VINCULACIÓN CON LA COMUNIDAD
Estudiantes de Medicina promueven la prevención del CoVID19
Estiman necesario incrementar la difusión de medidas de cuidado
En el mercado de Cayambe.
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Cristina Coello. Quito
Aunque la pandemia de CoVID19 ha obligado a muchos estudiantes universitarios a mantenerse confinados y seguir sus clases en formato virtual, también ha sido aprovechado por otros para experimentar la vinculación con la comunidad y promover la prevención del CoVID19.
Un grupo de
22 estudiantes del sexto semestre de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central de Ecuador (UCE) imprimió y repartió hojas volantes con sencilla información científica (elaborada por el epidemiólogo Byron Nuñez) sobre varias medidas de prevención y contención del nuevo coronavirus.
EDICIÓN MÉDICA dialogó con algunos estudiantes que, en varias ciudades y comunidades del país, entregaron la
breve guía y en muchos casos despejaron dudas e instruyeron sobre el uso de mascarilla, lavado de manos, distanciamiento social, desinfección, entre otras normas.
La información también fue entregada a empreados públicos.
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La experiencia les ha permitido identificar algunas singularidades sobre cómo enfrentan la situación los ecuatorianos. En muchos casos fue común la
percepción de poca importancia que la población de da al buen uso de la mascarilla o el escueto interés por la información precisa.
No obstante, este contacto también les ha dejado claro que
existe población con poco acceso a información precisa y la escas o nula participación de las autoridades sanitarias en la difusión.
Gabriela Barahona, que realizó la actividad en
El Carmen (Manabí) ha considerado que la población en zonas rurales “pone mayor interés” y propicia una interacción más constructiva “porque identifica sus errores al aplicar las medidas preventivas y está dispuesta a corregirlos”.
Por su parte,
Lizbeth Narváez, que repartió volantes en las afueras de un centro comercial del
sur de Quito, pudo percibir el poco interés de las personas y la necesidad de captar la atención mediante palabras clave para alcanzar su objetivo de socializar la información.
Según han relatado, cada estudiante revisó, imprimió y repartió al menos 100 volantes durante las semanas previas a las festividades de fin de año, con
la meta de prevenir contagios de CoVID19 en las reuniones familiares o con amigos.
En zonas costeras descuidan el uso de mascarilla.
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En
San Jacinto (Manabí), donde
Mishelle Valle, realizó su proyecto de vinculación con la comunidad, se ha identificado que “solo los turistas usaban mascarilla”, mientras la poca población que la usa la comparte con otros miembros de la familia.
“Es necesario brindar más capacitación a la población en estas pequeñas zonas” rurales porque
no existe información oficial pero también existe un ambiente de relajamiento en la aplicación de medidas de bioseguridad, ha comentado Valle.
Alejandra González, desde Ibarra, también coincide con su compañera y menciona que en su barrio en el centro de la ciudad, los vecinos “
bajaron la guardia, especialmente en esos días festivos” y al recordarles las normas de bioseguridad admitieron que era necesario los recordatorios.
Así mismo han evidenciado que la actividad en las ciudades con mayor densidad poblacional “fue más difícil” por el
poco contacto que existe entre vecinos, lo cual no ocurre en ciudades más pequeñas y comunidades donde la cercanía facilita la comunicación.
La población rural es receptiva.
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Así lo asegura
Joel Londo quien dijo conocer a casi toda su comunidad en Riobamba y evidenció que muchos
no portaban su mascarilla al abrir la puerta de sus domicilios. “Al tener tanta confianza hay descuido”, dice, pero les dejó claro que es necesario su uso en cualquier momento y frente a cualquier persona.
Londo también se ha percatado que es común en las zonas rurales de la Sierra la colocación de
ramas de eucalipto en la entrada de las casas “para protegerse”. Varios de sus compañeros admiten que es popular el
compartirse recetas caseras que supuestamente ayudan a curar o prevenir la nueva enfermedad.
El estudiante ha mencionado que en las
zonas agrícolas tampoco existe participación de líderes indígenas en la difusión de medidas preventivas. “Lo que conocen ha sido lo que escuchan en la televisión”, comenta.
Vanessa Cárdenas, difundió las 10 recomendaciones para evitar el contagio en Cayambe y a ella le sorprendió que la gente
se acercaba a recibir la información impresa mientras los vendedores se acomodaban correctamente la mascarilla o aplicaban medidas de desinfección en su zona de trabajo.
Algunos no aceptan los volantes.
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“Las señoras del mercado
escuchaban y aceptaban las recomendaciones. Fue agradable la aceptación que tuve” cuando corregía algunas acciones, ha añadido.
En el terminal terrestre de Manta,
José Romero, evidenció que muchas personas viajan a poblados pequeños, pero “no tomaban en cuenta las normas de bioseguridad”, mientras otros que se dirigían a ciudades grandes incluso vestían trajes impermeables.
Lizbeth Narváez consideró que fue “muy grato ayudar a la gente” en el proyecto de prevención, mientras
Anthony Calvopiña menciona que algunas personas “no lo toman positivamente y rechazan la recomendación de usar o colocarse bien la mascarilla, por ejemplo”. Él estima que en la zona urbana la población dice estar informada, pero sus acciones parecen demostrar lo contrario.