Edición Médica

María Fernanda Solíz, Universidad Andina Simón Bolívar.

Jonathan Veletanga. Quito
María Fernanda Solíz, psicóloga con especialidad en investigación, docente del doctorado en Salud Colectiva, Ambiente y Sociedad, y coordinadora de la maestría en Epidemiología y Salud Colectiva de la Universidad Andina Simón Bolívar.

Acaba de presentar su libro ‘Salud colectiva y ecología política: La Basura en Ecuador’, que muestra una realidad para reflexionar y sobre todo hacer un llamado “a la reivindicación de los derechos a la salud y a la vida digna de los recicladores”.

¿De qué trata el libro ‘Salud colectiva y ecología política: La Basura en Ecuador’?

Este es un libro, que es parte de mi tesis doctoral en Salud Colectiva, Ambiente y Sociedad, que recoge diez años de trabajo, investigación y acción participativa con comunidades afectadas por sistemas de disposición final de residuos y comunidades de recicladores, que trabajan en basurales a cielo abierto y botaderos controlados.

Es un libro que pretende demostrar la subfunción de lo biológico a lo social, que el perfil epidemiológico de los trabajadores informales del reciclaje está determinado por las condiciones de explotación social y ambiental de los que son objeto, y denunciar la ausencia de derechos sociales de poblaciones que viven en vulnerabilidad y exposición por contaminación.

¿De qué manera ilustra el libro la realidad y situación de los recicladores?

El libro expone con claridad la historia de la basura en el Ecuador; el surgimiento, eliminación, multiplicación de recicladores y las etapas en las que el país ha transitado.

Se hace un histórico el inicio de los botaderos a cielo abierto, cuándo inicia, cuándo colapsan, cuándo empiezan a cerrarse para trasladarse a rellenos sanitarios y la consecuente salida de los recicladores. Además un diagnóstico del momento actual.

¿En Ecuador cuál es la situación actual de salud de las personas que se dedican al reciclaje?

La situación de los recicladores es preocupante porque ellos han naturalizado la vida en la enfermedad y en ausencia de salud. La morbilidad percibida y morbilidad diagnosticada es alarmante, ya no identifican las patologías porque han naturalizado ciertas enfermedades como las micosis, el pterigión, las afecciones dermatológicas de todo tipo, las enfermedades infecciosas como dengue, chikungunya, tifoidea o hepatitis.

El perfil epidemiológico de los recicladores cambia en función de su inserción laboral, porque en el reciclaje también hay una jerarquía. Los que están más debajo de la casta tiene un cierto tipo de fenotipo más orientado hacia las enfermedades trasmisibles, mientras que los intermediarios y comercializadores tienden a las crónicas no trasmisibles como obesidad, hipertensión, entre otras.

¿Cuáles son los principales problemas a los que se exponen a diario las personas que se dedican al reciclaje?

Hemos identificado tres grandes exposiciones a procesos destructivos: primero una exposición laboral ya que trabajan dentro de botaderos a cielo abierto, donde están expuestos a criterios químicos, biológicos, procesos físicos por posturas inadecuadas, por radiación solar, entre otros.

También tienen una exposición doméstica, es decir, normalmente viven muy cerca, a lado, abajo, sobre o dentro de basurales, lo que genera una exposición vectorial prolongada (todos los días del año y a todas horas). Y además una exposición ambiental porque al tiempo que laboran y viven en estos basurales se construyen espacios propicios para desarrollar enfermedades infectocontagiosas, criaderos de vectores, y otros ambientes malsanos.

El problema aquí es que se responsabiliza a ellos mismos por la construcción de estos ambientes, cuando en realidad son imposiciones del modelo global a los que se rigen los recicladores.

 ¿Qué han hecho las autoridades para disminuir esta problemática?

El Gobierno se ha deslindado de su rol de rectoría y fiscalización. El manejo de residuos sólidos es un tema que está a cargo de cada GAD cantonal, motivo por el cual hasta el momento el país no tiene una política nacional de gestión de residuos sólidos ni políticas de inclusión y reconocimiento en salud laboral de los trabajadores informales del reciclaje.

Hay esbozos, más o menos desarrollados en ciertos cantones para apoyar la iniciativa de regularización pero en el país no hay un cantón que tenga un modelo adecuado u óptimo para el fortaleciendo y reconocimiento del trabajo informal del reciclaje.

En este sentido, la falta de reconocimiento, inclusión y condición de informalidad ligada a la ilegalidad en la cual han sido catalogados, además de la ausencia de una política nacional, entre otros factores, los ponen en vulnerabilidad extrema.

¿Cuál es su principal preocupación en salud frente a este panorama?

Las condiciones en términos de salud son muy complejas, a lo que se suman otros factores de nivel alarmante como el estrés laboral, la neurotoxicidad y sufrimiento mental.

El tema de salud mental es preocupante por los altos niveles de mental y neurotoxicidad debido a exposición permanente a biogás. Esta temática es poco atendido en el Ecuador y en el mundo.

Además la discriminación, violencia intrafamiliar, sexual y consumo de drogas y alcohol son cosas que aparecen con mucha fuerza en las comunidades recicladores, sobre todo de la Costa y Amazonía.

Yo diría que Ecuador debería declarar estado de emergencia nacional porque hablamos de cerca 20 mil recicladores que viven en condiciones de discriminación social y ambiental. El Estado debería en primer lugar legalizarlos e incluirlos para luego poder dotarlos de una remuneración y seguridad social adecuada. 

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