INVESTIGADORES ECUATORIANOS
El uso temprano de plasma convaleciente puede disminuir la estancia hospitalaria de pacientes con COVID-19
Se ha realizado un ensayo clínico sobre este tema en el Ecuador
Manuel Baldeón, docente investigador de la Escuela de Medicina de la UIDE.
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Jonathan Veletanga. Quito
Investigadores ecuatorianos han concluido el
primer ensayo clínico local sobre el uso de plasma convaleciente (de personas recuperadas) en pacientes hospitalizados por COVID-19. Los resultados toman relevancia ante la ausencia de un tratamiento específico para la patología, de manera que pueden ser información de utilidad para el personal médico que atiende a estos pacientes.
“Los resultados tenían que haber salido a inicios de este año”, pero debido a las trabas burocráticas el desarrollo de estudio tardó un poco más de lo esperado. Aún así los
resultados son “valiosos” para el tratamiento de los pacientes, a pesar de que ahora, afortunadamente, hay menos casos de COVID-19, ha manifestado
Manuel Baldeón, coautor e investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE).
Principales resultados
Cuando no existe un tratamiento específico para alguna enfermedad infecciosa, así como sucedió hace más de un año para la COVID-19,
la “inmunidad pasiva” se convierte en una terapia útil, por ello para la práctica médica se recomienda el uso de plasma convaleciente rico en anticuerpos, que se obtiene de pacientes recuperados, ha explicado.
Frente a este panorama los investigadores realizaron este estudio clínico, doble ciego, con placebo controlado, en tres hospitales de Quito, donde un grupo de pacientes hospitalizados por COVID-19 recibió plasma de pacientes que se habían recuperado de la enfermedad y por ende tenían anticuerpos; el otro grupo (de control) recibió plasma sin anticuerpos.
Ingresaron al estudio 158 pacientes que no tenían una enfermedad muy grave, presentaban una saturación de aproximadamente 90 por ciento.
El plasma convaleciente se obtuvo al menos 28 días después de la recuperación de los pacientes, por plasmaféresis y en colaboración de la Cruz Roja Ecuatoriana. A lo largo del estudio se midió principalmente la
sobrevida de los pacientes y la duración de la hospitalización.
De esta manera, los investigadores han podido determinar: que la administración del plasma con anticuerpos contra el SARS-COV-2 no afecta la sobrevida, es decir, no hubo diferencia entre los que recibieron el plasma convaleciente vs los que recibieron el plasma sin anticuerpos; que el tratamiento de los pacientes con el plasma convaleciente tiende a disminuir la permanencia hospitalaria; que
el tratamiento se debe utilizar únicamente en pacientes con infección leve; y las primeras 72 horas son claves para la administración del plasma convaleciente.
Baldeón ha mencionado que una administración tardía del plasma en los pacientes “se asoció con una mayor permanencia de los pacientes en el hospital.
Mientras más rápido se administra el plasma hubo un menor tiempo de hospitalización”.
También se ha observado que un retraso en la administración del tratamiento con plasma convaleciente se asocia a una disminución en la recuperación de la función pulmonar. Por lo tanto, “
lo importante es darlo lo más rápido posible”.
En resumen, en el uso del plasma convaleciente es importante que el tratamiento
se lo haga lo más pronto posible, dentro de las primeras 72 horas de que ingresan los pacientes. Además, se debe utilizar plasma con títulos altos de anticuerpos específicos contra el SARS-COV-2 y el tratamiento se debe administrar únicamente en pacientes que no estén enfermos de gravedad, ha enfatizado el investigador.
Para el galeno, estos resultados siguen siendo importantes para países con recursos limitados como el Ecuador, porque todavía no hay disponibilidad de tratamientos específicos contra COVID-19. Entonces, esta puede ser una
alternativa que brinda “beneficio” a pacientes que no están severamente enfermos.
El dato
Los investigadores ya han enviado el manuscrito a una revista científica.
Esperan la aceptación para su publicación.
Este estudio se realizó en conjunto con la Cruz Roja Ecuatoriana.
Los autores son: Manuel Baldeón, Augusto Maldonado, Miguel Ochoa-Andrade, Carolina Largo, Mónica Pesantez, Marco Herdoiza, Gerardo Granja, Marco Bonifaz, Hugo Espejo, Francisco Mora, Patricio Abril-López, Lady Karen Robles Armijo, Verónica Pacheco, Rafael Salazar, Steffy Reinthaller, Federico Zertuche y Marco Fornasini.