RESIDUOS FARMACÉUTICOS
Inicia la primera colaboración multisectorial para gestionar los residuos farmacéuticos en Quito
El objetivo es generar una cultura de disposición adecuada de medicamentos caducados y no consumidos en la capital
Viernes, 20 de diciembre de 2024, a las 10:43
Reunión de representantes de la Academia, Secretaría de Salud, Sociedades Científicas y EMGIRS.
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Cristina Coello. Quito
¿Sabía usted que, desde el 2018, la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (EMGIRS) ha colocado en varios puntos de la capital unos contenedores especiales para la
recolección de residuos altamente tóxicos y dañinos para la
salud pública y el ambiente?
Sí, como lo lee, eso existe y es allí donde todos debemos ir a depositar los
medicamentos caducados y no desecharlos por el inodoro, ni tampoco tirarlos en la basura corriente como lo hacen en la mayoría de hogares.
Según
un estudio en 2018 de la Facultad de Medicina de la Universidad Central del Ecuador (UCE) hasta un 30,3 por ciento de estudiantes de esa institución superior desechó alguna vez los medicamentos a través del inodoro, y un 7,2 por ciento reconoció que sacaba los
medicamentos del empaque primario, para depositarlos en la basura común.
Esos datos, publicados en la
revista científica Salud Colectiva en 2021, han dado paso a una
colaboración multisectorial, que se ha propuesto unir más actores en la gestión de residuos farmacéuticos y otros también peligrosos, más aún cuando existe un proyecto municipal que los elimina de forma adecuada.
El rol de la academia y la sociedad civil
Mónica Tarapues Román, presidenta de la Asociación por la Salud Ecuatoriana, Medicamentos y Seguridad del Paciente (ASEMS), quien dirigió la investigación, ahora es parte de una iniciativa que une a esa sociedad científica con las secretarias de Salud y Ambiente del Municipio de Quito, la UCE, el Colegio de Químico y Farmacéuticos de Pichincha y la EMGIRS para impulsar un proyecto de
gestión responsable de medicamentos.
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, Tarapues se ha congratulado de que finalmente se estén uniendo esfuerzos para
potenciar los actuales
procesos de recolección y disposición final de medicamentos caducados y no consumidos en la capital.
La especialista en farmacología ha dejado claro que “los medicamentos
en el hogar se consideran
desechos peligrosos. Por lo tanto, es potestad de los municipios gestionar estos desechos”. A esos se suman las pilas, focos ahorradores, lacas y pinturas, entre otros.
Si bien, desde cuando se realizó la investigación, muchos de los estudiantes fueron sensibilizados sobre el tema y comprenden la problemática del
impacto ambiental por la contaminación de los medicamentos, como ASEMS “estamos comprometidos en generar una masa crítica respecto a medicamentos”, ha sostenido Tarapues.
“La contaminación ambiental y el problema que involucra la relación entre medicamentos y su impacto no se pueden solucionar en uno o dos años; requiere
estrategias a largo plazo” y por ello se está trabajando en diferentes frentes de la problemática, ha comentado.
En este punto, para Tarapues es fundamental que el
sector sanitario, “que quizás no lo conoce del todo, tome conciencia de que, si no desechamos adecuadamente los medicamentos, habrá efectos no solo en el medio ambiente, sino también en la
salud humana”.
Según ha informado la presidenta de ASEMS, el proyecto está planificado para llevarse a cabo durante dos años. A lo largo de este tiempo, probablemente se involucren poco a poco más profesionales de diferentes áreas. “Creemos que todos somos usuarios de medicamentos. Independientemente de si somos
profesionales de la salud o no, todos necesitamos medicamentos, pero también tenemos responsabilidad en su desecho”, ha opinado.
Por otro lado, ha advertido que ya se habla de que los medicamentos
son considerados contaminantes emergentes. La contaminación por desechos de medicamentos es algo que se ha empezado a reconocer. “No sabemos realmente cuál es el impacto global de esa situación, pero el concepto de ‘
One Health’, implica un uso adecuado de medicamentos”, ha añadido.
Por su parte,
Xavier Maldonado, docente de Medicina Comunitaria en la UCE, también ha advertido de la problemática que puede representar la mala disposición de los medicamentos, por ejemplo, en la
contaminación de aguas, tanto en las superficiales, profundas, de riego e incluso de la de consumo humano.
Por ello ha declarado que “hoy, todos los profesionales de la salud saben de este riesgo, y por eso lo primero que recomiendan es tomar la medicación completa”, con lo cual se evita otro problema como es la
resistencia a los antimicrobianos.
Para el docente el rol de la academia será importante en este proyecto, sobre todo por su acción en la
concienciación estudiantil y ciudadana, pero sobre todo en los insumos técnicos, datos, cifras, evidencia, estadísticas globales, etc., ha mencionado.
No obstante, Maldonado ha sido enfático en señalar que “generalmente hablamos de
acceso a medicamentos, lo cual es muy importante, pero no hablamos del desecho, que también es un tema sensible y no se lo ha tratado con la atención que merece”.
El catedrático ha insistido en que cada vez más se evidenciará la complejidad del problema de la gestión de residuos farmacéuticos y la necesidad de un
enfoque multidisciplinario y colaborativo para abordarlo.
En ese sentido, ha recalcado en la importancia de la “generación de datos, la sensibilización de la población y el desarrollo de políticas públicas” como elementos clave para lograr un cambio significativo.
“Todos deberíamos tomar esto más en serio. Es un tema de
salud pública que nos afecta a todos”, ha recomendado Maldonado.
La cultura del uso de medicamentos
Tarapues ha insistido en apuntar hacia el
botiquín casero y en la acción de identificar qué medicamentos están caducados o cuáles ya no se usan y la decisión de qué hacer con ellos. “No puedo desecharlos por el inodoro porque nuestro sistema de aguas no está preparado para ello. Ni tampoco tirarlos a la basura” corriente.
“Todos los municipios tienen la directriz de asumir la responsabilidad en la eliminación de estos
desechos domésticos peligrosos. Pero lamentablemente, pocos han hecho progresos y otros siguen rezagados. Por ello, es importante que todas las autoridades reconozcan la necesidad de implementar y poner en marcha un proyecto como éste”, ha pedido.
En ese sentido se ha referido a las consecuencias de la inacción en el tema, como el problema de la resistencia antimicrobiana, la contaminación de ríos y la consecuente afectación a la fauna, como mutaciones y el impacto en la misma
salud humana.
“Lamentablemente, en Ecuador, los medicamentos son vistos como si fueran productos de panadería; la gente solo los pide y minimiza su potencial peligro”. Por ello Tarapues ha sido enfática en señalar que “los medicamentos que sobran o que se compraron ‘por si acaso’ pueden
causar intoxicaciones, sobre todo en niños, y pueden no mejorar las condiciones clínicas para las cuales fueron comprados”.
De allí que su objetivo con el proyecto es generar un impacto significativo en la
cultura del uso de medicamentos. “Es importante preguntarnos ¿por qué la gente
almacena tanto medicamento en casa? y lo hace en lugares inapropiados”, ha manifestado.
“Recordemos que el medicamento es una
sustancia exógena al cuerpo y su intoxicación depende de la dosis. Así, aunque no se produzcan intoxicaciones agudas, las personas podrían estar tomando principios activos que ya no tienen eficacia, lo que podría empeorar su condición clínica” ha aconsejado.
Finalmente, como parte de esta cultura, ha abogado por evitar la automedicación y el uso responsable de medicamentos, lo que también implica que en casa las personas utilicen y
guarden responsablemente estos productos.