SEMF: El nivel político no termina de entender la función del Médico de Familia
La capacidad resolutiva puede garantizar al político que no se saturen los hospitales
Edgar León, presidente de la SEMF.
|
Cristina Coello. Quito
Con un llamado a “continuar en esta tarea de
ver al paciente más allá de la enfermedad”, el presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Medicina Familiar (SEMF),
Edgar León, ha celebrado el día mundial de esta especialidad sanitaria con un pedido a “no dejar de soñar con un sistema de salud equitativo y justo”.
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, León ha recalcado que la Medicina Familiar es una de las
especialidades “más integrales, completas, pero más complejas y de mayor desgaste. Pero a pesar de eso, una de las más hermosas”, ha dicho.
El representante de los médicos familiares ha resaltado que la trascendencia de este grupo sanitario ocupa un entorno que va más allá del paciente y su enfermedad, y
“lamentablemente no ha sido considerado relevante para el sector político”, a pesar de su importancia en el sistema de salud.
León ha querido dejar claro que el médico familiar “no solamente se va a ocupar de esa parte biológica que tanto énfasis hacen los sistemas de salud en Latinoamérica. Sino
también del contexto familiar, social, cultural del cual forma parte ese paciente”, y allí, los intereses políticos del gobierno de turno pueden determinar que, este especialista en particular sea visto desde un punto de vista operativo -clientelar.
Actualmente, más de 2.000 médicos familiares han sido formados en el Ecuador “bajo perfiles únicos de evaluación de competencias”, que están capacitados para resolver padecimientos en los niveles primario y hospitalario, es decir,
del 80 al 90 por ciento de la patología ambulatoria, ha asegurado el representante de la SEMF.
Por lo tanto, ha insistido en que este grupo de especialistas son “una inversión” para los sistemas de salud porque pueden manejar un grupo poblacional amplio, con diversas patologías y
evitar que se congestione el sistema hospitalario.
“
Mantener un hospital es mucho mas caro que organizar un primer nivel, donde se pueda contener y evitar que las cosas se compliquen. El día de terapia intensiva en el país cuesta entre 1.200 y 1.500 dólares diarios. Pero lamentablemente aquí la decisión es política”, ha reclamado León.
“La parte
política mal entendió lo que significa Medicina Familiar y qué significa primer nivel. Formamos tres años especialistas para mandarles hacer referencia. El sistema así no puede funcionar”, ha advertido el dirigente.
Por ello ha insistido en que estos especialistas deben ser
asignados al área ambulatoria del sistema, “donde tengan la mayor capacidad resolutiva posible, es
decir con los insumos necesarios (tecnología, laboratorios, imagen básica) que le permitan solucionar allí las cosas y no remitir” al siguiente nivel de atención.
De allí que ha sugerido
crear indicadores que reflejen la resolución de patologías, “no números clientelares, no número de consultas, más bien pedir cuánta población mantenemos sana, esa sería la mejor forma de demostrar trabajo”, ha considerado León.
Los requerimientos
Para el representante de la SEMF, “nos
viene una crisis que nos va a encontrar con un sistema ya de por sí insuficiente. Si organizamos de las cenizas y adecuamos bien el primer nivel, en algo podremos paliar lo que estamos viviendo”, considerando además que salud depende también de otros determinantes sociales como educación o trabajo.
Así pues, han solicitado a las autoridades la asignación de médicos familiares a unidades de salud con equipamiento e insumos, también una diferenciación en la medición de la capacidad resolutiva con otras especialidades, definición de responsabilidades en cada nivel de atención;
gestión adecuada en cuanto a registro, prescripción, referencias y contrareferencias, así como la articulación de responsabilidades de los diferentes niveles y de los hospitales.
Finalmente, ha insistido en que “
a cargo de salud debe estar gente que sepa de salud, no concursitos. En la última década se vio una cantidad enorme de diplomados con una formación base muy diferente a la sanitaria, por ejemplo, turismo. Y esas personas eran designadas en las direcciones de especialidad. No necesariamente deben ser médicos, en muchas unidades, es una enfermera la que está al mando”, ha aclarado.