Edición Médica

Mehraneh Jafari, investigadora de Weill Cornell Medicine.

Redacción. Quito
Investigadores de los departamentos de cirugía de la Universidad de California y Weill Cornell Medicine de Estados Unidos han realizado un estudio para analizar cuánta desigualdad existe entre las compensaciones económicas entre hombres y mujeres dentro de las compañías de medicamentos e insumos médicos.
 
El principal hallazgo es que en Estados Unidos las médicas reciben una compensación más baja (significativamente) que los médicos. Esta disparidad ha persistido en todas las especialidades médicas y rangos académicos. Asimismo, la brecha salarial de género se ha ampliado en 2019.
 
“No esperaba tasas tan bajas de mujeres como las de mayores ingresos y la enorme brecha de pago. Para encontrar a una de las mejores mujeres remunerabas tuvimos que mirar a 79 hombres, en promedio. Esta es la realidad que viven las mujeres profesionales, y es importante mostrar las disparidades además del salario”, ha expresado Mehraneh Jafari, coautora y directora de investigación clínica en el departamento de cirugía de Weill Cornell Medicine.
 
Para determinar esto, los investigadores han utilizado la base de datos de Open Payments, con la finalidad de identificar como 15 empresas de suministros médicos remuneran a los profesionales de la salud. Se han analizado únicamente pagos generales como sueldo, obsequios, regalías y viáticos.
 
De acuerdo a los datos analizados, entre 2013 y 2019, a las médicas se les ha pagado 41.320 dólares en promedio, mientras que a los médicos alrededor de 1.226.377 dólares. Es decir, una diferencia exorbitante. Además, el género masculino se ha asociado con pagos más altos después de ajustar por rango académico, especialidad y número de artículos publicados.
 
A nivel académico, en cambio se ha encontrado que las médicas que ejercen la docencia ganan 6.6 veces menos que los hombres, quienes desarrollan la misma labor académica.
 
Asimismo, han revelado que los hombres tienen mayor probabilidad de ocupar puestos como docentes titulares, en cambio, las mujeres tienden a ser docentes asistentes.
 
“Poner la carga de la inequidad sobre las mujeres ha permitido que esto continúe. A las mujeres simplemente no se les invita a sentarse a la mesa, y las excusas como la paternidad deben dejar de ser parte de la conversación. Los hombres también tienen hijos”, ha considerado Jafari.

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