Edición Médica

Katherine Simbaña Rivera, médica investigadora.

Jonathan Veletanga. Quito
Un nuevo artículo científico publicado en BMC Public Health ha analizado la evolución de las tasas de mortalidad por cáncer de próstata en Ecuador en las últimas décadas, encontrando que existen disparidades significativas entre las diferentes regiones del país, lo cual es un gran llamado de atención para implementar intervenciones dirigidas a reducir la carga de esta patología.
 
El cáncer de próstata es uno de los cánceres más prevalentes y una de las principales causas de mortalidad en hombres. A pesar de esto, lamentablemente se diagnostica en fases tardías, lo cual hace que más de 1.000 pacientes fallezcan cada año en Ecuador, según la publicación.
 
EDICIÓN MÉDICA ha conversado con la médica investigadora Katherine Simbaña Rivera, autora principal del estudio, para conocer los principales hallazgos y sus posibles implicaciones en la generación de políticas de salud públicas.
 
“Este es el primer estudio que se hace exponiendo la tendencia del cáncer de próstata en Ecuador. Si bien SOLCA lleva registros, lamentablemente son registros que se hacen año a año. Entonces, no se ha realizado un análisis de tendencia a lo largo de los años”, ha dicho la galena ecuatoriana, quien está cursando un Doctorado en Investigación Clínica en Ciencias de la Salud en España.
 
“Se sabe que el acceso a la salud es diferente” en las diversas zonas del país y que los servicios más especializados para tratamiento oncológico se concentran en las cuidades más grandes. Por ello, se ha decido realizar un análisis exhaustivo dividido por regiones.
   
De esta manera, se ha evidenciado que, en 2004 las mayores tasas de mortalidad por cáncer de próstata se han encontrado en las provincias de Bolívar, Carchi y Pichincha, mientras que en 2019 las mayores tasas de mortalidad fueron en Carchi, Esmeraldas, Imbabura y Pastaza. En el caso de Azuay, la mortalidad ha disminuido en un 4.9 por ciento anual desde 2004 hasta 2010, pero después ha aumentado en un 2.9 por ciento anual hasta 2019.
 
Asimismo, “vemos que las zonas rurales tienen menos, lo que nos lleva a la hipótesis de que no necesariamente son menos los fallecidos en esas áreas, sino que tienen menos acceso a salud”. Es decir, que tal vez no se realizan atenciones oncológicas en estas zonas de residencia y los pacientes deben trasladarse a las grandes ciudades en busca de tratamiento efectivo, ha reflexionado Simbaña.
 
Otro hallazgo interesante es que fallecen 11 pacientes con cáncer de próstata por cada 100.000 hombres, la mayoría (cerca del 92 por ciento) son adultos mayores de 65 años.
 
Además, se ha encontrado que alrededor del 49 por ciento de los casos de cáncer de próstata son diagnosticados en etapas muy avanzadas, lo cual hace pensar que “quizás no tuvieron acceso a un diagnóstico y tratamiento oportuno”, ha agregado.
 
En el estudio también hay otro dato al que las autoridades deben ponerle mucha atención: es que en la Amazonía se han reportado las tasas de mortalidad más bajas por cáncer de próstata en los últimos años, de 5 muertes por cada 100.000 hombres.
 
Esto abre varias hipótesis, “puede ser que se esté dando un subregistro” por falta de diagnósticos, de información, de conocimiento, la no asistencia a los centros de salud tradicionales, o que existan factores genéticos, medioambientales y culturales que de cierta forma influyen en esta patología. “Sin duda hay que investigar a profundidad qué está pasando en las provincias del Oriente”, ha enfatizado Simbaña.
 
Para la investigadora, este paper debería ser tomado en cuenta por las autoridades sanitarias para analizar y optimizar las acciones de promoción y prevención que se están realizado en las provincias con mayor carga de cáncer de próstata.
   

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