Edición Médica

Guillermo Barragán, Narcisa Robles, Alejandra Hidalgo,Catherine Jarrín y José Luis Proaño.

Cristina Coello. Quito
Es conocido como el síndrome del quemado, del agobiado, del roto y otras 17 denominaciones más, no obstante en Ecuador el personal sanitario sabe muy poco del burnout y es uno de los principales problemas que los aqueja.
 
Esa fue una de conclusiones sobre el tema, en la mesa redonda realizada en las XXVIII Jornadas Médicas Internacionales Vozandes.
 
El burnout o estrés laboral crónico, afecta principalmente a profesionales que trabajan con personas tales como personal sanitario, educadores, policías, psicólogos, trabajadores sociales, entre otros.
 
Alejandra Hidalgo, especialista en seguridad y salud familiar del hospital Vozandes, ha señalado que en muchos países el burnout es “considerado un problema de salud pública”, por los elevados  niveles de personas afectadas y “sin embargo es un tema desconocido en el personal de salud” aquí.
 
Hidalgo ha explicado que el síndrome es reconocido principalmente por tres esferas o dimensiones: el desgaste emocional, la despersonalización y las alteraciones en la realización personal.
 
Catherine Jarrín, especialista del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (ISSFA), ha precisado que el desgaste emocional es “la fatiga o cansancio”, derivado entre otras, por la frustración tras la pérdida del entusiasmo inicial de la carrera sanitaria.
 
Narcisa Robles, enfermera de emergencias, ha explicado que la despersonalización “es un sentimiento negativo ante los usuarios. Es el cinismo y apatía que siente el personal” frente a los pacientes.
 
Esa actitud también deriva en “constantes ausencias, inasistencia a las reuniones del servicio, actitud fría, apatía y distancia con los pacientes” y compañeros de trabajo, ha añadido Robles.
 
Por su parte, Guillermo Barragán, representante de los médicos de Pichincha, ha explicado que las alteraciones en la realización personal se pueden notar en “las respuestas negativas así mismo y al trabajo. Es el deterioro del auto concepto acompañado de sensación de insuficiencia y desconfianza en sus habilidades”.
 
Barragán ha recordado que al término del servicio rural, los médicos entran “a la residencia y damos todo. Pero con los horarios extendidos, el exceso de pacientes, el poco tiempo que tenemos para atender, nos vamos consumiendo poco a poco y luego con los años nos encontramos cansados”.
 
Según el médico, entre los síntomas físicos están el dolor de cabeza, fibromialgias, cervicalgias, entre otras.
 
“Estar inseguro de las habilidades que adquirimos toda la vida nos puede generar un proceso de estrés y muchos de nosotros hemos tenido una inseguridad en algún caso” ha añadido el médico, como un indicio a considerar.
 
Cuando el burnout es una realidad “se genera una imposibilidad de trabajar en equipo. Quien está afectado logra una capacidad de aislamiento” singular. Se ve competencia, discusiones sin sentido con otros colegas, ha alertado Barragán.
 
Ya en etapa avanzada hay pérdida de ideas fundamentales y un creciente alejamiento de las  actividades familiares y sociales, ha advertido.
 
Finalmente, el dirigente de los médicos ha asegurado que este síndrome “es más común en el personal sanitario de los  hospitales públicos, que en los privados”.

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