Estudio revela situación de los pacientes con epilepsia en Ecuador
Se plantea un Plan Nacional de Salud Mental en el país para mejorar esta situación
Alejandro Cruz y Marcelo Cruz, directivos de Neurologic.
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Diego Mosquera. Quito
Un estudio realizado por científicos ecuatorianos ha evaluado las barreras de acceso a Salud de las personas que viven con
epilepsia (PVE) en las zonas rurales y urbanas del país y ha determinado que la mayoría no se integran a la sociedad completamente.
La investigación realizada por los ecuatorianos
Marcelo E. Cruz, Jaime A. Luna y Alejandro Cruz Culebras con el apoyo de
NeuroLogic International, la Academia Ecuatoriana de Neurociencias y Universidad de Limoges, Francia; usó una metodología ‘puerta a puerta’ a 3.000 familias en las ciudades de Quito y Archidona. Además estudiaron 3.000 pacientes.
El estudio denominado ‘Mejorando el Acceso a Salud para las Personas con Epilepsia en Ecuador’ (Maspee), ha señalado que el 40 por ciento de las PVE en la zona urbana tienen un nivel de estudios
entre analfabetismo o primario, además el 70 por ciento son solteros y el 43 por ciento no tienen empleo.
Mientras tanto en la zona rural los mismos indicadores indicaron que el nivel de analfabetismo de las PVE es del 64 por ciento, 68 por ciento son solteros y el 57 por ciento no trabaja.
Adicionalmente se determinó que el 68 por ciento de las PVE en Quito han sido víctimas de un
estigma social.
Prejuicios y creencias
En este sentido
Alejandro Cruz, experto en neurociencias, ha manifestado a REDACCIÓN MÉDICA que un problema muy importante son las creencias de la gente respecto a esta enfermedad.
“Aunque usted no lo crea, aquí, en el 2017, en plena zona urbana, todavía se cree que la epilepsia se debe a temas de
brujería y acuden a remedios como tomar
sopa de perro negro, hasta allá llega la desinformación sobre esta enfermedad”, ha dicho.
Respecto de la manera de tratamiento que se da a estos pacientes, la investigación ha indicado que el 72 por ciento de los médicos en las zonas rurales
no prescriben antiepilépticos ni solicitan un electroencefalograma. Adicionalmente el 66 por ciento de los médicos en la zona rural se sienten insuficientemente capacitados en la epilepsia.
“Hay que entender que hay diferentes tipos de epilepsia, entonces si le damos el mismo medicamento a todos estamos errando en el tratamiento perjudicando la Salud de los pacientes”.
Acceso a medicamentos
Según datos del estudio el 48 por ciento de las PVE
no toman regularmente los antiepilépticos en la zona rural debido a los precios de los medicamentos y el 40 por ciento no lo hace por la distancia que existe entre sus casas y una farmacia.
Además, la investigación reveló que el 100 por ciento de las farmacias consultadas tanto en Quito como en Archidona han tenido una
ruptura de stock de antiepilépticos.
“Por ejemplo, como puede ser posible que en un antiepiléptico que en Colombia cuesta 3 centavos y aquí cueste 3 dólares, eso hay que mejorar. Dos tercios de productores de medicamentos no se sienten con la capacidad técnica de elaborar estos productos”, ha sostenido Cruz.
Proponen plan nacional
Estos investigadores han planteado a las autoridades un ‘
Plan Integral de Desarrollo Estratégico en Salud’ (PIDE Salud) que pretende instalar políticas horizontales en temas de Salud Mental.
Según el programa planteado están considerados planes de
entrenamiento neurológico a personal médico no especializado, miembros de las seguridad (bomberos y policías), maestros y trabajadores sociales.
“De esta manera se puede abarcar de manera comunitaria los problemas de Salud Mental que están dentro de las bases mismo de la sociedad y que inciden en el desarrollo del país”.
Adicionalmente, se propone la creación de
Centros de Salud Mental Comunitaria a nivel de todo el Ecuador y ubicarlos estratégicamente; a su vez estarían interconectados entre si y responderían a un centro nacional.
En este sentido,
Marcelo Cruz, neurólogo con una amplia experiencia en el tema ha explicado a este medio que este tipo de centros ayudarían a resolver problemas básicos y permanentes en la sociedad. Y ha mencionado un programa piloto realizado entre 2006 y 2011 en la comunidad de Cumbayá en donde se implementó un centro de Salud Mental y Neurológica que cambió la forma de vida de la comunidad.
“En ese barrio era imposible estar seguro, habían problemas de drogas, embarazo adolescente, pandillas y violencia intrafamiliar. Cuando implementamos este sistema, hicimos que la comunidad reaccione de forma positiva frente a su realidad. Junto a otros profesionales atacamos desde la raíz su problemática y funcionó. Esta experiencia demuestra que este tipo de sistema
sí ayuda a mejorar los problemas de la sociedad actual”, ha puntualizado.