MODELO DE ATENCIÓN
Salud mental comunitaria, un desafío para los médicos
La organización de servicios es importante para intervenir en problemas mentales
Benedetto Saraceno, ex director de Salud Mental de la OMS y Dévora Kestel, jefe de la Unidad de Salud Mental de la OPS.
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Jonathan Veletanga. Quito
La
Organización Panamericana de Salud (OPS), a partir de literatura científica, sugiere que “los resultados de las intervenciones de
salud mental dependen más de la organización de servicios que del tratamiento en sí, es decir, cómo el sistema de salud se organiza para brindar atención integral e integrada a pacientes con trastornos de salud mental”.
Dévora Kestel, jefe de la Unidad de Salud Mental y Substancias de la OPS con sede en Washington, ha indicado a REDACCIÓN MÉDICA que hace aproximadamente 30 años la región de las Américas inició un
proceso de cambio en el modelo de atención de salud mental, en el cual algunos países avanzaron y otros quedaron rezagados.
Sin embargo, en los últimos años en varios países, incluido Ecuador, existe un nuevo esfuerzo para cambiar la situación e
impulsar un modelo de atención en salud mental que hace hincapié en la comunidad, en donde los servicios para salud mental, enfermedades neurológicas y uso de substancias son más accesibles e integrales para la población.
“Se debe
cambiar el paradigma de atención. Antes se pensaba que una sola institución (hospital psiquiátrico) debía hacerse cargo de los pacientes con problemas de salud mental. Ahora se ha comprobado que un modelo, en donde la atención está en la comunidad y hay una red coordina y articulada entre los distintos niveles de atención brinda una mejor respuesta a los pacientes con trastornos de salud mental severos”, sostuvo la funcionaria de OPS.
En este contexto,
Benedetto Saraceno, ex director del Departamento de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha señalado que la salud mental comunitaria es un reto antiguo pero para algunos países es todavía nuevo por diferentes razones.
Resistencia
Según ha explicado, por ejemplo aún hay resistencia por parte de los profesionales de salud mental, principalmente, en
abandonar la institución psiquiátrica e implementar este tipo de atención, en el cual la comunidad es el lugar central donde se ofertan los servicios de salud mental.
“La
resistencia de los médicos se da principalmente porque al médico todavía le cuesta pensar que es posible hacer Medicina de calidad y sofisticada en la comunidad, cuando es el contrario. La salud metal comunitaria constituye un modelo bastante sofisticado ya que es mucho más completo y aborda todos los determinantes sociales relacionados a esta problemática”, sostuvo Saraceno, quien actualmente es secretario general del Lisbon Institute of Global Mental Health.
También añadió que la segunda razón de esta resistencia, es que el modelo biomédico (hospital psiquiátrico) es “muy seguro y tranquilizante para los médicos” y
salir a la comunidad supone otros retos para los profesionales, es decir, nuevos conocimientos, estrategias, además de alianzas con el sector de atención primaria, bienestar social y no gubernamental con el fin de atacar no solo las enfermedades de salud mental sino también las causas sociales. “El atención de salud mental comunitaria es más integral y completo”, agregó.
A pesar de esta situación desafiante hay países que han iniciado este modelo consolidad una mayor cobertura y acceso de servicios para salud mental. En este contexto,
Ecuador ha retomado con fuerza el proceso de atención hacia la comunidad y que está alineado con los objetivos de la OPS, explicó Kestel.
Desafíos para América Latina y el Caribe
En este contexto, Kestel ha indicado que los
desafíos para implementar el modelo de salud mental comunitaria no son pocos a nivel regional. “La situación en América Latina y el Caribe todavía es un poco negativa. El presupuesto que dedica a salud mental es bajo, en media alrededor del 2 por ciento y la mayor parte de este aún va a los hospitales, hay pocos servicios en la comunidad, hay procesos incipientes, es decir, hay una brecha del tratamiento en donde cerca del 70 y 80 por ciento de personas con trastornos severos no reciben atención”.
Por su parte, Saraceno añadió que a más de incrementar la inversión en salud mental, se debe
romper con ese modelo exclusivamente biomédico y sobre todo con el mito de que la salud mental está asociada a la peligrosidad del pacientes, “nuestras sociedades son peligrosas no porque hay locos sino por otras cosas”, dijo.
“Las autoridades sanitarias deben empujar a que
los médicos adopten de a poco este modelo de atención de salud mental comunitaria que es más integral y completo con el cual se puede interactuar con todos los determinares sociales de este problema”, concluyó Saraceno.