato puede dejar secuelas", ha explicado Marchetti.
Responsabilidad legal
En todos los países de Latinoamérica
existen distintas leyes que, en mayor o menor medida, promueven y protegen los derechos de los niños y adolescentes. Y refieren a la responsabilidad de quienes están en contacto con ellos, incluyendo a los médicos.
"El
médico tiene la responsabilidad de alertar y actuar ante la sospecha de maltrato. El niño está inserto en una familia. No se puede tratar al niño si no se trata a la familia", ha instado la especialista.
El pediatra ha de informar su sospecha,
preferentemente por escrito, al organismo de protección de derechos que corresponda al domicilio del paciente. Asimismo, tiene que asumir la responsabilidad moral de hacer el seguimiento del caso, ha recalcado.
Reconocer los indicadores
Según la especialista, los distintos tipos de maltrato (físico, emocional, descuido o negligencia y abuso sexual) presentan
diferentes indicadores físicos, emocionales y conductuales que deben llamar la atención del profesional.
Las
marcas físicas son las más certeras, mientras que las alteraciones conductuales y emocionales resultan ser más inespecíficas, aunque no por eso deben soslayarse.
En la anamnesis
Es importante
escribir en la historia clínica todos los detalles del hecho, tal cual los relata el cuidador o la víctima. "Si hubo una situación de maltrato, probablemente (el padre o cuidador) vaya cambiando el relato en los días posteriores", ha recordado Marchetti.
En cambio, si es el niño quien denuncia una agresión o ataque en su descripción, “hay que
darle crédito pese a las eventuales desmentidas de los adultos de su círculo familiar íntimo. No entra en la psíquis del niño inventar hechos de esa naturaleza", ha sostenido.
La pediatra ha dicho que también es relevante
averiguar el tiempo transcurrido desde el episodio traumático grave hasta la demanda de asistencia médica. "La demora es un mal indicio".
Otro aspecto en el cual se ha de enfocar el médico es en el análisis de la mecánica de la lesión. "¿Se
corresponde el relato con el hecho? Si los mayores le echan la culpa al hermanito de dos años, hay que preguntarse si un niño de esa edad tiene la fuerza para cometer el acto que le endilgan", ha recomendado.
El examen físico
Aunque varias guías o recomendaciones proponen que sea un experto quien
certifique las lesiones, en especial, las de abuso sexual infantil, “existen circunstancias en que conviene que sea el propio pediatra quien las realice. Sobre todo, cuando ese examen derivado no puede ser inmediato y existen temores de perder al niño o a la familia en el intervalo”.
"Cualquier médico pediatra con experiencia sabe reconocer un aparato genital o ano normal y
proceder a la internación del niño, en caso de dudas, tomar fotos con previa autorización para la interconsulta, y eventualmente iniciar los esquemas preventivos de enfermedades de transmisión sexual. No hay tiempo que perder", ha propuesto la especialista.
Marchetti ha sugerido además que el examen debe incluir una revisión completa con exploración de
fondo de ojo y registro en la historia clínica de todos los hallazgos encontrados en la exploración.
Lo que incluyen las lesiones
La especialista ha detallado que el médico debe observar hematomas,
mordeduras humanas, “todas aquellas cuyo diámetro sea superior a 5 cm son causadas por adultos", ha asegurado Marchetti.
También están las quemaduras, alopecia traumática, lesiones esqueléticas, lesiones de cráneo,
lesiones oftalmológicas, lesiones genitales (el diámetro del himen mayor a 1 cm, dilatación anal mayor a 15 mm y el esfínter anal hipotónico son todos indicadores de abuso sexual infantil).
Estudios complementarios
La especialista ha indicado que en menores de 2 años, algunos de los exámenes complementarios que se recomiendan ante la sospecha de maltrato son los de coagulación, centellograma óseo, muestras para cultivos y
serología de enfermedades de transmisión sexual, cuando existen indicios de abuso sexual infantil.
Las consecuencias
En su exposición, Marchetti ha citado un estudio estadounidense en víctimas de maltrato infantil que reveló algunas
consecuencias del maltrato.
Ha citado que el 30 por ciento presentaba algún tipo de déficit cognitivo o de lenguaje, el 22 trastornos de aprendizaje, el 50 dificultades en la escuela (incluyendo déficit de atención y trastornos de conducta), el 50
problemas emocionales y el 14 por ciento comportamientos autodestructivos.
También hay informes de
secuelas tan graves como ceguera parcial o total, retraso mental y del desarrollo, convulsiones, hemiplejia y sordera.
"Hay que conocer esas consecuencias para estar atentos al problema. Muchos casos que se diagnostican al octavo o décimo mes como parálisis cerebral, en realidad, son
resultado de las sucesivas sacudidas que les infringieron sus padres durante los primeros meses de vida”, ha advertido la pediatra.
El diagnóstico diferencial
Marchetti ha recordado que antes de denunciar la sospecha de abuso, el médico debe
descartar otras patologías que incluyen osteomielitis, leucemia, neuroblastomas, raquitismo, escorbuto, hipofosfatemia, insensibilidad al dolor, enfermedad de Caffey, hemofilia y accidentes.
"Pero
los accidentes van en último lugar, porque muchos de ellos en realidad son casos de maltrato por negligencia", ha insistido.