DURANTE LA PANDEMIA
En Ecuador, los noticieros fueron los principales divulgadores de publicidad engañosa de medicamentos
Un estudio determinó que hasta un tercio de los productos publicitados no disponía de registro sanitario
María Belén Mena de la UCE; Iván Sisa y Enrique Terán de la USFQ.
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Cristina Coello. Quito
Un
estudio transversal ha determinado que más del 65 por ciento de spots publicitarios transmitidos en televisión nacional durante la pandemia de la COVID-19 contenía
información engañosa de productos relacionados con la salud y que fueron los noticieros los que concentraron estos anuncios en contra del consumidor.
Los investigadores
María Belén Mena, de la Universidad Central del Ecuador (UCE);
Iván Sisa y
Enrique Terán, de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) han publicado un
estudio en la revista de acceso abierto
MDPI en la que alertaron que la mayoría de los productos relacionados con la salud se publicitan de manera engañosa en televisión nacional.
Para llegar a estas conclusiones se han monitoreado canales de señal abierta durante 111 horas en los meses de junio y octubre de 2020 y se analizó el contenido verbal, no verbal y de contexto de cada anuncio publicitario de acuerdo con la guía “
Comprender la promoción farmacéutica y responder a ella” de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la
Ley Orgánica de Defensa al Consumidor del Ecuador.
Más del 90 por ciento incumple la Ley
Este estudio ha identificado 667 anuncios
, correspondientes a 84 productos, transmitidos en 28 canales de televisión distribuidos en las ciudades de
Quito, Cayambe, Latacunga, Ambato y Portoviejo.
Tras el análisis, los investigadores han establecido que los
noticieros concentraron siete veces más (que la otra programación) las ofertas de productos de salud y que el 78 por ciento de esos productos tenían un registro sanitario emitido por ARCSA (Agencia de Regulación y Control Sanitario) de los cuales el 39,1 por ciento eran
medicamentos; 31,4 por ciento alimentos o
complementos alimenticios; 26,5 por ciento
productos naturales; y, 2,9 por ciento cosméticos.
La propaganda más prevalente (17,8%) durante el período analizado fue de productos para
afecciones gastrointestinales (colitis, diarrea, estreñimiento y acidez estomacal). Pero también se ofrecieron productos destinados a mejorar la
potencia sexual; aumentar la energía y la inteligencia; y los destinados a prevenir y tratar
problemas respiratorios.
Lo que ha preocupado a los investigadores fue que la mayoría de esas publicidades sugerían un uso indiscriminado, permanente e innecesario, incluso en personas sanas, sin mencionar
restricciones de uso en
niños o durante el
embarazo o la
lactancia.
Los evaluadores han considerado que 67,2 por ciento de los anuncios analizados eran
engañosos y que el 99 por ciento incumplieron al menos dos requisitos de la Ley de Defensa al Consumidor y de los criterios éticos para la promoción y publicidad de medicamentos emitidos por la Autoridad Sanitaria ecuatoriana.
Reprocharon además que en ninguno de los segmentos de salud de las noticias se declararon las
fuentes de financiamiento de los patrocinadores.
Un tema para el debate
Este estudio ha dejado ver por primera vez que los segmentos noticiosos en el Ecuador emiten hasta
siete veces más publicidad engañosa que otros programas televisivos, con la difusión de productos que ofrecen falsas promesas, y hasta “un tercio de ellos
sin registro o notificación sanitaria” exponiendo a las personas a riesgos adicionales innecesarios, por lo cual se hace “urgente una regulación pragmática”, han solicitado los investigadores en sus conclusiones.
“La regulación existe, pero no se aplica; de hecho, daría la impresión de que los medios de comunicación, al tratar de financiar el espacio informativo, están de acuerdo con transmitir publicidad engañosa, lo que afecta a los ciudadanos en cuanto a su
derecho de acceso a información veraz”, ha manifestado el estudio.
Los investigadores han recalcado que “es paradójico que, mientras los médicos y todo el sistema de salud tienen un mandato para adherirse a una práctica
basada en la evidencia, se utilicen estrategias de promoción en los medios de comunicación para enfatizar solo los ‘beneficios’ de los productos e invitar a las personas a consumirlos por sus efectos curativos, modificaciones de la enfermedad o alivio de los síntomas, que no son necesariamente
científicamente probados y sin considerar posibles
reacciones adversas o riesgos con su uso”.
Por lo tanto, han estimado que la publicidad engañosa de productos relacionados con la salud durante la pandemia “se aprovechó de los temores de personas”, algo que podría considerarse poco
ético.
La propuesta
La investigación ha concluido proponiendo un
monitoreo aleatorio de los medios de comunicación, con el apoyo de
estudiantes universitarios como estrategia, siempre y cuando los reguladores se involucren en el proceso.
Por otra parte, se ha llamado la atención del Ministerio de Salud Pública (MSP) para revertir la situación mediante la
capacitación del personal para apoyar actividades de farmacovigilancia; mejorar la educación entre los profesionales de la salud/estudiantes con respecto a las
tácticas de mercadeo de medicamentos; y mejorar la
colaboración entre diferentes agencias gubernamentales para apoyar las actividades de farmacovigilancia.