DÍA INTERNACIONAL
'Un año extremadamente agotador', los testimonios de mujeres trabajadoras de la salud
: Consideran que ha sido un año de supervivencia
Mayra Pérez, Karina Coronel y María Fernanda Orozco, médicas del IESS Quito Sur.
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Redacción. Quito
Las exigencias laborales para muchos
profesionales de la salud en el país y en todo el mundo, han sobrepasado sus límites ante la gran cantidad de pacientes infectados con la COVID-19 que deben atender.
La actual crisis sanitaria les ha representado a estos trabajadores un conflicto adicional pues, sus funciones y la familia no son esferas independientes de su vida.
En ese sentido y a propósito del Día Internacional de la Mujer, ha sido oportuno recordar que para muchas mujeres lograr un balance al combinar sus roles familiares y laborales ya era un gran reto previo a la llegada de la pandemia, y “este último año, ha sido bastante agotador” ha considerado la neumóloga,
Karina Coronel, del hospital de la seguridad social
IESS Quito Sur.
“
Trabajamos en lo que amamos, pero a un ritmo vertiginosamente peligroso, al punto que al menos la mitad del personal de salud al momento requiere algún tipo de asistencia psiquiátrica, medicación para la ansiedad, depresión y trastornos de sueño principalmente”, ha revelado Coronel en una entrevista televisiva.
La
carga de estrés para el personal ha sido muy elevada, ha dicho Coronel, y con ella ha coincidido
María Fernanda Orozco, médico de Emergencia del IESS Quito Sur, quien ha reconocido que en un principio vieron un poco lejana la afectación, pero al llegar el primer pacientes con la COVID-19 al país, todo cambió vertiginosamente.
Con el avance de los contagios y la gran mortalidad en los hospitales, mucho del personal sanitario también se vio obligado a separarse totalmente de sus familias, así lo relata a EDICIÓN MÉDICA,
Mayra Pérez, médico de triaje COVID en la misma unidad de salud.
“
No los he visto un año, es difícil, pero a través de video llamadas me he mantenido en contacto con la familia en Loja”, señala Pérez, quien además asegura que el ver saludable a su familia ha sido “el pilar para mantenerme en esta lucha y seguir
ayudando a los pacientes”, que siguen llegando al hospital con cada vez mayor gravedad.
“Ha sido un año de retos,
de supervivencia. Hemos estado cara a cara con un enemigo invisible. Al inicio tuvimos miedo, pero poco a poco fuimos asimilando la situación. Han sido muchos meses de lucha constante, de sacrifico, de trabajo,
de horas sin descanso, pero siempre mantenemos el sentido altruista de salvar vida”, ha comentado Pérez.
“Tengo compañeras que, a pesar del estrés del trabajo, de la cantidad de pacientes que tenemos,
se dan un tiempo para llamar a sus hijos y otras que a pesar de tener hijos pequeños se dedicaron a salvar vidas”, ha añadido
Orozco.
A pesar de las difíciles condiciones que afrontan, estas profesionales han coincidido en que lo más gratificante este último año ha sido
ayudar a los pacientes sobre todo cuando sobreviven a los cuidados más invasivos.
La neumóloga ha admitido que
recibir la vacuna ha brindado “un poco de tranquilidad” y espera que también sea accesible al resto de la población para que la infección sea menos grave y frecuente, ya que esta pandemia les ha dejado recuerdos impactantes.
También recalcan que otro tipo de pacientes con
otras enfermedades graves también requieren atención en los hospitales y es urgente controlar la pandemia para cuidar de ellos.