Edición Médica

Alberto Ortiz, jefe de Nefrología e Hipertensión en el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz en Madrid.

Cristina Coello. Quito
Las afecciones cardiovasculares y la diabetes son algunos de los trastornos que están interconectados con la enfermedad renal crónica (ERC), la cual pasa desapercibida para muchas personas, ha advertido Alberto Ortiz, jefe de Nefrología e Hipertensión en el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz en Madrid.
 
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, el especialista ha recalcado que la mayoría de pacientes con ERC “no está diagnosticado” y ante ello ha levantado su voz porque el padecimiento es silencioso y de allí que ha recalcado en la “necesidad de actuar en etapas tempranas” y no llegar con el paciente a diálisis.
 
Según Ortiz, “hay un gran desconocimiento de la ERC”, la cual puede manifestase “con décadas” de anticipación, pero, será el profesional sanitario, especialmente en primer nivel, el que identifique algunos marcadores de alerta.
 
En Ecuador, la ERC es la segunda causa de muerte y discapacidad. De acuerdo con las estimaciones realizadas en base a la prevalencia global, en la actualidad, aproximadamente 1.8 millones de ecuatorianos tienen algún grado de enfermedad renal.
 
Ortiz ha insistido en que la ERC es una enfermedad silenciosa porque no presenta ningún síntoma hasta que se encuentra en fase avanzada y es irreversible. Pero, además, aumenta el riesgo de muerte prematura por enfermedades cardiovasculares asociadas (ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares).

En ese sentido, el nefrólogo español ha recomendado, por un lado, “concienciar a la población, y por otro a los profesionales de la salud”, quienes deberán ser meticulosos en marcadores como, por ejemplo, la creatinina y la albúmina en pacientes mayores de 60 años, con diabetes, hipertensión y antecedentes familiares de la enfermedad, así como de las nuevas alternativas terapéuticas disponibles en el país para evitar o postergar la diálisis.

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