Edición Médica

Andrea Costantini, especialista en Farmacología Clínica.

Redacción. Quito
En las últimas dos décadas se ha reducido el porcentaje de población que consume tabaco en la región de las Américas, lo cual es una buena noticia. Sin embargo, existe algo que puede amenazar este logro en la lucha contra el tabaquismo: según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la industria tabacalera estaría propagando información engañosa, especialmente entre los jóvenes, que promueve el uso de cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado.
 
Por el Día Mundial Sin Tabaco (31 de mayo), advirtió que “los cigarrillos electrónicos son la forma más común de sistemas electrónicos de administración de nicotina. Sus emisiones contienen nicotina y otras sustancias tóxicas que son nocivas tanto para los usuarios como para quienes están expuestos a ellas”.
 
¿Qué dice la industria tabacalera al respecto? EDICIÓN MÉDICA ha conversado con Andrea Costantini, médica especialista en Farmacología Clínica. Ella ha reconocido que “son productos que no están destinados a la cesación” porque también entregan nicotina, que es uno de los factores por el cual al fumador se le dificulta dejar el hábito de consumir cigarrillo.
 
Ha explicado que estos sistemas alternativos, ya sean productos de vapeo o productos de tabaco calentado, “no son libres de riesgo”, por ello no deben ser utilizados por los no fumadores, ni por los exfumadores, ni mucho menos por los menores de edad.
 
Costantini ha reconocido que el tabaquismo sigue siendo un problema de salud pública muy grande debido a que lamentablemente la prevalencia del consumo de productos de tabaco y nicotina no declina con la velocidad necesaria: solo en Ecuador hay alrededor de 700.000 personas que fuman, mientras que a nivel mundial hay más de mil millones de fumadores, es decir, “1 de cada 8 personas fuma y va a seguir fumando”.
 
Para la galena, “muy probablemente” estos números no varíen en los próximos 5 o 10 años, por ello ha coincido en que es “sumamente importante que se tomen medidas para lograr disminuir el impacto que el fumar cigarrillos tiene en la salud pública”.
 
Atención jóvenes que consumen productos de tabaco y nicotina
 
 
En las Américas, según datos de la OPS, el 11 por ciento de jóvenes consumen tabaco, lo cual es un gran peligro, puesto que en nuestra región el tabaquismo mata por año a un millón de personas (mayores de 15 años), es decir, cada 34 segundos fallece 1 individuo, y las muertes están relacionadas con enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas.
 
En este contexto, la OPS ha puntualizado que actualmente los sistemas electrónicos de administración de nicotina pueden convertir en la “puerta de entrada” al tabaquismo, por ello ha pedido a los países poner en marcha políticas para evitar su consumo y proteger a los jóvenes.
   
Al respecto, Costantini ha insistido en que estos productos alternativos no han sido desarrollados para las personas que no fuman, ni para quienes ya dejaron de hacerlo (exfumadores), ni para los menores de edad; de hecho, están dirigidos a un grupo específico de personas, es decir, aquellas que “saben que fumar es malo para la salud y que aun así siguen fumando (porque no pueden dejar de hacerlo)”.
 
Aunque no sean productos libres de riesgo para la salud, representan una mejor alternativa comparado con fumar un cigarrillo, específicamente para aquella poblacional que continúa consumiendo tabaco, pero “siempre y cuando estén elaborados bajo estándares de calidad y con ingredientes adecuados”.
 
No obstante, la galena ha considerado que uno de los problemas identificados en este ámbito es que actualmente ingresan muchos productos por la vía ilegal a los países. Entonces, a su criterio, es “el ilícito lo que pone en verdadero riesgo a la población por dos motivos”: primero, porque no hay control de cómo se vende ni a quién se venden estos productos; segundo, porque no hay ningún tipo de control sanitario, ni declaraciones de normas de calidad. Por lo tanto, no se sabe el tipo de productos que se comercializan ni quienes son los usuarios finales.
 
“Desde la compañía no queremos que estos productos lleguen a las manos de los menores de edad o que lleguen a las manos de los jóvenes, tampoco queremos que llegue a las manos de los no fumadores o ex fumadores”. Por eso, se busca comunicar adecuadamente cuál es el perfil de riesgo de estos productos y para que grupo representan una alternativa, que son los fumadores que lamentablemente sigue fumando, pero también trabajar en conjunto con los gobiernos y sociedad civil para establecer regulaciones adecuadas y estrategias para prevenir la iniciación y fomentar la cesación, ha reiterado Costantini.
 
Costantini también ha manifestado en reiteradas ocasiones que es necesario una normativa adecuada para regular estos productos y asegurar que los menores de edad, los no fumadores y los exfumandores no tengan acceso a estos sistemas alternativos. 
 
Sin embargo, lo mejor que una persona puede hacer es no empezar a fumar o dejar de consumir tabaco y nicotina por completo, ha sostenido.

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