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Profesionales

TALENTO HUMANO
Personal sanitario agotado por la pandemia enfrenta un nuevo repunte de casos ¿Les dará sus fuerzas?
Varios especialistas consultados consideran que los médicos viven un burnout permanente
Jueves, 30 de diciembre de 2021, a las 18:14
Elizabeth Pauker, vocera de la Comunidad de Mujeres Mdicas, Fernando Sacoto, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pblica, Vctor lvarez, presidente del Colegio de Mdicos de Pichincha.

Elizabeth Pauker, vocera de la Comunidad de Mujeres Médicas, Fernando Sacoto, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública, Víctor Álvarez, presidente del Colegio de Médicos de Pichincha.


Cristina Coello / Jonathan Veletanga
Tanto en el ámbito sanitario, social y político, nos acercamos a los dos años de lidiar ininterrumpidamente con la pandemia de la COVID-19 en el Ecuador. El personal no ha parado en su labor asistencial, y, a pesar de los avances en la vacunación, los nuevos casos siguen en ascenso. Pero este trajinar ya nos está pasando factura: problemas en el sistema sanitario y profesionales agotados.
 
Ante la problemática, EDICIÓN MÉDICA ha consultado varias perspectivas de la situación y las consecuencias de no adoptar con urgencia medidas adecuadas para que el personal de salud pueda continuar ofreciendo sus servicios con calidad.
 
“Sin duda alguna, están fatigados, cansados, quemados, porque pese a que la situación no es como la primera ola de contagios, sigue siendo estresante para el personal de salud”, ha reconocido el presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública, Fernando Sacoto.
 
Por su parte, la psico-oncóloga Elizabeth Pauker, vocera de la Comunidad de Mujeres Médicas, ha sido más incisiva y cree que la pasión de los sanitarios por brindar atención a quien lo necesita “va mucho más allá de nuestra propia fuerza física”, y estima que sus colegas pueden hasta llegar a ser imparables en su labor, con las consecuencias que eso implica.“Los médicos tenemos un defecto. Vamos a atender hasta morir, y no sabemos cuándo parar”, ha añadido.
 
Y en ese sentido, Pauker estima que existe una enorme preocupación por la inadecuada gestión del talento humano que atiende la pandemia. “Todavía esperamos a que se suscite el hecho para tomar acciones” cuando las autoridades “deberían adelantarse a los posibles hechos. Hoy estamos hablando de coronavirus, mañana puede ser colera, dengue o cualquier otra enfermedad endémica del momento”.
 
Para el presidente del Colegio de Médicos de Pichincha (CMP), Víctor Álvarez, actualmente se requieren medidas preventivas más que medidas reactivas para tratar de recudir la creciente ola de casos, la saturación del sistema sanitario y los problemas que tienen los profesionales de salud. “Necesitamos hacer campañas de promoción y educación para que a más de la vacunación, la población sepa que en este momento lo más importante es mantener la medidas de bioseguridad y barrera que impiden la transmisión del virus”, que son: uso de mascarilla, distanciamiento físico y lavado de manos.
 
Se agudiza el agotamiento
 
Sacoto ha señalado que son varios los factores que agudizan el agotamiento de los profesionales de la salud, entre ellos está el aumento en la carga laboral, desilusión por la falta de nombramientos definitivos, desabastecimiento de medicamentos, frustración por el incumplimiento de las medidas de bioseguridad de la población, eso y otras cosas les está generando ansiedad, desánimo, depresión, etc.
 
Pero para él, el trasfondo de esta fatiga y cansancio en realidad ha desnudado las debilidades del sistema de salud en conjunto. “No vemos los cambios que deberían haberse dado. Se reconoce el esfuerzo del gobierno, pero en la práctica se siguen arrastrando las mismas falencias”.
 
Entre ellas, la falta de un sistema de evaluación a los profesionales de la salud que según Sacoto, muchas veces los resultados dependen del “favoritismo a ciertas personas que tienen posibilidad de estar cerca de autoridades. No hay un sistema justo, objetivo” y eso ha generado insatisfacción en el personal de salud.
 
Pauker ha coincidido en el sentido de que “los médicos tenemos nuestros propios perfiles de personalidad, que se amoldan de acuerdo a la formación que tenemos y nuestra personalidad se modifica de acuerdo a la unidad donde laboramos”. Por ello, la especialista también ha estimado necesaria una adecuada evaluación del personal.
 
En ese mismo camino, Sacoto ha indicado que el cansancio del personal “responde a la falta de un sistema de salud que sostenga una red de servicios primarios de salud”, que, sin desmerecer el servicio de salud rural, debe cambiar y ser más estable, especializado y capacitado.
 
En ese orden, la psico oncóloga ha reclamado una planificación adecuada en relación a turnos y periodos de descanso del personal, considerando el análisis de nuevos picos de contagio del coronavirus a través de ‘big data’ o mirando la experiencia en países europeos donde se registra aumento de casos desde hace varias semanas.
 
Así mismo, Pauker cree inadecuada la gestión en recursos humanos donde “ha sido evidente la sobrecarga de trabajo de los médicos residentes, lo cual nos lleva a una reflexión entre calidad, eficacia, eficiencia”, pues ello puede implicar mayor riesgo de error en la atención y enfermedad para el mismo profesional, ha advertido.
 
Pero Pauker ha sido mordaz y cree que “lo que más nos agota es esta falta de respuesta en el sentido de previsión, prevención, la falta de participación de quienes realmente están en primera línea y saben lo que está pasando. Se ha generado una elite (de profesionales) que si bien tiene conocimiento en papel, no está en primera línea. Es momento de preguntarle al médico que está en el hospital qué es lo que necesita”.
   
Aún falta el pico más alto y el nivel primario ya está saturado
 
Al Colegio de Médicos de Pichincha le preocupa la actual situación epidemiológica del país porque ya está circulando la variante Ómicron, que tiene “un alto índice de transmisibilidad” y porque un segmento importante de la población ha tenido un relajamiento “muy grande”, que en parte ha sido promovido por el proceso de comunicación gubernamental, que tiene información “poco aceptable”.
 
Estos factores sumados a los feriados de los últimos dos meses han provocado un aumento sostenido de casos de COVID-19, que ya está generando problemas en el Sistema de Salud, pero sobre todo, afectando al personal sanitario que combate la pandemia desde los diferentes niveles de atención, ha considerado Álvarez.
 
El galeno ha explicado que esta tendencia en el aumento de casos tiene un “lado oculto” que les preocupa mucho y es que las personas vacunadas que se contagian están presentando síntomas leves y moderados, para lo cual requieren tratamiento y aislamiento domiciliario. Esto sin duda está saturando el sistema primario de salud, tanto a nivel público como privado, ha agregado.
 
Adicional, esta situación pone en mayor riesgo de contagio a los profesionales de la salud, tanto a nivel hospitalario como comunitario. Y “si el personal sanitario se infecta (aunque tenga síntomas leves o moderados) también necesita ser aislando”, lo cual causa problemas en el sistema sanitario porque en este momento no hay personal para recambio.
 
“De hecho algunos compañeros y colegas nuestros ya han resultado positivos con sintomatología leve, pero ya están positivos…”. Si esta tendencia continúa en el sector salud, podría causar problemas en la atención.
 
Por otro lado, la creciente ola de contagios también genera mucho estrés, agotamiento físico y cansancio psicológico en el personal sanitario que vienen trabajando al 100 por ciento, tanto en la atención de pacientes con COVID-19 como a pacientes con patologías generales. Es decir, son los mismos problemas que “hemos tenido desde que inicio la pandemia”.
 
Por su parte, Sacoto y Pauker han estimado que aún no llega el gran pico de contagios en el Ecuador, posiblemente en la segunda quincena de enero, hacia adelante se verá un aumento importante de personas que requieran atención en las unidades de salud.
 
Ante esa circunstancia, Pauker ve como opción el abrir unidades de atención solo a críticos respiratorios con la COVID-19, de tal forma que las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) resuelvan las necesidades de otros pacientes como los de cáncer y demás enfermedades graves.
 
Y si bien aún no se ha sentido el efecto de la acelerada transmisión, estos especialistas esperan un importante aumento de casos, muchos no ameritarán ir hospital, pero Sacoto resalta la necesidad de tener un sistema primario fortalecido para atenderlos, pues sin ello todo volverá a concentrarse en los hospitales de especialidad.
 
“En la práctica, el nivel primario de atención dista mucho de tener la capacidad resolutiva que dice que tendrá”, ha advertido el presidente de la SESP, pues quienes atienden el sector primario generalmente son los médicos rurales, a quienes aún falta de capacitar.
 
Problemas estructurales
 
“Son casi 20 años desde que se crearon las unidades primarias de salud, que deberían estar dotadas de equipos estables de talento humano” y además de aparatos médicos básico en completa funcionalidad, lo cual no se cumple en muchos casos. “Los centros de salud tipo A son prácticamente los mismos. Si no hay buenos servicios la gente demandará  directamente a los hospitales”, ha reiterado Sacoto.
 
El médico salubrista ha recordado que todas esas unidades desde este enero tendrán ya un nuevo grupo de profesionales rurales que llegan a brindar sus servicios. Ellos también deben dedicarse a llenar matrices y demás tareas burocráticas, con lo cual, insiste el presidente de la SESP, el nivel primario no tendrá la capacidad resolutiva para la gran cantidad de contagios.
 
Siendo así, los médicos que han sido despedidos “y que pensaron que no serían necesarios otra vez, nuevamente tendrán que ser recontratados”, ha considerado Pauker.
 
En definitiva, según Sacoto, es un problema estructural. “Si no se ataca la pandemia en donde se origina, los hospitales se verán nuevamente abarrotados de pacientes”. Mientras que Pauker añade que es hora de analizar y enfrentar al virus desde un enfoque biológico y social porque “esto es una sindemia”.
 
Finalmente, ha recalcado que “seguimos viendo a la salud mental solo desde el diagnóstico, se le pone un rótulo de depresión, ansiedad, síndrome postraumático y se piensa que se soluciona con pastillas y no es así”.
 
La especialista ha advertido que existe un porcentaje importante de profesionales que están siendo medicados (para afrontar esas enfermedades mentales). “Habría que plantearse cuántos de ellos están en condiciones para enfrentar una nueva ola”, ha añadido.
 
Por eso, Pauker y Sacoto estiman prioritario la implementación de programas de acompañamiento a los profesionales agotados y sus familias, así como la implementación de incentivos o gratificaciones.




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