DIAGNÓSTICO PREVENTIVO
Ya está listo el protocolo de bioseguridad CoVID19 para continuar con la prevención del cáncer de cuello uterino en el Ecuador
Un documento basado en evidencia permitirá a los profesionales de la salud volver a tomar las muestras cervicovaginales de manera segura
Edgar Rivera, presidente de la SEPTGIC NP.
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Cristina Coello. Quito
El cáncer de cuello uterino es una de las principales causas de muerte por cáncer en el mundo, a pesar de ser una enfermedad en gran parte prevenible. En el Ecuador, según los datos del Registro Nacional de Tumores (RNT), su incidencia no ha sufrido
mayores variaciones la última década.
A eso se suman los datos de mortalidad, también muy preocupantes porque la tasa supera la media global ubicada en 6,9 y la sudamericana en 7,1; pero
en Ecuador está en 9,3 por cada 100.000 habitantessegún el último reporte del RNT.
Edgar Rivera, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Patología del Tracto Genital Inferior y Colposcopía Núcleo Pichincha (SEPTGIC NP), ha señalado en EDICIÓN MÉDICA, que los datos de GLOBOCAN (Global Cancer Observatory) estiman que en el país el cáncer de cuello uterino es el
segundo de mayor incidencia en mujeres después del de seno (ó mama).
De allí que Rivera ha considerado importante impulsar las
medidas de prevención primarias a través de las vacunas para el Virus del Papiloma Humano (VPH) agente causal de esta patología y secundarias (mediante el tamizaje). Este último “está encaminado a detectar las lesiones precursoras del cáncer mediante la citología (Papanicolaou) o a su vez con pruebas moleculares de ARN y ADN mucho más sensibles que permiten detectar los virus del papiloma humano (VPH) de alto riesgo (incluidos los genotipos 16 y 18) causantes del cáncer de cuello uterino”.
No obstante, Rivera ha reconocido que la prevención “todavía tiene que implementarse de mejor manera para llegar a disminuir las cifras”. Sin embargo, con la pandemia estas acciones representan un
mayor reto para los profesionales de la salud.
La atención médica presencial ha sido muy limitada los últimos meses y la telemedicina no es capaz de solucionar la inmensa mayoría de patologías de la mujer y por ello
se requiere de un protocolo basado en evidencia, ha sostenido Rivera.
“
La pandemia vino para quedarse y no podemos mantenernos sin hacer prevención, ni descuidar la salud” y en ese sentido el tamizaje debe seguir, pero bajo “estrictos lineamientos para evitar contagios” del nuevo coronavirus, tanto en el personal médico como de pacientes, ha aclarado el presidente de la SEPTGIC NP.
En ese sentido, miembros de la sociedad han elaborado un protocolo basado en evidencia de bioseguridad y medidas preventivas CoVID19
para la toma de muestras cervicovaginales. “Esto implica la implementación de estrategias encaminadas a prevenir el contagio de CoVID19 y continuar con la prevención del cáncer de cuello uterino”.
El documento ha sido sometido a una validación interna por la comisión científica de la SEPTGIC-NP y a otra externa por parte de la Asociación de Profesionales de Seguridad y Salud en el Trabajo del Ecuador (APSSTEC). De igual manera el protocolo se encuentra en revisión por el
departamento de Normatización del MSP para su oficialización.
Las estrategias
En este nuevo documento se ha detallado entre otras cosas, el nivel de riesgo de exposición al virus SARS-CoV2 en el proceso de toma de muestra cervicovaginal; las medidas para reducir la probabilidad de exposición al virus; los equipos adecuados de protección personal para sanitarios y pacientes; las técnicas de desinfección adecuadas; y el
flujo de una muestra para reducir el riesgo de exposición al nuevo coronavirus.
“Es todo un ciclo” que se requiere para cumplir varios objetivos específicos, ha sostenido Rivera, para quien es importante “identificar las fases de la toma de muestra” y evaluar el nivel de riesgo de exposición para reducirlo.
Pero también es necesario “
socializar el protocolo de bioseguridad al personal de salud para que pueda ser implementado en las diferentes unidades de salud”, tanto públicas como privadas del país y que de esta manera las consultas de Ginecología puedan ser aperturadas paulatinamente, considerando los lineamientos descritos en el documento mencionado. Evidentemente con la pandemia se ha limitado la cantidad de pacientes que se atenderá, con el propósito de cumplir las medidas de bioseguridad.
Bajo riesgo
Las
secreciones vaginales representan un bajo “o mínimo” riesgo. Pero el entorno en el cual labora el profesional de la salud es el que puede presentar peligros.
Y en ese sentido ha destacado algunas acciones como la toma de temperatura, el lavado de manos,
la dotación de indumentaria a la paciente y personal, el vestidor de la paciente, la toma de muestra como tal, la gestión de residuos y la desinfección del sitio, entre otras cosas.
Rivera ha mencionado que el protocolo detalla
una completa pero sencilla encuesta que deberá ser aplicada a la paciente, previo a la toma de muestra, como una de las medidas más importantes en la reducción de riesgo de contagio de la CoVID19. “No dejemos que la pandemia sea una distracción para dejar de hacer prevención de enfermedades con alta morbi-mortalidad como lo es el cáncer de cuello uterino, tomemos las medidas de bioseguridad oportunas y realicemos las pruebas que salvan vidas a nuestras pacientes”.