INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Ecuador es parte de un estudio internacional sobre la sensibilidad auditiva y los genes
Puede haber factores genéticos, ambientales, de género o culturales en la pérdida auditiva
Ángel Guevara, Patricia Balaresque, Evelyne Heyer, Sylvain Haupert, Eric Verzele.
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Cristina Coello. Quito
Con el apoyo de la Universidad de Toulouse (Francia), el Museo Nacional de Historia Natural de París y la Universidad de Paris; el
Instituto de Investigación en Biomedicina (Inbiomed) de la Universidad Central (UCE) ha iniciado un singular estudio sobre la influencia del entorno acústico y la genética en la sensibilidad auditiva de los adultos entre 18 y 55 años.
Ángel Guevara, docente e investigador de la UCE, en entrevista con EDICIÓN MÉDICA, ha explicado que este proyecto tiene como objetivo evaluar si las condiciones del entorno geográfico de las poblaciones, su cultura y otros factores como el género pueden tener algún efecto en la audición. La singularidad de la investigación radica en que también evaluarán si existen componentes genéticos que influyan.
Esta investigación se la realiza en varios países de diferentes áreas geográficas del mundo e incluye países de África, Asia, Europa y
América del Sur. En Ecuador se tomarán muestras a un aproximado de 400 personas ha comentado Guevara.
En Ecuador se han elegido poblaciones que viven en altitud, tanto en zonas urbanas y menos urbanas como
Quito y
Colta, se incluyó la ciudad de Baños de Agua Santa y también zonas de la Amazonía como
Puyo, Mera y sus alrededores rurales.
Además de Guevara, integran el proyecto los investigadores franceses
Patricia Balaresque, del Laboratorio de Evolución y Diversidad Biológica de la Universidad de Toulouse;
Sylvain Haupert del Instituto de Sistemática, Evolución y Biodiversidad en el Museo Nacional de Historia Natural de Paris;
Evelyne Heyer, directora del laboratorio de Eco-antropología de la Universidad de Paris.
Los investigadores han considerado que, de todos los sentidos humanos, “la audición ha sido muy poco estudiada desde un punto de vista fundamental, incluso a pesar de la urgencia que existe hoy en día para comprender cómo los humanos perciben los sonidos en un contexto a escala mundial, donde las
pérdidas de la audición se aceleran”.
Se estima que para 2050 más de mil millones de personas se verán afectadas por pérdidas auditivas y las estimaciones de la Organización Mundial Salud (OMS) apuntan a que las
mujeres son más afectadas que los hombres.
También se sabe que existe un alto grado de heterogeneidad en estas pérdidas en todo el mundo y no existen
datos sobre las diferencias en la sensibilidad auditiva entre las poblaciones humanas antes de que comience el
proceso de degeneración, ni siquiera sobre los factores que podrían explicar estas diferencias de sensibilidad auditiva (género, idiomas, entorno acústico directo).
De allí que este grupo de investigación ha considerado que “las respuestas a estas preguntas son invaluables para prevenir, diagnosticar y cuidar uno de los sentidos más amenazados en la actualidad, pues la evolución de la sensibilidad auditiva ha sido sólo abordada desde un
punto de vista patológico (sordera y las pérdidas auditivas)”.
Las acciones realizadas
En lo que va del estudio, que inició en octubre del 2022, se ha realizado principalmente trabajo de campo en varias las localidades recolectando muestras biológicas de pobladores de las localidades seleccionadas y las respectivas audiometrías.
Los análisis genético-moleculares (en muestras de saliva) para determinar
secuencias de ADN y metagenómica se realizarán en Francia debido a que la tecnología requerida no ha sido implementada en Ecuador, ha explicado Guevara.
Adicionalmente, en cada comunidad de estudio se han colocado micrófonos que detectarán el
ruido durante un año calendario y luego se analizarán los datos.
“Es conocido que el
ruido afecta la audición de los humanos, por lo tanto, la importancia de este estudio radica en que se generará
datos importantes para reforzar o ejercer un poco más de control y que las autoridades pertinentes emitan ordenanzas sobre los problemas de ruido”, ha comentado Guevara.
Y si se encuentra algún componente genético “puede ser importante para identificar la causa de algunas
patologías y obviamente buscar los núcleos o poblacionales donde se presenten con mayor o menor frecuencia este tipo de alteración”.
El dato
El estudio concluirá a inicios del próximo año.