Edición Médica

Marcelo Aguilar, catedrático de la UCE.

Jonathan Veletanga. Quito
Tras la salida del exministro de salud Franklin Encalada es justo y necesario realizar un análisis de cómo quedó la salud pública en el país y cuáles deberían ser las prioridades de intervención de las nuevas autoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP) para lo que queda del periodo del Gobierno de Daniel Noboa.
 
EDICIÓN MÉDICA ha conversado con Marcelo Aguilar, epidemiólogo, catedrático de la Universidad Central del Ecuador (UCE), quien ha considerado que en estos meses de gestión “la postura del Gobierno Nacional frente a la Salud y las áreas sociales ha sido negligente”.
 
Si bien la prioridad son los temas de seguridad y violencia, también se debe entender que la salud es parte de la protección de la vida, sin embargo, “esto ha sido postergado en términos financieros, técnicos y políticos”, ha lamentado.
 
A su criterio, el ministro de Salud saliente demostró falta de experiencia en la administración de salud pública, muestra de ello fue la conformación de sus equipos técnicos (donde no primó la parte técnica); la falta de continuidad a planes de acción ya encaminados como el de contingencia al Fenómeno de El Niño, prevención y control del dengue, etc.; la falta de pago a los proveedores y prestadores externos; la falta de procesos de compra de medicamentos e insumos médicos (como resultado hay desabastecimiento), entre otros.
 
“La gestión del ministro fue muy pobre. No hubo un liderazgo significativo para movilizar en favor de estos distintos aspectos ni tampoco de la gestión financiera”, ha calificado.
 
Ecuador registra más de 40.000 casos de dengue a nivel nacional y “el MSP no ha hecho absolutamente nada para detenerlo, hubo muy poca acción o nada, no hubo fumigación, no hubo ninguna movilización social, no hubo fortalecimiento de los servicios de salud… Tampoco la transparencia ha sido apreciable (en cuanto a las cifras reales de casos y fallecidos)”.  Es decir, se rompió con todo lo que estuvo en curso para hacer frente a la emergencia sanitaria que se preveía después del Fenómeno de El Niño.
 
Por estos y otros motivos, Aguilar ha considerado que este periodo de gestión fue “un tiempo perdido, de debilitamiento del MSP, de falta de posicionamiento y de falta de gestión política”.
 
Entonces, ¿qué aspectos se tienen que priorizar en los próximos meses?
 
Muchas personas que viven en pobreza se complican o mueren debido a la falta de medicamentos o insumos médicos en el país, por ello el no hacer nada para que mejore el sistema de salud público es una forma de condenarlos.
 
“La negligencia es otra forma de agresión y de causalidad de enfermedad y muerte. Entonces, hay que ver más allá”, ha destacado.  
 
Por esta razón, ha considerado que el nuevo ministro de Salud, Manuel Naranjo, debería priorizar varios temas críticos que causan mayor impacto y mortalidad, y articular un trabajo nacional.
 
Por ejemplo, sería importante que el MSP asuma el liderazgo técnico del Proyecto “Ecuador Libre de Desnutrición Infantil”, ya que hay criticas importantes al desempeño y los resultados. Podría convocar a la academia y a expertos para hacer una conducción más racional.
 
También se deberían realizar intervenciones en relación a diferentes enfermedades crónicas que se están agravando debido a la crisis socio ambiental y económica generada por la pandemia de la COVID-19, como la hipertensión arterial (principal causa de mortalidad), la diabetes (tercera causa de mortalidad general), los cánceres, las violencias, la salud mental postpandemia, el dengue, las infecciones respiratorias y neumonía.
 
Para estos temas se deberían focalizar las zonas de mayor vulnerabilidad social, “la pobreza es buen criterio para la focalización”, con base a ello se tiene que garantizar la disponibilidad de medicamentos para prevención secundaria de complicaciones y secuelas, elaborar planes de promoción de salud con participación de radios comunitarias, fortalecer la detección precoz y reclutamiento para el control y tratamiento.
 
En el tema de violencias ha precisado que se tiene que considerar tres ámbitos fundamentales: la violencia de género, ya que 1 de cada 10 mujeres ha sufrido abuso sexual cuando era niña o adolescente, y 6 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia en su vida, sea esta psicológica, física, sexual o patrimonial; los asesinatos; y los accidentes de tránsito, que son la sexta causa de muerte en el país.
 
Para el dengue, ha destacado la necesidad de rediseñar las estrategias de control que han sido debilitadas por los cambios de la estructura del MSP desde 2012. Inclusive ha sugerido considerar la incorporación de la vacuna de Takeda dentro de la estrategia de control.
 
Para las infecciones respiratorias y la neumonía, que son la sexta causa de muerte en el Ecuador, ha señalado que se debería fortalecer las estrategias de inmunización, ampliando la vacunación de influenza y neumonía neumocócica, y proyectando la vacunación contra la COVID-19 a 6´500.000 de personas de los grupos prioritarios, ya que siguen ocurriendo casos, hospitalizaciones y complicaciones.  
 
“Con este perfil, es indispensable que el Ecuador declare una emergencia sanitaria”. Esto ayudaría a comprar medicamentos e insumos de manera más ágil, además de intervenir de forma focalizada y responder adecuadamente en estos temas urgentes, ha reflexionado Aguilar, quien espera que el nuevo funcionario se apoye en la academia, sociedades científicas y gremios.
 
“La crisis sanitaria del país es una oportunidad para redirigir la política en salud, para hacer una convocatoria amplia, para gestionar una alianza público-privada, para movilizar a la sociedad en favor de la salud. Es posible hacerlo, pero se necesita liderazgo”, ha concluido.
 

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