EQUIDAD DE GÉNERO
La cuota femenina se abre paso en la ciencia médica
En ciencia hombres y mujeres necesitan un equipo de trabajo, solos no hacen nada
Lucy Baldeón, Bertha Estrella, Mónica Tarapués, Claudia Segovia, Gloria Arbeláez.
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Cristina Coello. Quito
Hombres y mujeres
tienen las mismas capacidades, pero los roles dados (culturalmente) a cada uno ha hecho que para las féminas sea más esforzado destacar en una carrera superior, y más aún, si la mira está puesta en la investigación.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) de 2010, el nivel de instrucción al que asisten las mujeres ahora es mayor. Hasta ese año existían
117.792 más mujeres con educación superior frente a los hombres, y en general, la brecha educacional entre los dos géneros se ha reducido desde 1990.
Sin embargo, según la Encuesta Específica de Uso del Tiempo (EUT) de 2012, las mujeres dedican en promedio
31:49 horas semanales al trabajo no remunerado (actividades domésticas y cuidado de personas),
frente a las 9:09 que utilizan los hombres, es decir, 22:40 horas semanales más.
Esa diferencia en el uso del tiempo, por ejemplo, es una muestra de algunas de las
inequidades que la mujer ha debido sortear para llegar a cumplir objetivos y metas profesionales.
REDACCIÓN MÉDICA ha conversado con destacadas mujeres que, además de ser médicas, son altas
directivas, científicas, investigadoras, docentes y, también orgullosas
madres, esposas, cuidadoras, entre otras cosas.
La ciencia llama
Bertha Estrella.
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No hay evidencia científica de que anatómicamente las mujeres tengan ventaja sobre los hombres, ha dicho
Bertha Estrella, directora de Investigación de la
Universidad Central del Ecuador (UCE), pero las féminas “hemos aprendido a organizarnos, encarrilar cada una de las cosas y no mezclar” para cumplir con todo y finalmente llegar a una jefatura, ha dicho.
“El desarrollo de la mujer es a todo nivel, en
ciencias de la vida y en las
sociales mucho más que en las exactas, pero en
todas las áreas hay mujeres trabajando”, ha mencionado Estrella y en su caso, “no ha sido posible dedicarse totalmente a la ciencia, por
el rol que tenemos que cumplir” en el hogar principalmente.
“De la masa de mujeres que tienen posibilidad de formarse, no todas llegan a culminar un proceso científico debido a otras prioridades.
La mujer, con ciencia o sin ciencia es responsable del hogar. El número de mujeres que han alcanzado un nivel alto en la ciencia es pequeño y la explicación puede ser eso”, ha añadido.
Y aunque las mujeres trabajen más, “son
los hombres los que más puestos superiores tienen. En la ciencia el hombre también ha dispuesto su nombre primero antes que el de una mujer”, ha observado Estrella, no obstante, también ha reconocido que su género ahora tiene más oportunidades.
Sin embargo, la científica ha admitido que
hacer ciencia tanto para hombres como para mujeres en el país es difícil, debido a la falta de recursos e inventivos, a eso se suma que “una sola persona no hace nada, son
los equipos de investigación” los que logran avances, ha enfatizado.
Para
Lucy Baldeón, directora del Instituto de Investigación de Biomedicina de la UCE también ha sido un desafío trabajar en ciencia porque “es muy demandante, no son solo 8 horas de trabajo, también hay que leer, hacer propuestas, buscar y
ganar financiamientos”, entre otras cosas.
Lucy Baldeón.
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Ha admitido que este campo
es muy competitivo porque no es suficiente con que una investigación sea bien planteada, interesante, “que intente dar solución a problemas importes de salud”, si no que también influye la trayectoria del investigador, los contactos con instituciones financieras, “
es un juego complicado y las mujeres no nos dedicamos solo a esto”, ha enfatizado.
Pero lo importante “e interesante es que las mujeres
somos multifacéticas” y estamos ahí siempre luchando. Hay que tener una rutina y disciplina”, ha recomendado.
Baldeón también admite que en ciencia “es importante
tener conexiones, contactos (dentro y fuera del país) con investigadores de otras ramas, así nos ayudamos y abrimos puertas” y poder avanzar en sus investigaciones.
Mónica Tarapués, coordinadora general de docencia en el Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM) e investigadora en Farmacología ha enfatizado que hombres y mujeres “
somos diferentes” y por lo tanto no es posible hablar de
igualdad si no de equidad.
Mónica Tarapués.
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Esa cualidad facilita o dificulta que las mujeres puedan dar prioridad a su carrera profesional a pesar de los roles que tiene en la sociedad. “
Hay facetas (como la maternidad) que la mujer decide y eso tiene que ser respetado”.
“Nuestra cultura nos va inculcando desde pequeños que hay áreas en las que la mujer se desarrolla mejor que el hombre. Es así que
el rol de la familia recae casi el 100 por ciento sobre la mujer y ese ha sido un problema para muchas”, ha mencionado.
No obstante, “ya existen hombres que están entendiendo que también las mujeres tenemos una vida profesional y reconocen nuestras capacidades. Están mirando que
puede haber un equilibrio profesional y familiar”, ha destacado Tarapués.
Aunque en Salud hay que dedicar más tiempo “y es una carrera baste sacrificada, no es imposible de compaginar. Se puede ver
en cualquier hospital a muchas madres trabajadoras. Creo que en el país se está cambiando la perspectiva y se está dejando de encasillar a la mujer con un papel más familiar y eso nos va ayudar”, ha concluido la investigadora.
Machismo académico
Claudia Segovia, coordinadora de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI), ha señalado que, durante su formación en Biología, uno de los desafíos que encontró fue la
elección de materias. “Las mujeres preferíamos optar por materias de laboratorio y no de campo, tomando en cuenta aspectos de seguridad que no las tomaban para nuestros compañeros”.
Claudia Segovia.
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En la actualidad, Segovia ha resaltado que “el sistema académico y científico es un campo jerárquico y machista”. También ha indicado que, si bien las cosas han mejorado y las mujeres se han abierto campo en la investigación,
aún existen áreas en las cuales el porcentaje de investigadoras es reducido.
Entre los principales problemas a nivel académico, la coordinadora del REMCI ha compartido algunos datos: “El número de PhDs mujeres es mínimo; asimismo, el número
de artículos científicos publicados por mujeres como primeras autoras es reducido en comparación a los hombres y los trabajos citados de mujeres son pocos”.
Para Segovia, otro de los indicadores del
machismo académico y editorial es que, a nivel mundial, los libros publicados por mujeres cuesten 30 por ciento menos que aquellos publicados por hombre, en el campo de la ciencia.
Una de las dificultades en el campo de formación que Segovia destaca es
el acceso a becas de investigación lo cual ha afirmado que está relacionado con el
sesgo de género que los comités académicos, formados principalmente por hombres realizan.
Ella también ha señalado que las
condiciones sociales y los estereotipos culturales muchas veces marcan el papel de la mujer.
“
Las mujeres cumplimos roles extra, además de ser docente y científica de la universidad soy madre, esposa, hija, amiga. Las mujeres trabajamos horas extras que hace que sea duro de publicar, especialmente en proyectos internacionales”, ha compartido Segovia.
Dentro del REMCI, las investigadoras en el área de Salud son varias, especialmente en el campo de Biomedicina y Genética. “Dentro del área médica hemos visto que es necesario dar un empuje. Hay áreas propensas para mujeres; por ejemplo, existen
pocas mujeres en Cirugía, en comparación a los colegas hombres, pero tenemos otras áreas como Nutrición o Pediatría donde hay más mujeres”.
Potenciar la cultura de la investigación
Gloria Arbeláez.
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Gloria Arbeláez, coordinadora general de Investigación del HCAM ha resaltado que “el rol de la mujer actual es muy retador. Amamos lo que hacemos y por ello aprendemos a combinar la proyección profesional con la familiar”.
Por ello ha destacado que cuando una mujer estudia “le da oportunidad a que sus hijos y el componente de su hogar tengan también esa línea de formación,
impartimos esa motivación. Queremos que nuestros hijos sean mejores que nosotros”.
De allí que, para Arbeláez, eso
es el mayor aporte que dan al país y a la sociedad. “Damos entes formados, productivos, éticos con principios y valores al servicio de esta humanidad, eso es también trascendencia de vida”.
La investigadora ha observado que “
nada es fácil, todo cuesta empezar, construir, hacer. Pero la mujer desarrolla habilidades, destrezas y conocimientos” que le ha permitido dar paso firme en la consolidación de las mujeres en distintos puestos dirigenciales.
Unos datos
La EUT también ha detallado que el tiempo de
trabajo remunerado promedio de las
mujeres es de
46:15 horas a la semana, lo que representa el 59,7 por ciento de su tiempo dedicado al trabajo, mientras que los
hombres destinan en promedio 51:36 horas a la semana.
La encuesta reflejó que los
hombres dedican
30:31 horas al estudio frente a las
28:07 que destinan las
mujeres.