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SEGUNDA ENTREGA DE LA SERIE
Siguen las discrepancias por la hidroxicloroquina ¿Posible uso político?
Consideran que hay intereses de por medio
Lunes, 01 de junio de 2020, a las 14:46

Daniel Rodríguez y María Belén Mena.


Cristina Coello. Quito
Sin evidencia concluyente, el uso de la cloroquina (CQ) e hidroxicloroquina (HCQ) en el tratamiento de la CoVID19 ha sido un asunto de mucha discrepancia en el país, e incluso desconfianzas por su uso con fines políticos.
 
EDICIÓN MÉDICA ha conversado con Daniel Rodríguez, especialista en Administración de Salud, y María Belén Mena, docente e investigadora de Farmacología de la Universidad Central (UCE), quienes han coincidido en señalar que, ante la duda sobre el uso de la CQ e HCQ, es necesario tomar precauciones y ser cautos ante el caos que ha generado la promoción de esos fármacos.
 
Mena ha enfatizado que, bajo el principio precautelatorio, el Ministerio de Salud Pública (MSP) ha hecho bien en desaconsejar el uso de HCQ y CQ en pacientes con la CoVID19, según un primer comunicado oficial que fue aclarado después.
 
“Es justo y necesario” suspender el uso más aun cuando no existe suficiente evidencia de su eficacia y seguridad. Además, porque el sistema de salud está colapsado, hay una gran debilidad en el seguimiento a pacientes, así como flaquezas en la autoridad regulatoria, ha comentado Mena.
 
Por su parte, Rodríguez ha señalado que “la realidad es que nunca hemos tenido una demostración de que la HCQ sirva, y sigue sin existir. El hecho de que un estudio publicado en la revista The Lancet tenga sus dudas en cuanto a la validez de la metodología, ejecución y resultados, no cambia esa realidad”.
 
Tanto Mena como Rodríguez han recordado que la pirámide de evidencia tiene varios grados de comprobación sobre los cuales se define la validez de la evidencia científica, y la opinión de un experto o de una sociedad científica “es el nivel más bajo”, han dicho.
 
“Es decir, no se puede contrastar una de esas opiniones con un metaanálisis que comprueba si un fármaco es o no efectivo. No es comparable si quiera. Por lo tanto, si las evidencias me dicen que no existe un tratamiento para el SARS-Cov2, ni que sea segura la hidroxicloroquina, entonces hasta ahora no existe una opción terapéutica”, ha insistido Rodríguez.
 
Para Mena aún falta una revisión sistemática de la evidencia científica y por ello es preferible continuar con el manejo sintomático de los pacientes y evitar posibles daños irreversibles en el sistema cardiovascular.
 
“Sabemos muy poco” de este nuevo virus y por ello se siguen realizando ensayos clínicos en muchos países, pero el Ecuador no tiene la capacidad de realizarlos ni de llevar un estricto control de ellos, por lo que lo más prudente, según Mena, “es esperar un poco” los resultados de la investigación en países que tienen mejor control de eso.
 
Por otro lado, la evaluación de tecnologías sanitarias, incluido el uso de medicamentos, es un proceso complejo y ampliamente participativo, ha recordado Rodríguez, bajo lo cual “se deben tomar las opiniones y puntos de vista de muchos interesados”.
 
Los dos expertos también han puntualizado que un médico puede decidir usar la HCQ en un contexto “compasivo”, en el marco de una investigación científica clínica y siempre bajo vigilancia hospitalaria controlada.
 
Incluso la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) ha recomendado no usarla fuera de un contexto hospitalario y controlado, en el cual se conocen los riesgos y se tendrá seguridad sobre el tratamiento, ha insistido Rodríguez.
 
Los intereses políticos
 
Algunos países como Francia, Italia y Colombia han decidido suspender el uso compasivo de CQ e HCQ, mientras otros como España, adelantaron que no hay pruebas suficientemente sólidas sobre el riesgo asociado a estos fármacos y recomendó seguir los ensayos clínicos con esas drogas.
 
No obstante, políticos como Donald Trump (presidente de Estados Unidos) o Nayib Bukele (presidente de El Salvador) promocionan la HCQ como medida preventiva y hasta como tratamiento. En el Ecuador también varios fideicomisos y líderes políticos han comprado y entregado ese medicamento.
 
Así pues, los dos expertos no descartan intereses políticos-económicos sobre el uso de ese medicamento, o incluso, advierten de la posibilidad de utilizar el remdesivir, un fármaco mucho más costoso y que tampoco tiene evidencia científica.
 
Si le preguntan a uno de los asesores de los políticos que han donado la HCQ “seguramente van a decir que funciona, al igual que Trump, pero eso no quiere decir que funciona, no es una evidencia científica y más bien debemos apelar a un nivel más alto de evidencia”, ha reiterado Rodríguez.
 
Así pues, y ante la duda, los dos especialistas han exhortado a tomar precauciones y ser cautos en las recomendaciones.




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