Edición Médica

Amelia Briones, coordinadora de calidad y seguridad del paciente de la Secretaría de Salud de Quito.

Cristina Coello. Quito
En un esfuerzo conjunto con diversas instituciones, la ciudad de Quito a través de las Secretarías de Salud, Ambiente y la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (EMGIRS) buscan implementar una estrategia integral para socializar a la ciudadanía el manejo responsable de medicamentos caducados y no consumidos.
 
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, Amelia Briones, coordinadora de calidad y seguridad del paciente de la Secretaría de Salud del Municipio de Quito, ha confirmado que se firmará un convenio para ejecutar formalmente esta primera colaboración multisectorial.
 
Briones ha expresado la intención de trazar una hoja de ruta clara para la ejecución de este proyecto, el cual comenzará en febrero de 2025 y contará con la participación de entidades como el Colegio de Químicos y Bioquímicos Farmacéuticos de Pichincha, la Asociación por la Salud Ecuatoriana y Seguridad del Paciente (ASEMS) y la Universidad Central (UCE).
 
La funcionaria ha mencionado que muchos medicamentos son desechados de manera inadecuada en el basurero común, lo que plantea serios riesgos para la salud pública y el medio ambiente.
 
Por ello era necesario promover “la eco-farmacovigilancia” tomando en cuenta el estudio realizado por la UCE y, los datos de recolección de desechos peligrosos de la EMGIRS. “Lo que buscamos con este proyecto de cooperación es incrementar la recolección segura de los medicamentos caducados”.
 
“Este proyecto tiene el respaldo absoluto de las máximas autoridades de las Secretarías de Salud y de Ambiente. Hemos mantenido reuniones técnicas para trazar una hoja de ruta, la cual entendemos será aprobada en las próximas semanas. La implementación o ejecución de la primera fase, se prevé para febrero del año 2025”, ha declarado.
 
En ese sentido, la Secretaría de Salud del Municipio ha planteado 4 fases para ejecutar esta alianza multisectorial y promover la adecuada gestión de desechos farmacológicos.
 
Las 4 fases del proyecto
 
Según ha detallado Briones, la primera fase es la de sensibilización, la cual se centra en educar y sensibilizar a profesionales de la salud, estudiantes universitarios y a la comunidad sobre la correcta gestión de los medicamentos.
 
Se busca informar sobre los riesgos asociados al desecho inadecuado de estos productos y la importancia de su eliminación segura. La estrategia incluye campañas educativas y actividades que promuevan la conciencia sobre cómo manejar los medicamentos del botiquín familiar y los sobrantes.
 
En la fase dos está la educación. Briones ha explicado que, complementando la primera fase, esta etapa se enfocará en brindar una formación más profunda se desarrollarán programas específicos sobre las prácticas adecuadas de desecho, las normativas existentes y los impactos ambientales con el objetivo final de promover una cultura del manejo adecuado de estos desechos peligrosos.
 
En la fase 3, de manejo responsable ya estará liderado por la Secretaría de Ambiente y EMGIRS e involucra el cumplimiento de protocolos y procesos para la recolección, almacenamiento y disposición final de los medicamentos no consumidos y caducados.
 
Y la fase 4 que es ya la Eliminación de Desechos. La última fase se centra en la eliminación efectiva (incineración) de los desechos generados. Esta etapa incluye la coordinación con las entidades responsables para asegurar que la eliminación de los medicamentos se realice de acuerdo con las regulaciones ambientales y de salud pública.
 
Briones ha recalcado que “a menudo, los ciudadanos no se dan cuenta de que la separación incorrecta de la presentación de los medicamentos dificulta su identificación”, lo que podría contribuir a la resistencia antimicrobiana y se genera riesgos de consumo de medicamentos mal identificados, además de los otros problemas de contaminación.
 
Briones ha enfatizado en la necesidad de educar a la población para que los medicamentos caducados sean entregados en puntos de recolección, en lugar de ser desechados de manera irresponsable. Este nuevo enfoque busca no solo mejorar la gestión de desechos farmacéuticos en Quito, sino también fomentar una cultura de responsabilidad y cuidado ambiental entre los ciudadanos.

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