CENTRO DE INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA
Investigadores de la UTE estudian la relación de la microbiota y el autismo
Se están realizando estudios iniciales con niños con autismo y niños sin el trastorno
Manuel Baldeón, director de Cenbio UTE.
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Redacción. Quito
Investigadores del Centro de Investigación Biomédica (Cenbio) de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) han realizado un estudio inicial en el que se ha encontrado que
la composición de la microbiota intestinal es diferente en niños diagnosticados con autismo y niños de la misma edad sin el trastorno.
“Parece inverosímil, pero las investigaciones dentro y fuera del país cada vez más demuestran que
nuestro comportamiento puede ser alterado por bacterias de la microbiota intestinal”, ha dicho
Manuel Baldeón, director de Cenbio.
Según ha explicado, la diferencia en la composición de la microbiota se debe a que los
niños con autismo demostraron tener patrones de alimentación limitados cuando se comparan con los niños sin el síndrome, pues estos prefieren más variedad.
En este sentido, Baldeón ha comentado que una hipótesis que buscan demostrar es que estas diferencias a nivel bacteriano podrían estar asociadas a los
cambios de comportamiento en el autismo.
Para esto,
los investigadores de la UTE se apoyarán en los laboratorios especializados de Medicina de la Universidad de Illinois en Estados Unidos y expertos, como Paúl Cárdenas de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), María Fernanda Zurita de la Universidad Técnica de Ambato (UTA), María Elena Sandoval de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), y María Caridad Peña de la Universidad de las Américas (UDLA).
Baldeón también ha indicado que uno de los causantes, que buscan estudiar, es el
mal uso de antibióticos, especialmente en edades tempranas de la vida. Según ha recordado, en la bibliografía médica existe un caso de un niño en Estados Unidos que luego de recibir un tratamiento para otitis media, desarrolló autismo, por lo que, es “importante alertar a los médicos sobre los riesgos de las dosis y el tipo de antibióticos porque pueden ser parte del problema”.
Para el investigador, el autismo debe ser estudiado porque
es una enfermedad que tiene un aumento significativo de casos: antes la relación de diagnósticos era de 1 en 1000 niños, mientras que en la actualidad es de 1 en 80, en países en donde se tienen datos de prevalencia.
Por este motivo, estos estudios iniciales serán críticos para realizar
nuevas investigaciones tendientes a restaurar la microbiota de los niños con autismo mediante el consumo de dietas que favorezcan el crecimiento de bacterias presentes en niños sin el trastorno. Este trabajo multidisciplinario también favorecerá la formación de profesionales en Microbiología, Inmunología, Nutrición, Psicología y Medicina en las universidades participantes, ha manifestado el director de Cenbio.
El estudio
Según ha explicado,
este estudio inicial (de casos y controles) fue realizado en Quito con 27 niños con autismo y 30 niños sin autismo, con edades entre 5 y 12 años. Los investigadores tomaron los casos y emparejaron con controles, es decir, niños y niñas con las mismas características de edad, sexo y hábitos, pero sin autismo. Esto permitió cotejar los resultados entre un niño sin autismo y otro con autismo para poder encontrar diferencias, similitudes y patrones.
Los investigadores de la UTE analizaron la microbiota (a nivel molecular, de respuesta inmunológica, aspectos nutricionales y comportamiento de los niños)
en colaboración con la UTA, USFQ, UASB, UDLA y Universidad de Illinois.