PROYECTO SEMBRANDO VIDA
Un nuevo espacio terapéutico congrega a pacientes con intenciones suicidas y trasplantados ¿Con qué intención?
La institución trata de engranar el trabajo por una mejor calidad de vida pacientes
Paola Escobar, especialista del Instituto de Neurociencias.
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Cristina Coello. Quito
Con el objetivo de ayudar a los
pacientes con intenciones suicidas y sus familias “para encontrar soluciones” se ha creado un nuevo
espacio terapéutico en el Instituto de Neurociencias de la junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG).
Paola Escobar, especialista en Psiquiatría y Salud Mental del Instituto ha explicado en entrevista con EDICIÓN MÉDICA que se busca conectar a las personas “que luchan por una oportunidad de alargar la vida a través de un
trasplante y a las que por diversos motivos ya no tienen las mismas ganas de vivir”.
Según Escobar es la primera vez que se realiza este
relacionamiento de pacientes en el cual se comparte experiencias de vida y quienes tienen intenciones suicidas se motivan al conocer otras historias y realidades “en la búsqueda de una nueva esperanza. Estamos sembrando vida”, ha dicho.
La propuesta también ha recordado el
Día Mundial de los Pacientes Trasplantados (6 de junio) y se impulsa la
cultura de donación de órganos para dar una nueva oportunidad de vida a muchas otras personas ya que la JBG “trabaja por una mejor calidad de vida y por sembrar vida” ha destacado la especialista.
Así mismo ha estimado que los profesionales de la salud deben “buscar nuevas formas de integración. Es necesario llegar un
diagnóstico certero, pero también hay que indagar en factores psicosociales que también son parte de un diagnóstico”, ha comentado, ya que el estado de la salud mental “también daña la situación general de salud del paciente”, añade.
En ese sentido, la especialista ha sido enfática en señalar que “el cuidado de la salud mental es necesario en todos los ámbitos”, existen muchos pacientes con la necesidad de un soporte psicoterapéutico y es el caso de quienes requieren un trasplante o que padecen de una
enfermedad crónica o incurable como el cáncer.
“Lastimosamente muchos de ellos pueden entrar en estados depresivos y requieren el soporte para mejorar la salud en su totalidad. Es necesario
promover la salud mental sin ningún tabú o reserva”, ha mencionado.
Pero con este proyecto, la especialista ha añadido que se muestra la importancia del
trabajo en equipo y multidisciplinar en la búsqueda del bienestar de un paciente ya que los resultados son efectivos, principalmente en la disminución en la
estancia hospitalaria.
“El tiempo de hospitalización (en el Instituto de Neurociencias en pacientes con tendencias suicidas) es menor y así insertamos más rápidamente al individuo a su medio y a enfrentar lo que sucede”, pues antes de este tipo de proyectos el
internamiento en salud mental sobrepasaba las 6 semanas y hasta meses, ha informado Escobar.
Por ello ha recalcado que estas
intervenciones psicoterapéuticas ayudan a darle a quien tiene una conducta suicida una nueva oportunidad de seguir viviendo y “potenciar esa lucha por la vida”.
No obstante, ha reiterado que abordar los aspectos de la salud mental en todo el ámbito sanitario “ayudan a equilibrar la
salud de manera integral en los pacientes, es decir ampliar el campo de acción. No importa la especialidad, sino abordar la salud mental mucho más ahora que hay situaciones que nos lleva a estados de ansiedad, depresión, desesperación”.
Los datos
Este tipo de actividades de han realizado en el instituto con otros grupos de pacientes, como los que consumen
sustancias adictivas.
Al Instituto de Neurociencias ingresan al mes
20 pacientes por conductas suicidas.
La mayoría de los pacientes con conducta suicida son
adolescentes desde 13 años y
adultos mayores.