RESPONSABILIDAD PROFESIONAL
La cirugía vascular es una especialidad de alto riesgo, ¿cómo protegerse de una reclamación?
Los riesgos varían según el paciente, su diagnóstico y la experiencia del médico
Fernando Pérez, médico cirujano vascular y endovascular.
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Jonathan Veletanga. Quito
La cirugía vascular es una especialidad compleja y amplia, que atiende trastornos vasculares competentes a patologías arteriales, venosas y linfáticas, a nivel de cuello, abdomen, extremidades superiores y extremidades inferiores, así como malformaciones vasculares, que se encuentran en cualquier parte del cuerpo. Esto sin duda genera una
gran responsabilidad profesional en los médicos que la ejercen.
Fernando Pérez es médico cirujano vascular y endovascular. Trabaja en Quito en el ámbito público y privado desde hace más de 10 años. En conversación con EDICIÓN MÉDICA ha explicado cuáles son los riesgos a los que se enfrenta en su día a día y
cómo hace para mitigar estas situaciones.
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Es una especialidad de alto riesgo”, por ello hay que saber manejar a los pacientes con varias estrategias para evitar complicaciones, ha enfatizado.
La patología más frecuente que se ve en esta especialidad son las várices, que requieren un tratamiento menos invasivo, sin embargo, también hay patologías más complicadas como los aneurismas, traumas vasculares, entre otras, que necesitan procedimientos quirúrgicos más complejos (cirugía convencional). Por lo tanto,
los riesgos varían de acuerdo a cada paciente, su diagnóstico y la experiencia del médico tratante.
Para tratar los problemas de várices, generalmente, se emplean
tratamientos con láser o radiofrecuencia, que son procedimientos endoluminales (ablación térmica para cerrar las venas), además de la escleroterapia, una medicación en líquido o espuma que se inyecta en diferentes afluentes venosos para que se puedan cerrar. En cambio, para otras patologías vasculares se necesita, si o si, una cirugía abierta, por la severidad en la que llega a la consulta médica.
Afortunadamente, los tratamientos han evolucionado y mejorando significativamente en los últimos 15 años (cada vez se vuelven menos invasivos), con lo cual también se reducen los riesgos para los pacientes, como la
trombosis venosa profunda (en cirugía venosa), lesiones arteriales, traumatismos yatrogénicos, etcétera (en cirugía arterial).
Por esta razón, es indispensable realizar una
buena evaluación médica previa, ha destacado el galeno.
Lamentablemente, hoy en día han proliferado las “
campañas a bajo costo”, donde se ofertan procedimientos con láser o radiofrecuencia como tratamientos ambulatorios, rápidos, sin dolor y sin evaluación previa. Lo peor es que son realizados por médicos que no se han capacitado como cirujanos vasculares, ha mencionado Pérez.
Esta situación, en muchas ocasiones, genera que el paciente no obtenga los resultados esperados y sobre todo que
enfrente complicaciones innecesarias, que talvez no hubiesen ocurrido si se hacía examinar por un cirujano angiólogo vascular. Adicional, puede desencadenar demandas en contra de los médicos tratantes, así como mucha desconfianza en las evaluaciones médicas posteriores.
Por ejemplo, hay pacientes que tienen pie diabético (nosotros también tratamos esta patología), que llegan con lesiones muy importantes como necrosis avanzada, en ellos lamentablemente se tiene como tratamiento una amputación inicial. “El paciente después que es amputado, presenta una demanda de por qué le amputaron la pierna. ¿Por qué le amputamos?
Por la severidad de la enfermedad y porque llegó muy tarde. (En estos casos) No se le puede garantizar revascularizar un tejido que está muerto”, ha expresado.
¿Cómo pueden los cirujanos vasculares evitar el riesgo de estas demandas?
La primera recomendación de Pérez es hacer una
buena historia clínica y una evaluación previa bien compensada. Luego, ha precisado en elaborar un consentimiento informado completo con información clara y concisa, tanto para el paciente como para sus familiares.
Asimismo, ha insistido en la importancia de realizar un
buen consentimiento posquirúrgico, con los riesgos que pueden presentarse de no seguir las recomendaciones médicas.
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La información adecuada para cada paciente” es clave. Adicional, en estos procedimientos hay que ser muy perspicaz y muy paciente, en el prequirúrgico, transquirúrgico y posquirúrgico, ha sostenido Pérez.
También es fundamental que todos los
procedimientos vasculares se realicen en centros certificados, garantizando la disponibilidad de todos los insumos médicos necesarios; y que se apoyen en la experiencia de otros médicos especialistas para despejar dudas sobre el diagnóstico y tratamiento.